ANÁLISIS GENERAL DE LOS IMPUESTOS.
coronel88Tarea19 de Abril de 2016
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INDICE
ÍNDICE………………………………………………………………………………1
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………..….2
ANÁLISIS GENERAL DE LOS IMPUESTOS……………….…………………..3
MÉXICO EN TIEMPOS DE LA COLONIA…………….………………………...5
ALCANCE DE LOS IMPUESTOS ISR…………………………………………...7
IPUESTO AL VALOR AGREGADO …………………………………………….12
IEPS…………………………………………………………………………………24
FINALIDAD DE LOS IMPUESTOS………………………………………………26
CONCLUSIONES………………………………………………………………….27
BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………….28
INTRODUCCION
Los impuestos tienen por fin proporcionar al Estado los recursos necesarios para el ejercicio de sus atribuciones. De acuerdo con lo dispuesto por la fracción IV del artículo 31 de la Constitución Federal, el fin de los impuestos no puede ser otro que cubrir los gastos públicos.
El derecho tributario en México ha sufrido grandes cambios y significativas reformas a lo largo de su historia en México, y en este trabajo nos enfocaremos primordialmente en conocer la historia de los impuestos en México, como saber de dónde vienen los impuestos que ahora se manejan, y una vez entendido esto, analizaremos los principales impuestos en México como viene siendo el IMPUESTO SOBRE LA RENTA, EL IMPUESTO AL VALOR AGREGADO Y EL IPUESTO POR PRESTACION DE SERIVICOS,
Estos los analizaremos con lujo de detalle para conocer los alcances de estos en la sociedad mexicana y sobre todo en el bolsillo del contribuyente que al final de cuentas es el que amortiza el gasto para poder así contribuir y cumplir con una de sus obligaciones como mexicano.
Veremos que estos impuestos van encaminados a la obtención de un ingreso por diferentes tipos de actos, es decir hay algunos que toman en cuenta la prestación de servicios o hasta la enajenación de algún bien en particular, o la prestación de un servicio,
Haremos una comparativa con otras naciones acerca de cómo los impuestos son homologados mundialmente, cambiando pequeñas cuestiones de forma más que de fondo.
Análisis general de los impuestos
- ANTECEDENTES, ALCANCES Y LÍMITES.
ANTECEDENTES.
“Los antecedentes más remotos de los sistemas impositivos contemporáneos los encontramos en los censos, derechos y servidumbres que se percibían en la Edad Media y que en cierta forma han subsistido hasta nuestros días con las modificaciones y transformaciones que el progreso de la ciencia de las finanzas y las necesidades económicas de los estados han impuesto.”[1]
Impuestos en la antigüedad
La historia de los impuestos está pegada al ser humano desde que este pudo vivir en sociedad, al principio eran cobrados por los jefes de la tribu, tlatoani, o quien ejerciera el poder en la sociedad y siempre han ido encaminados a sostener el gasto público de un lugar y una sociedad determinada. En las tribus prehispánicas este gasto público incluía también los asuntos ceremoniales y tributos que se rendían a las divinidades que ellos manejaban. La defraudación era casi nula debido a la poca gente que existía en ese tiempo y lo bien organizado del fisco, es decir de los encargado de cobrar los tributos.
“Las primeras leyes tributarias aparecen en Egipto, China y Mesopotamia. Textos muy antiguos en escritura cuneiforme de hace aproximadamente cinco mil años, señalaban que “se puede amar a un príncipe, se puede amar a un rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar”. En el nuevo testamento, aparece la figura de recaudador de impuestos en la persona de mateo, siendo este puesto algo detestable y poco santo como lo manifestaban los primeros discípulos de Jesús cuando iba a comer en casa de éste.”[2]
A lo largo de la historia de la humanidad encontramos vestigios de impuestos que se cobraban, y no siempre fueron con dinero o con lo que comerciaban si no a veces fue incluso necesario el tributo de manera física, como lo vemos en la construcción de las pirámides, es decir los esclavos pagaban su tributo trabajando hasta construir la pirámide.
“Otra forma de obtener riquezas para la solventar un pueblo era a través de las guerras, ya que el vencedor imponía cierto tributo al vencido, el cual podía pagar con dinero, animales, especies o incluso humanos. Es por esto que grandes pueblos guerreros como los romanos o los aztecas pudieron vivir a lo largo de grandes periodos sin pagar por sí mismo tributos, ya que los pueblos vencidos eran los encargados de rendirles honores y pagarles tributos.”[3]
Los babilonios y asirios después de victoriosas campañas militares, levantaban monumentos indicando a los vencidos sus obligaciones económicas contraídas.
Augusto en Roma, decretó un impuesto del uno por ciento sobre los negocios globales llamado Centésima.
“Los aztecas mejoraron su técnica de tributación, utilizaron a los calpixques los cuales llevaban como signo distintivo o credencial una vara en una mano y un abanico y con la otra se dedicaban al cobro de tributos. Imponían fuertes cargas a los pueblos vencidos, situación que quedó asentada en los códices pre y post cortesianos, mismos que muestran la infinidad de objetos, productos naturales como el algodón y los metales preciosos que eran utilizados como tributos. El Código Mendocino nos dice que se pagaban tributos también con artículos procesados como las telas, además de la existencia de un registro (matrícula de tributos). Posteriormente el tributo en especie de los aztecas, fue sustituido por el cobro de impuestos en monedas por el gobierno Español.”[4]
Como se puede observar, en la antigüedad, la forma de pagar y cobrar tributos no era del todo equitativa y más bien obedecía a situaciones de capricho, mandato divino o sojuzgamiento de un pueblo por otro. También podemos ver que los mismos seres humanos eran parte de los tributos y eran destinados a sacrificios ceremoniales u obligados a realizar trabajos físicos. Algunas declaraciones de impuestos eran humillantes, ya que al presentarlas, el contribuyente tenía que arrodillarse y pedir gracia.
México en tiempos de la colonia.
Uno de los grandes problemas de la Nueva España fue que los tributos recaudados eran muy pocos para alcanzar los niveles de desarrollo deseados.
Entre España y la Nueva España hubo un gran intercambio de mercancías, lo que ahora llamamos importación-exportación. Los productos importados de España consistían en vino, aceite, lencería, vajillas, jarcias, papel, objetos de hierro, vinagre, aguardiente, jabón, entre otros. La Nueva España exportaba oro, plata, grano o cochinilla, azúcar, y cueros sin contar una gran diversidad de productos más.
Por su parte España estableció que la colonia, sólo podía exportar y negociar con la metrópoli, lo que limitó su capacidad de realizar comercio y restringió su desarrollo económico.
Cuando se fundó la villa de la Veracruz, se establecieron varios impuestos como el quinto real, con el que se beneficiaban en primer término el rey de España, al que le correspondía un quinto del botín conquistado por los españoles, otro quinto le correspondía al conquistador Cortés y el sobrante del botín se repartía entre los soldados que acompañaban al conquistador. Esto posteriormente provocó que el rey de España nombrara como tesorero real al español Alonso de Estrada y a los miembros de la hacienda pública como veedores, factores, contadores y ejecutores.
Había un impuesto denominado de almirantazgo, en honor del Almirante de Castilla y a favor del mismo, el cual era implantado a todos los buques, así como a las mercaderías, tanto por la entrada como por la salida, de igual manera que por la carga y descarga de éstas. Este impuesto se implantó tanto en los puertos de España como de sus colonias y alcanzó hasta un quince por ciento.
Anteriormente, en el año de 1573, se pagaba un impuesto que gravaba el paso de las mercancías de una provincia a otra, llamado alcabala y posteriormente el pago de un derecho de tránsito llamado peaje. Los nativos debían cargar su carta de tributos ya que de lo contrario tenían la obligación de pagar otra vez.
“Un gravamen que ha perdurado hasta ahora pero con otro nombre, es el impuesto de caldos, denominado en la actualidad Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). En la colonia solamente gravaba a los vinos y aguardientes. En el México actual, este impuesto grava una cantidad mucho mayor de productos.”[5]
En la colonia se cobraban con frecuencia impuestos extraordinarios, los cuales se implantaban de manera arbitraria, como era el caso del impuesto que se cobró por construir un enorme muro en el puerto de Veracruz y que se le denominó Impuesto de Muralla.
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