Cual es la Negociacion y sus debilidades

La impulsividad como debilidad.

Si de algo tengo certeza es como la impulsividad se ha vuelto una debilidad a lo largo de mi vida, ese es un rasgo que he tenido presente siempre y que debo mitigar ante situaciones de toma de decisiones, por el hecho de que en la mayoría de los casos esa característica conlleva a situaciones negativas.

Para comenzar es necesario definir qué es la impulsividad, esta es definida por autores como: “un actuar rápido e irreflexivo en función de recompensas a corto plazo, sin considerar sus consecuencias a mediano o largo plazo” (Marlen Figueroa, 2014, Evaluación Conductual y Psicofisiológica de la impulsividad). Con estas palabras puedo hacer sentido a lo que sucede cuando se me presenta esta característica, recordando una situación de a fines del año pasado, en un momento crucial que define la organización del semestre, el llamado proceso toma de ramos, en el cual tuve que decidir que ramos tomar, en que horarios y bajo qué criterios. Esta decisión debo admitir que no la tome con el peso real que tenía ya que quería tan solo terminar el deber de tomar ramos rápidamente, y fue así como elegí sin tomar en cuenta que profesores tendría y en que horarios. Y, sobre todo, el tomar una cantidad de ramos muy grande (8 ramos), ya que aparte de los obligatorios me entusiasme con algunos que me parecían bastante llamativos, los cuales no pensé que mientras más se acumulaban menos tiempo tendría para realizarlos. Aquí se puede identificar perfecto con la definición del comienzo del párrafo, la cual explica el no pensar en las consecuencias a largo plazo, sino que solo pensar en la gratificación a corto plazo, en este caso fue el pensar que se quitaba un deber de encima y no pensar en lo que conllevaría esa decisión.

En el libro inteligencia emocional, se puede identificar un caso de investigación sobre impulsividad, la cual se quiso identificar en niños pre escolares a los cuales se les deja un dulce en una mesa, con una restricción, si la persona (encargada del niño/a) al salir de la sala no encuentra el dulce en la mesa (porque el niño/a se lo comió), entonces no le entregara un premio el cual es otro dulce adicional al que está en la mesa. En este caso se pone a prueba la impulsividad de los niños, ya que tienen la ventaja a corto plazo de disfrutar del dulce o la insatisfacción de esperar unos minutos determinados para comer dos dulces. Los resultados tuvieron correlación directa con el comportamiento de los niños a futuro según el mismo autor del libro, este da indicios de la importancia del control de los impulsos: “La diferencia emocional y social existente entre quienes se apresuraron a coger la golosina y aquéllos otros que demoraron la gratificación fue contundente. Los que a los cuatro años de edad habían resistido a la tentación eran socialmente más competentes, mostraban una mayor eficacia personal, eran más emprendedores y más capaces de afrontar las frustraciones de la vida. Se trataba de adolescentes poco proclives a desmoralizarse, estancarse o experimentar algún tipo de regresión ante las situaciones tensas, adolescentes que no se desconcertaban ni se quedaban sin respuesta cuando se les presionaba, adolescentes que no huían de los riesgos sino que los afrontaban e incluso los buscaban, adolescentes que confiaban en sí mismos y en los que también confiaban sus compañeros, adolescentes honrados y responsables que tomaban la iniciativa y se zambullían en todo

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