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Contador Independiente Vs Contador En Relación De Dependencia


Enviado por   •  18 de Octubre de 2013  •  8.795 Palabras (36 Páginas)  •  2.363 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Las situaciones económicas y financieras de las empresas se reflejan a través de la contabilidad.

Dichas situaciones, que pueden contener información estática y/o dinámica, constituyen el marco que da sustento a la conducción de los negocios.

Por lo expuesto queda claro que es fundamental contar con profesionales que cumplan con los principios de: claridad, confiabilidad y oportunidad.

Usualmente, los profesionales, poseen indicios o ideas preliminares de cómo son las cosas, pero luego deben complementar esta primera etapa con análisis posteriores más abarcativos. La velocidad que deben imprimir las acciones frente a la constante modificación normativa hace que deban agudizar los sentidos para estar preparados ante las potenciales consultas que efectúan los clientes y empresarios, que confían en los servicios profesionales.

Contador independiente vs Contador en relación de dependencia

Los profesionales que ejercen la profesión en forma independiente buscan ganar nuevos clientes y retener los actuales para lograr, y/o superar los objetivos de rentabilidad de la actividad que desarrollan. Los profesionales que ejercen la profesión en relación de dependencia buscan conservar su trabajo y asumir posiciones de mayor responsabilidad, o bien cambian de trabajo, para lograr los objetivos económicos fijados. Ambos tienen en claro, que venden un servicio (a su cliente o a una organización), respetando normas éticas, y al mayor precio posible; Si alguien aún no lo tiene en claro, es aconsejable que cuanto antes revea su forma de pensar. Los clientes (o jefes) pretenden de los profesionales soluciones de calidad que impliquen el menor sacrificio económico posible (honorario o sueldo). El menor sacrificio posible lo miden comparando el honorario pagado (o sueldo) contra el valor que se "agrega" a su empresa (o sector), por el servicio que obtenido. Lograr que el “cliente/jefe” perciba valor, en lo que recibe, es más difícil aún cuando lo que le compra al profesional surge de una obligación legal y no de su interés de mejorar el negocio o de estar mejor informado para analizar su situación económica-financiera.

Por ende, cuanto mayor valor perciban los clientes por el servicio o trabajo que realiza el profesional, menor será la valoración de su "sacrificio" y mayor será entonces el precio que está dispuesto a pagar. En casos límites, cuanto mayor sea el valor percibido, menor será la posibilidad de que un cliente deje de contratar al profesional o de que un jefe, despida a un empleado cuando se encuentren con la necesidad de reducir gastos administrativos. ¿Cómo sabemos si el cliente se encuentra satisfecho con nuestra labor? La respuesta a esta pregunta, es muy difícil de cuantificar, debido a que no todos percibimos igual manera, la calidad de los servicios que nos brindan, o de los productos que compramos. Los servicios profesionales son satisfactorias difíciles de evaluar.

Además del concepto de relatividad ya expuesto, nos encontramos con el obstáculo de que no podemos efectuar un control de calidad, previo a la prestación de los servicios, tal como se hace con los productos antes de venderlos. La calidad se va percibiendo a medida que el servicio es prestado y más aún, en muchos casos, luego de un período, queda demostrado, si el servicio contratado fue realmente una solución o no. Por ejemplo, si lo que vendimos fue un plan estratégico, hasta que la aplicación del plan demuestre resultados, no se percibirá el valor del mismo, o, por ejemplo, si lo que vendimos fue información para la toma de decisiones, recién se comprobará si agregó o no valor, cuando los resultados de la decisión tomada, sobre la base de la información generada, fueron los deseados.

Dependiendo de si el ejercicio de la profesión se realice por cuenta propia o bajo una relación de dependencia, la carga impositiva variará. Esto es así debido a que tanto autónomos como asalariados deben afrontar, de manera directa o indirecta, el pago de los distintos gravámenes nacionales.

Por un lado, el profesional que se desempeña de forma independiente tiene la opción de elegir entre el régimen general o el Monotributo, en tanto sus ingresos permitan al contribuyente encuadrar dentro de este último régimen.

Y, por otra parte, se encuentran quienes son empleados, a los cuales se les retienen los aportes que fija la ley y, dependiendo de su salario y otras variables que hacen a la liquidación -por ejemplo, cargas de familia- deben o no tributar Ganancias.

Cuánto paga de impuestos cada uno

Lo primero que hay que considerar para realizar un cálculo estimativo de cuánto pagará un profesional tiene que ver con cuáles son los tributos que éste debe afrontar.

En el caso de que encuadre en el régimen general, deberá inscribirse en el Impuesto al Valor Agregado (IVA), en Ganancias y en Bienes Personales, dependiendo de su actividad y del patrimonio que posea. Además, tendrá que hacer frente al aporte previsional que se materializa por medio de la cuota de autónomos que se debe pagar todos los meses.

En cambio, en el Monotributo, sólo se afronta un pago mensual que incluye dos partes: una previsional (jubilación y obra social) y otra impositiva (que incluye Ganancias e IVA).

A la hora de calcular los montos que ingresaron a la AFIP los empleados en relación de dependencia, el experto consideró tanto los aportes que realiza un dependiente a la Seguridad Social, como el importe que retiene el empleador en concepto de Ganancias.

De esta manera, los valores de este ejemplo son:

Tal como se puede apreciar, los dependientes tienen que ingresar al fisco más de $53.000, mientras que los monotributistas abonan casi $30.000 y los profesionales adheridos al régimen general pagan un valor que apenas supera los 30.000 pesos.

Del cuadro surge que los más castigados por los impuestos son los empleados en relación de dependencia que abonan casi un 60% más que en los otros dos casos.

La incidencia principal es la del aporte a la Seguridad Social (obra social y jubilación), que representa un 23% de los ingresos del dependiente.

En el caso de los autónomos, dicha incidencia no fue tomada en cuenta. Y esto representa un costo mayor para este profesional que deberá hacer frente al pago de la cuota de una

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