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La Produccion Teatral

Jetho8 de Noviembre de 2011

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DESARROLLO

A pesar de ciertos resultados y los logros registrados en la lucha contra la pobreza en la última década, los esfuerzos dirigidos a poner fin a la marginalización económica, a las prácticas no democráticas, a los conflictos y a la sobreexplotación de los recursos naturales no logran reducir las inequidades entre ricos y pobres. En este contexto, las inequidades entre mujeres y hombres persisten y crecen, siendo la discriminación por género la forma de exclusión más común a nivel mundial.

La desigualdad en términos de relaciones de poder o de participación en la toma de decisiones es una de las causas estructurales de la inestabilidad política y social que generan la pobreza. Hoy más que nunca las inequidades de género contribuiría a instaurar mayor justicia social y un desarrollo sostenible.

Desde el inicio de los años 70, se ha reforzado el movimiento internacional de las mujeres, dando énfasis a la promoción de la equidad y al acceso de las mujeres a la salud, a la educación, a la participación política local y a los ingresos. Después de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 en Beijing, agencias internacionales, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales han desarrollado estrategias para incrementar la concientización y la capacitación en género entre los actores, y han movilizado recursos para institucionalizar la lucha contra las inequidades de género. Estas estrategias son monitoreadas tanto a nivel nacional como internacional.

¿Por qué se fomenta la equidad de género?

La equidad de género es un derecho humano. Las inequidades estructurales y las relaciones desiguales de poder hacen que las mujeres y los hombres no gocen de los mismos derechos socioeconómicos y políticos. La promoción de derechos iguales para mujeres y hombres no pretende imponer un modelo universal de relaciones de género, común a todas las sociedades y culturas. Su objetivo es simplemente permitir tanto a las mujeres como a los hombres definir la equidad de género a la que aspiran en sus contextos particulares.

La equidad de género a través del empoderamiento de mujeres y hombres es una clave para la buena gobernabilidad. Para que las mujeres y hombres tengan los mismos derechos, deben estar en capacidad de participar en los procesos de toma de decisiones. Apoyar la participación de las mujeres y de los hombres en las estructuras decisionales para que definan sus prioridades y estrategias de desarrollo contribuye a reducir las inequidades subyacentes de un sistema.

Reconocer la contribución respectiva de las mujeres y de los hombres a la sociedad como individuos, como actores económicos y como ciudadanas y ciudadanos es un elemento clave para el desarrollo sostenible. En general, las mujeres tienen un acceso limitado a los recursos económicos y a los procesos de decisión. Al mismo tiempo, los hombres no comparten equitativamente con las mujeres las tareas asociadas con el mantenimiento del hogar y la reproducción social. Mientras se valora equitativamente la contribución de mujeres y hombres en cada esfera, la exclusión de mujeres y hombres de algunas de estas esferas contribuye a agravar las inequidades y la explotación, perjudicando la sostenibilidad del desarrollo. Es, pues, de suma importancia desarrollar intervenciones que provean oportunidades a mujeres y hombres para revisar constructivamente la repartición de los roles, facilitar el acceso a los recursos (y a su gestión) y a los procesos de decisión.

El empoderamiento de grupos desfavorecidos es una estrategia clave para la lucha contra la pobreza y el cambio social. Con frecuencia, mujeres y hombres experimentan y luchan contra la pobreza de diferentes formas. Muy a menudo, las mujeres se encuentran en primera línea tanto a nivel de la familia como de la comunidad. Una mayor integración de las mujeres no significa únicamente empoderarlas, sino también ofrecerles nuevas perspectivas, nuevos recursos y dinámicas para la lucha contra la pobreza y el empoderamiento de los más pobres.

La integración de género es parte de estrategias de empoderamiento más amplias y mejora sensiblemente la eficacia y el impacto de los proyectos de desarrollo. La incorporación de metodologías de género en las prácticas del desarrollo incrementa la relevancia, la eficacia, el impacto y la equidad de los proyectos. Centrados en la reducción de las inequidades e injusticias sociales, un análisis y una planificación sensibles a los aspectos de género incitan a las organizaciones a desarrollar una visión de cambio y a crear las condiciones, métodos y competencias para lograrlo. De esa manera, se promueven valores de calidad y equidad en su cultura organizacional.

En nuestro país son varios los ejemplos que muestran a lo largo de la historia la participación de la mujer en las distintas esferas de la vida socioeconómica y política. En entrevista realizada recientemente, el Dr. Eusebio Leal Spengler; Historiador de la Ciudad de la Habana; ofrece valiosas declaraciones en torno a este tema y en cuanto a la presencia femenina en el transcurso de estos 46 años:

¨...La presencia de la mujer cubana en la historia es intensa, durante la Toma de la Habana por los ingleses valdría la pene leer el documento que elevaron las mujeres al rey, expresando su inconformidad con la actitud de los defensores. La vemos en los intelectuales que nadie podía opacar. En 1868, coincidiendo con el grito de independencia se publicó un precioso libro sobre las cubanas, en el cual aparecen grandes intelectuales como Úrsula de Céspedes y Gertrudis Gómez de Avellaneda, quien fuera la figura esencial de la intelectualidad femenina en ese proceso. También en la lucha por la independencia, no hay un solo hombre grande que no tenga junto a él a una gran mujer. O no hay una gran mujer que no tenga a su lado a un gran hombre.

La Cuba de hoy nada tiene que ver con la de hace más de cuatro décadas. Se ha avanzado extraordinariamente, y aunque esto siempre parece insuficiente, la presencia femenina es tan intensa, que sorprende, sobre todo a los que vienen de otras latitudes. Por ejemplo, en nuestra Oficina casi todo el cuerpo de dirección es femenino. Yo veo su desarrollo en esa promoción, en el acceso a los estudios superiores, en el desarrollo intelectual.

En cuanto a obstáculos que aún impiden la plena igualdad pienso que el fundamental es la servidumbre del hogar. Cuando llegamos a casa es donde se manifiesta la diferencia. Yo trabajo mucho, ella también, sin embargo, es ella quien asume las tareas domésticas y uno nada más que, como una pequeña concesión, va y participa. Algunas labores tan ¨brillantes¨ como fregar la vajilla o limpiar el baño, generalmente no lo hacemos, entonces, ahí es donde se ve que la cuestión está en la cabeza de los individuos y que debemos superarla…¨

Un ejemplo que perdurará por muchos años en cuanto a la presencia femenina en el desarrollo socioeconómico de nuestro país; lo constituye sin lugar a dudas la Dra Rosa Elena Simeón Negrín, ministra del CITMA desde que se creó como institución en 1994 hasta el momento de su deceso el pasado 22 de octubre. Una mujer que dedicó su vida al avance científico y tecnológico de nuestro país por la importancia que siempre le atribuyó al desarrollo sostenible que todos aspiramos.

Opiniones, comentarios, testimonios, criterios y sugerencias, así como su visión de temas medulares están expuestos a continuación, como modesto reconocimiento a esta extraordinaria mujer, que apostó por la vida en todo momento y demostró que la voluntad y la responsabilidad pueden más que las adversidades del destino:

P: periodista

R.E: Rosa Elena.

P: En esa labor científica que ha desarrollado durante años, ¿ha experimentado usted algún tipo de discriminación por su condición de mujer?

R.E: La he sentido más en el exterior que en Cuba. Por ejemplo, en los Estados Unidos una científica gana por lo general 25% menos que un hombre por igual desempeño profesional. En el laboratorio francés donde trabajé había varias mujeres, pero como técnicas o trabajadoras de los servicios, científica, yo sola. Muchas personas se asombran cuando conocen que las cubanas representamos el 66% de la fuerza técnica del país.

P: ¿A qué usted atribuye entonces que esa elevada cifra aún no se corresponda con los cargos de dirección que desempeñan las mujeres?

R.E: Indiscutiblemente para que una mujer pueda acceder a un determinado cargo de dirección tiene que realizar un esfuerzo mayor que un hombre; porque es ella, independientemente del trabajo que realice, la que sigue administrando la casa. No importa que se tenga un esposo maravilloso como el que yo tuve.

P: ¿Cómo aplicaban ustedes el concepto de la igualdad?

R.E: Mi esposo era un ejemplo de persona que reconocía la verdadera igualdad de la mujer. Él tenía una altísima comprensión del trabajo que yo realizaba y viceversa. Sin embargo, nunca fregó ni limpió el piso, pero si nuestra hija se enfermaba y el trabajo que él estaba realizando en ese momento era menos importante que el mío, era él quien la llevaba al hospital y asumía la responsabilidad familiar. Pero repito, la mujer tiene que realizar un esfuerzo adicional para llegar a una posición similar a la de un hombre. Pero si a ella se le brinda apoyo, comprensión y se le logran potenciar sus capacidades, sin discusión, esa mujer se convierte en una magnífica dirigente o administradora.

P: Y en un mundo tan discriminador,

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