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Economía Para No Economistas


Enviado por   •  10 de Octubre de 2013  •  1.765 Palabras (8 Páginas)  •  251 Visitas

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Ensayo del libro “Economía para no economistas”.

El libro nos da un visión general, en la cual nos podemos identificar con los problemas de los personajes a los cual el autor alude para hacer referencia a sus análisis. La frustración generalizada de tantas personas por que le es imposible conseguir trabajo, un desesperanzador panorama para empresarios, los cuales deben rematar la empresa para poder liquidar a sus empleados. El mal manejo del gobierno y sus promesas de un añorado impulsado para ser una potencia exportadora, son el dulce bálsamo de todos los días.

Para que el desarrollo de la economía pueda ser sustentable, los políticos hablan de reformas las cuales palien la situación actual, sin dar una solución a fondo. El desempleo, la violencia, a inflación, la deuda externa, la migración; al igual que el despojo de nuestro bienes, son cosas del día a día. Estos no son eventos aislados, son el resultado de todo lo que nos ocurre en este momento.

A partir de la globalización, América Latina dejo entrar un libre paso del capital privado el cual, con el apoyo del gobierno, lucra ocasionalmente, cuando los rendimientos le son favorables, causando latos niveles de inflación, lo cual los únicos beneficiaros son los extranjeros, ya que tiene mano de obra barata, paraísos fiscales e increíbles rendimientos los cuales, dan pie a que hagan lo que quieran con nuestros recursos.

Prevalece la idea, ante el comentado fracaso del modelo neoliberal, de la inviabilidad de la economía de mercado para procurar crecimiento económico con justicia social, ante lo cual hay quienes propugnan por volver al pasado en términos de que el Estado asuma de nuevo un papel preponderante en la economía. En mi opinión, es preciso señalar que no sorprende que personas no versadas en economía emitan juicios o apreciaciones incongruentes y disparatadas, lo que sí sorprende es que personas diestras en la materia emitan juicios tan incongruentes como disparatados respecto al tema, como también sobre otros tópicos de gran relieve para la sociedad que requieren de un fino y cuidadoso análisis teórico y empírico.

Las divergencias fundamentales entre los economistas se dan en el plano normativo, no en el positivo. Es verdad que al ser la economía una ciencia social, cuyo objeto de estudio es el hombre en cuanto animal económico, existan imprecisiones en algunas leyes que la misma trata de erigir como de validez o de aceptación general y universal al ser el comportamiento humano cambiante e impredecible por naturaleza. No obstante, la ciencia económica ha logrado establecer leyes de aceptación general y universal que regularmente se cumplen.

Ningún economista discreparía con la afirmación de que "si sube el precio de un bien normal, como la carne de pescado o de res, permaneciendo constante el precio de la carne de pollo o de puerco y el ingreso de los consumidores, la demanda de dicho bien disminuirá". Cuando se hacen afirmaciones como la anterior estamos en el campo de la economía positiva; es decir, en el campo de la economía como ciencia, y las controversias entre los colegas son mínimas.

Las mayores divergencias se dan en el plano de la economía normativa que tiene que ver con juicios de valor acerca de lo que es bueno o lo que es malo para la sociedad, pero cuya apreciación es subjetiva; esto es, que depende de los valores morales, culturales, religiosos, sociales y de otra índole de la persona que los hace y emite.

Cualquier economista, de cualquier tendencia, estaría de acuerdo en que si el déficit en cuenta corriente de balanza de pagos es alto, se debe contraer el nivel de actividad económica, e incluso devaluar el tipo de cambio, con el fin de disminuir dicho déficit; pero de inmediato puede objetar que es preferible mantener los niveles de producción y de empleo que sacrificar a la sociedad en aras de solucionar un problema aparentemente técnico.

Lo que trato es que, fijaremos la norma de lo que es preferible e ideal para la sociedad y los medios más idóneos y factibles para alcanzarla; es decir, incursionaremos, en el primer caso, en el campo de la economía normativa y, en el segundo, en el campo de la economía positiva.

La norma ideal para la sociedad es alcanzar el pleno empleo sin inflación, o con una inflación ligeramente moderada. El pleno empleo significaría, por un lado, el limpiamiento del mercado de trabajo y, por el otro, el limpiamiento del mercado de bienes con salarios y precios relativos que permitirían maximizar los beneficios de las empresas, sujetas a ciertas restricciones técnicas de producción, y maximizar la utilidad de los consumidores, sujetos a una restricción presupuestaria.

El papel que corresponde al Estado es el de doblar al mercado a fin de alcanzar el pleno empleo y la equidad en el terreno de la distribución del ingreso generado. También asentamos que su intervención debe ser eficiente y compensatoria a fin de no incurrir en altas tasas de inflación que puedan contrarrestar los efectos positivos de niveles de producción y de empleo cercanos al pleno empleo. Si el Estado interviene en la economía debe orientar el gasto público hacia actividades productivas y rentables, e incluso también el papel que desempeña el mercado, a través del sistema de precios, en los siguientes términos: En una economía de mercado competitiva,

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