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Casos De Exito Y Fracaso


Enviado por   •  23 de Febrero de 2013  •  959 Palabras (4 Páginas)  •  846 Visitas

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CASOS DE ÉXITO Y FRACASOS DE EMPRENDEDORES EN EL CAMPO DE LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN.

CASOS DE ÉXITO

CASO:

BARRO Y FUEGO – LAS TIC EN UN COMERCIO DE ARTESANIA.

La vocación de maría por las artesanías comenzó hace ya algunos años, cuando recién casada e instalada en el pequeño pueblo de la familia de su marido juan, se apuntó a un taller de cerámica que impartía la Asociación de Amas de Casa de la localidad.

Ella siempre había sido creativa y aquel primer curso supuso la toma de contacto con lo que con el tiempo se convertiría en su gran pasión y en su modo de ganarse la vida y contribuir a la economía familiar.

Pronto comenzó a crear sus propios diseños y a participar en exposiciones regionales. El éxito conseguido en dos de ellas, en las que recibió premios por sus trabajos, le llevo a plantearse las posibilidades de crear su propio taller y montar un pequeño comercio en el pueblo para vender sus piezas.

A pesar de la ilusión con el proyecto, había un tema que le preocupaba. Viviendo en un pueblo de solo 2000 habitantes, ¿Cómo podría mantener el negocio con el mercado local, y las ferias a las que asistía? Por más que disfrutara con su trabajo, tenías claro que su objetivo final era vender las piezas que creaba, y para ello tendría que contar con la ayuda de internet para encontrar clientela más allá de los límites de su pueblo.

El equipamiento que necesitaba para esto no era nada complicado ni sofisticado: una conexión a internet, un ordenador personal, una cámara de fotos digitales y una impresora multifunción que integra en el mismo aparato un fax, un escáner y una impresora a color.

La gama de productos que crea es amplia: relojes de pared de diferentes formas y colores, tarjeteros, botelleros y cualquier otro objeto que se le ocurra o le demande su clientela. Piezas únicas que ella se ocupa de fotografiar y documentar con todo detalle antes de ponerlas a la venta, y que pasan a engrosar su “catalogo digital”, disponible tanto en su página web, como en pequeños CD-ROM que siempre lleva consigo para entregar durante las ferias a las que asiste.

Con frecuencia trabaja por encargo: comienza el diseño de una obra sobre papel que escanea y envía por e-mail a quien le hubiera hecho el pedido. Ahí comienza a ir y venir de correos electrónicos con ideas, modificaciones, bocetos e incluso fotografías de trabajo anteriores que finalizan con producto a medida.

Su ordenador también le ayuda en su comercio. A pesar de que su tienda no disponible de gran número de referencias o modelos diferentes, ha instalado un programa terminal punto de venta (TPV). Todo lo que hay en su tienda, e incluso los pedidos y el estado en el que se encuentran están catalogados, con sus fotografías, precios, descripciones, y toda la información que habitualmente solicita la clientela que visita su tienda. Así, cuando ella debe viajar para asistir a las ferias, quien la sustituye puede consultarla para informar a la clientela del mismo modo en que ella lo haría.

Este programa también le ha supuesto un considerable ahorra de tiempo, ya que ahora, para saber lo que se ha vendido en su ausencia, no necesita revisar las estanterías y hacer recuento, sino que le basta con pulsar un botón.

Su próximo paso será adquirir un ordenador portátil junto con una conexión móvil a internet, para llevar consigo cuando viaja a las ferias. Así, podrá seguir atendiendo a las comunicaciones y solicitudes por e-mail de su clientela e incluso consultar la información del programa TPV en cualquier momento.

ANALISIS:

CASO DE FRACASO

CASO:

HENRY FORD Y EL MODELO T: "EL AUTO PERFECTO"

En una encuesta de Gallup de 1999, Henry Ford fue elegido en el puesto 18 de las personas más admiradas del siglo XX. De la nada, construyó la descomunal Ford Motor Company, donde aplicó su famosa línea de montaje.

Pocos, como él, tienen el honor de que su nombre se convierta en un sustantivo universalmente reconocido: el fordismo.

Hacia 1918, la mitad de los automóviles en las calles estadounidenses eran Ford T. Diecisiete millones de unidades de este mítico automóvil se vendieron desde su lanzamiento en 1908 hasta su desaparición en 1928.

Pero no todos son éxitos en esta historia. En los primeros años de la década de 1920, el modelo tradicional de eficiencia operativa y bajos precios comenzaba a manifestar su agotamiento. Pronto se volvió evidente para todos (menos para Henry Ford) que estaban quedando atrás los tiempos de: "El cliente puede tener un automóvil del color que quiera, siempre y cuando sea negro".

Estaba claro que los clientes querían modelos de otros colores y mejor equipados. El público pedía diseño y confort.

Pero Ford veía las cosas de manera diferente. Si bien sus ejecutivos de ventas le comentaban de los nuevos pedidos de los clientes, Henry se resistía. Desde su perspectiva, el modelo T tenía todo lo que una persona podía necesitar ("¿Para qué quiere, el público, un sistema de ignición eléctrico?").

En lugar de producir un modelo e ir mejorándolo gradualmente de acuerdo a las variaciones del mercado, Ford creía que había que diseñar "el automóvil correcto" y venderlo indefinidamente.

De esta forma, demoró una eternidad en introducir cambios radicales en el modelo. GM y Chrysler, con sus vehículos de mayor confort y estética, crecían vertiginosamente mientras declinaba la participación de mercado de Ford.

Sólo en 1927, mucho después de los primeros síntomas de problemas, Henry Ford aceptó que necesitaba un cambio. Así, discontinuó el modelo T (¡que había estado en el mercado, con muy pocos cambios, por dos décadas!) y lanzó el modelo A, con mayores opciones de diseño y customización.

En el camino, había perdido el liderazgo absoluto del mercado automotriz de los Estados Unidos.

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