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COSTOS LOGISTICOS

pablo7710 de Junio de 2013

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El coste del servicio en un centro logístico

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Número: 46

La función logística es una de las primeras a las que la dirección general de las empresas exige la reducción de costes y el incremento de la eficiencia. Los tiempos en los que una simple licitación daba respuesta a las necesidades de ahorro han terminado. Ahora es imperativo conocer en detalle cómo se produce el coste logístico de los operadores y cómo se pueden conseguir resultados sin arriesgar la continuidad del servicio.

La contratación de los servicios logísticos a aquellas compañías que están especializadas en ellos se está convirtiendo en una costumbre en el mundo empresarial. No obstante, es de gran utilidad adentrarse en la trastienda de estas empresas que asumen la operativa de sus clientes para comprender y conocer sus necesidades, en función de las cuales marcan sus tarifas. Del mismo modo, habría que retroceder más atrás y preguntarse por la dinámica que rige los costes de un centro logístico.

Pero antes, se deben tener en cuenta dos puntos:

1.En ocasiones, los operadores logísticos realizan tareas para sus clientes de forma gratuita. Por ejemplo, custodian mercancías en almacenes de su propiedad y, precisamente por ser los propietarios, deciden no cobrar este servicio. Evidentemente, se trata de fijar el precio por debajo de los costes, lo que influye en el resto del sector.

2.El coste del cambio de proveedor de servicios logísticos para una compañía es enorme, no sólo por lo que supone el traslado de las mercancías de un lugar a otro, sino porque cualquier implantación nueva siempre es rica en incidentes y fallos. Aprovechándose de estas circunstancias, algunos operadores logísticos tienden a competir por ciertas cuentas muy atractivas con unas tarifas muy golosas. Atraen a un nuevo cliente con una oferta extraordinaria y una vez el contrato se ha hecho efectivo se apalancan en la dificultad que conlleva un cambio para incluso romper los pactos firmados y trabajar bajo otras tarifas y servicios.

Por este motivo, a la hora de contratar los servicios de un operador, es un error limitarse a comparar tarifas para elegir la más ajustada. Hay que racionalizar cada uno de los costes y basar la decisión en la calidad del servicio. Principalmente, se debe tener en cuenta que un buen operador es aquel que no se deja notar, que hace posible que todo vaya bien.

Una compañía logística establece la tarificación de sus servicios en función del tipo de almacenaje de mercancías, su manipulación, los procesos de gestión y administrativos, las necesidades del transporte (ligero o pesado) y otros servicios especiales y complementarios.

El almacenaje

Para un operador logístico el coste del activo inmobiliario lo conforma la tierra, las servidumbres (asfaltados y servicios auxiliares atribuibles al polígono industrial donde se encuentre la nave), el inmueble en sí mismo y el acondicionamiento interno para el servicio (oficinas, instalaciones, estanterías y demás elementos productivos inmuebles). En general, las limitaciones urbanísticas suelen venir dadas en forma de un máximo de metros cúbicos por superficie. Esto plantea un primer dilema acerca de la forma óptima de un almacén. Una estructura cúbica es más barata, pero puede no ser la ideal. Aunque sea posible minimizar la inversión en hormigón se obtiene una nave muy alta para la utilización de carretillas elevadoras, pero demasiado baja para la construcción de un sistema de almacenaje automático.

Como ejemplo comparativo de los alquileres, no siendo estas cifras reales hoy día pero sí en 2000, la oferta de suelo en las zonas más solicitadas para un inquilino (en este caso, el inquilino es el operador logístico) de un almacén básico era la siguiente:

• De 3,60 a 4,20 euros el metro cuadrado al mes en Madrid.

• De 4,50 a 5,10 euros el metro cuadrado al mes en Cataluña.

• De 2,40 a 3,60 euros el metro cuadrado al mes en Castilla-León.

• De tarifas gratuitas a 3,60 euros el metro cuadrado en las restantes provincias.

Asimismo, hay multitud de factores que pueden alterar tales precios: una ubicación excepcionalmente buena, la calidad constructiva (las diferencias se rigen por los aislamientos, en España las naves industriales son relativamente estándares y poco sofisticadas), el periodo de la renta del alquiler (como operadores logísticos el sector soporta unos periodos muy elevados en comparación con otras industrias y el alargar un contrato de alquiler de cinco a diez años puede suponer un descuento de un 5% en la tarifa, un porcentaje muy parecido al margen de beneficio), la antigüedad del almacén (que en consecuencia esté amortizado en mayor o menor medida) y la altura de la nave (lo que proporciona su rendimiento para el almacenaje).

Por otro lado, por el mero hecho de mantener un almacén en funcionamiento el operador asume unos costes fijos y generales que los puede extrapolar a la tarifa que le va a cobrar a sus clientes. Se trata de conceptos como la luz, comunicaciones, mantenimiento, amortización del equipamiento, seguros obligatorios, seguridad y vigilancia, IAE, limpieza, etc. Evidentemente, el conocimiento de estos costes permite comparar su repercusión en el coste del suelo y conocer otros datos muy útiles como, por ejemplo, cuál es el almacén más rentable en cuanto a su mantenimiento o vigilancia.

Pero, tales costes hay que trasladarlos a la tarifa que se le va a cobrar a los clientes. Generalmente, los operadores estipulan sus servicios en función de un precio por paleta o tonelada manipulada o por el metro cúbico utilizado.

La influencia de la rotación

El operador también tiene presente otros factores, además de los gastos generales y el precio que le supone alquilar la nave. Son aquellos que hacen referencia a la rotación de la mercancía. No es lo mismo trabajar con productos alimenticios que se renuevan quince veces al año, que con artículos industriales más estables. Ocurre una situación parecida con las referencias muy estacionales como los juguetes o las bebidas espirituosas que tienen su máximo apogeo en los meses anteriores a las fechas navideñas.

Además, el operador tendrá que considerar lo que le supone la desocupación en su almacén por la fluctuación del stock de su cliente. Por este motivo, siempre será más rentable y flexible un depósito multicliente: muchas compañías cuyo stock fluctúa convierten el resultado en más estable. También es relevante el sistema de almacenaje empleado (estanterías compactas o convencionales), el tipo de maquinaria de manipulación necesario y el picking. Es lógico que si el almacén consta de estanterías de paletización convencional con seis niveles de carga, el cliente perfecto para el operador sea aquel que requiera seis paletas por cada referencia de modo que en el nivel del suelo se realice el picking y en los cinco superiores se deposite el stock de reserva. Al contrario, una empresa menos rentable será aquella que disponga de 350 referencias y un stock de 500 paletas, con lo que necesita muchísimo suelo y poco espacio para almacenar. En consecuencia:

• Cuanto mayor número de referencias distintas, más picking y la necesidad de muchos huecos libres.

• Cuanto menor número de referencias, menos picking y la necesidad de pocos huecos libres.

De la misma manera, el operador debe considerar los metros de “playa” que requiere su cliente, uno concepto que a veces no se tiene en cuenta. Sin embargo, hay muchas operativas basadas en la consolidación de cada pedido en el área de expediciones porque constan de referencias ubicadas en lugares muy distintos del almacén. Históricamente, sólo se han elaborado las tarifas en función de las paletas almacenadas y, en algunos casos, el grado de ocupación de la playa puede tener la misma relevancia.

Tal y como se ha explicado ya, a partir de las consideraciones anteriores, se obtendrá una tarifa mensual o semanal de la paleta, metro cúbico o metro cuadrado ocupados. También es frecuente, si existe una cierta oscilación en el inventario, que la cuota se divida en dos partes: una mínima y otra variable, porque el cliente puede decidir, una vez avance la relación, incrementar el volumen de negocio más de lo que había pensado o hacerlo con mayor lentitud. Este método es una ventaja tanto para el que contrata el servicio como para el operador, que se asegura el movimiento de un mínimo de unidades.

Suele ocurrir que se solicitan descuentos por contratar más huecos y espacio. Sin embargo, el beneficio para la empresa logística está en las actividades asociadas o en la manipulación y no en el almacenaje como tal. En vista de lo cual, el que la mercancía no sufra una mínima rotación anual es carísimo para el operador.

A mayor manipulación mayor beneficio

Las actividades de carga, descarga y cualquier otro tipo de movimiento de las mercancías en el almacén son las que realmente le otorgan los beneficios al operador. Está claro que las técnicas de manipulación están condicionadas por el tipo de depósito (automático o convencional), la altura y las características de los productos que alberga.

El predecir con una cierta exactitud la mano de obra y la maquinaria que va a requerir una operativa trae de cabeza a los operadores. Además, incluso el mismo cliente no está en disposición de ofrecer todos

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