El éxito Y Fracaso
carolinareca212 de Junio de 2014
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Las nociones de éxito y fracaso tienen un gran peso simbólico en el mundo contemporáneo. La vida plena de sentido parecería ser la de las personas "exitosas". Concebido como la obtención de una meta, el término "éxito" es ambiguo; a veces aparece identificado con la eficacia y, a veces, con la consagración (que otorgan los demás), y es asociado primordialmente con el poder, el dinero y la fama. André Comte-Sponville define el fracaso como la distancia entre el resultado al que uno aspira y el que uno obtiene. La valoración en términos de éxito o fracaso suele favorecer el hábito de juzgar un acto solamente por sus consecuencias. De esta manera se puede caer en la falacia del pensamiento dicotómico (que no reconoce grises), y creer que obrar bien requiere de premios adicionales. Chuang Tzu sostuvo: "Si el arquero dispara por nada, tiene el dominio de sus facultades. Si dispara por un brazalete de metal, ya se ha puesto nervioso. El premio lo tiene dividido. Se preocupa más por ganar que por el modo de apuntar la flecha. El afán por vencer le roba su fuerza".
A menudo se hace referencia al alto precio del éxito. Es el caso del rey Pirro, que gana una guerra en la que mueren muchos de sus soldados y exclama: "Otra victoria así y estoy perdido".También se vincula al éxito y al fracaso con la entronización de los logros personales en desmedro de los proyectos colectivos. Demócrito afirmaba: "Del éxito o del fracaso de la ciudad dependen el éxito y el fracaso de todos". En contraste con ese ideal griego, hoy en día el miedo al fracaso personal aparece como uno de los principales temores de las sociedades individualistas. La dicotomía éxito-fracaso también presupone el eje articulador de la competencia como motor de la vida social. Iván Illich escribió: "Todos miden su éxito por el fracaso de los demás". Asimismo presupone que si se trabaja con firmeza, el éxito llegará solo. Se desestima así la influencia de otras variables (la suerte, la condición social, los contactos personales de cada uno). Sin embargo, la vida consiste en "éxitos y fracasos", y probablemente más en "fracasos" que en "éxitos". El fracaso es el gran maestro de vida, y necesariamente forma parte del éxito. Toda educación que se precie debería desarrollar nuestra capacidad de frustración. La experiencia y el conocimiento derivan más de nuestros reveses que de nuestros aciertos. En lugar de sentirnos solo víctimas, existe la posibilidad de transformar nuestras frustraciones en desafíos y en oportunidades para el futuro. "Felices los valientes, los que aceptan con ánimo parejo la derrota o las palmas", escribe Borges. La valentía no es únicamente el dominio del miedo, sino también el dominio de la adversidad y de la frustración. El éxito quizá resida en vivir la vida en nuestros propios términos, sin menospreciar la mirada de los otros pero sin atribuirle demasiado peso.Tener éxito es ser capaz de dar lo mejor de uno mismo.Y el peor fracaso es la pérdida del entusiasmo y la falta de disposición para inclinar la balanza en favor de la vida. Algo de esto dice el poeta turco Nazim Hikmet en su poema "Sobre la vida":
Tomarás en serio a la vida
pero en serio a tal punto
que a los setenta años plantarás olivares,
no para que queden para tus hijos,
sino porque, aunque temas a la muerte,
ya no creerás en ella,
puesto que en tu balanza la vida habrá pesado mucho más.
Vivir es nuestra máxima creación. El aprovechamiento de la pequeña o considerable cuota de libertad que nos haya tocado en suerte requiere valentía, humildad, cuidado de sí, prudencia, entusiasmo, serenidad, cultivo de la justicia y del amor entendido como la disposición a salir
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