Pelicula De Soraya

El drama relatado en “El secreto de Soraya” (The stoning of Soraya M., 2008) se desencadena en un pueblo de Irán, recién asumido el poder por el Ayatollah Jomeini, cuya efigie vigila desde una azotea a sus súbditos. No obstante, la materia es de vigencia insoslayable, por la lapidación de una mujer hace un año en Nigeria, y porque persisten ejecuciones de esa naturaleza en unos países árabes, así la noticia no viaje ni se transmita al resto del mundo.

“El secreto de Soraya” está dedicado al periodista iraní francés Freidoune Sahebjam (1933-2008), quién escribió el libro donde se narra esta tragedia y fue el receptor de lo descrito por la tía Zhara, para que afuera de Irán se conociera la cerrazón y crímenes contra las mujeres en ese país.

La estructura del guión colinda en lo fortuito, terciando para que un periodista en camino a la frontera deba detenerse en ese pueblo. El asedio de las autoridades religiosas y políticas del pueblo y que tilden de loca a Zhara, le remolca sospechas suficientes por encima de sus dudas.

El relato será ininterrumpido: hasta el cierre se certificará que eso –que suena a historia muy lejana- sucedió “apenas ayer” y quedará elucidada la escena inicial con Zhara acopiando unos huesos al borde de un río (en lo que sabremos será el colmo de la saña).

“El secreto de Soraya” hace una consumada fiscalización a sus tradiciones y leyes segregantes, al universo machista en lugares como este pueblo iraní, a la posición dominante del hombre, a su control sobre la esposa y la obligada subyugación femenina, condensada en que en un juicio la mujer es culpable de antemano y el hombre inocente.

La adaptación de Betsy Giffen Nowrasteh y el director Cyrus Nowrasteh, da un registro de la omnipotencia que se agenciaron los Imanes tras el derrocamiento del Sha, de sus contubernios con los alcaldes, o con quien conociera sus oscuros períodos previos (unos flashbacks dan fe de cuando estaba en prisión). Y de la corrupción imperante en diversos niveles, así como las prerrogativas de un carcelero.

Ilustran la existencia encadenada de Soraya, golpeada, vilipendiada por su esposo Alí, decidido a quitársela de encima a como dé lugar.

Carean a esa sociedad donde el hombre puede llevar una vida licenciosa sin ser reprochado por sus vecinos, y decidir divorciarse cuando le apetezca o sus ojos los llenen una adolescente; entre tanto, las mujeres deben ser sumisas y aceptar condiciones impuestas so peligro de abandono o acusaciones funestas.

El espectador es testigo de la maquinación contra Soraya. Las circunstancias y el fallecimiento de una señora asisten al Imán y al esposo, cuya barba y mirada maléfica magnifican su maldad: contrasta abruptamente el automóvil super deportivo que tiene Alí, con las viviendas y el resto de los habitantes.

Soraya es enredada en la confabulación, a pesar

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