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El Vendedor más Grande Del Mundo


Enviado por   •  19 de Febrero de 2014  •  2.994 Palabras (12 Páginas)  •  307 Visitas

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CAPITULO I

La historia empieza hablando de Hafid personaje de una edad avanzada, quien era uno de los vendedores más grandes del mundo, ya que vivía en un palacio lleno de lujos y riquezas. Cada día recibía bienes para vender y así con ellos generar más riquezas de las que ya poseía, se podría decir que tenía una vida plena y estable, pero el mismo se fue dando cuenta que llegaba su fin. Se miro frente al espejo de bronce y analizo su figura y dijo frente a sí mismo "solo los ojos conservan su juventud". El estaba consciente que era viejo y su cuerpo ya se sentía cansado.

Claramente podemos ver que Hafid tenía un fiel acompañante llamado Erasmo, amigo y tenedor de libros quien era su mano derecha. Habiéndolo acompañado por muchos años era acreedor de su confianza, pues Erasmo lo respetaba y lo apoyaba siempre. Hafid cita a Erasmo a una entrevista con el, para hablar respecto a un asunto y Erasmo estaba impaciente y algo preocupado por saber la razón de dicho encuentro.

En ese encuentro Hafid le pregunta a Erasmo ¿cuánta riqueza es la que tengo?, y Erasmo le contesta que no tiene un inventario concreto del total de las riquezas pero calculaba uno siete millones de talentos de oro, más otros tres de almacenes y de más cosas materiales. Le ordena a Erasmo que parara la venta y que vendiera todas las pertenencias e hiciera un recuento de todo el dinero que poseía y que le repartiera a pobres y trabajadores, dándole una gran parte a él; Hafid decide darle a Erasmo el más preciado de todos sus tesoros y riquezas.

CAPITULO II

Una vez encomendada la tarea al día siguiente Hafid llevó a Erasmo a una sala dónde no había entrado nadie en todos los años que Erasmo llevaba al lado de Hafid, unos comentaban que si tenía lingotes de oro, otros que si productos de incalculable valor y demás supuestos; pero ese día decide contarle un gran secreto a Erasmo, guardado de manera habilidosa por él y su amada y difunta esposa durante tres décadas; mostrándole una habitación de su palacio en la cual se hallaba un viejo baúl que contenía diez pergaminos que en su juventud y paso había sido acreedor a su posesión, explicándole el contenido de dichos pergaminos y como se debían usar, recalcándole que contenían el secreto del arte de vender, puesto que Hafid fue el mejor de su época, y por demás talentoso. Le confiesa a Erasmo que vio en el algo que le despertó la seguridad de que le debían pertenecer; Erasmo entusiasmado se compromete a estar con él hasta el día de su muerte y entonces así quedarse con el palacio y con parte de sus bienes para progresar en el negocio y con los pergaminos.

CAPITULOIII

Frente a esa conversación, Hafid recuerda a su jefe Pathros, quien fue quien le entrego esos diez pergaminos a él. Hafid era el camellero de Pathros.

En un día normal de trabajo de Hafid, el confiesa ante su jefe que no se sentía satisfecho del trabajo que tenia, que no era lo que soñaba, pues él deseaba ser un gran vendedor como él. Pathros al escucharlo y recapacitar ante las declaraciones de Hafid, pensó en que era un gran empleado y sobre todo leal y le dio la gran oportunidad de comenzar su carrera de vendedor, pero le deja en claro Pathros a Hafid que el gran objetivo de cualquier vendedor no tiene que ser el pensar en ser rico o tener riquezas materiales y demás, si no que la meta deberían ser las riquezas del corazón.

Hafid le dice que piensa en sacarle provecho a su ambición más que nada para tener dinero para sacar adelante a su familia, y que todavía no la tenía, pero pensó en la hija de uno de esos comerciantes ricos de aquella época y Pathros entendió la ambición de Hafid. Pathros decide no darle todo en charola de plata a Hafid, lo cita en los vagones de la mercancía cuando amaneciera y ahí le sería entregado uno de los más bellos mantos que existían en el mundo, que junto con ese manto y un asno fuera hacia Belén, ya que ninguno de los comerciantes de Pathros vendían allí, pues Belén era un lugar pobre, donde la gente no contaba con el dinero suficiente para comprar mantos, pero Pathros fue un gran vendedor y el sí pudo realizar ventas en Belén, así que prueba a Hafid en ese lugar. Hafid le pregunta a su jefe Pathros por el precio del manto y él responde que al menos un decenario de plata le tenía que enviar a él. Le dice a Hafid que dejaría su puesto libre por si se arrepentía de la tarea que le fue encomendada y de su decisión de ser vendedor.

CAPITULO IV

Hafid toma su camino a Belén y estando ahí pasan cuatro días y no vendía el manto, por lo que sentía que no tenia suerte para ser vendedor; después de pensar un rato en que tal vez debía regresar y tomar su puesto original, recuerda a Lisha, la mujer que el tanto amaba, así que miro hacia adelante y toma la decisión de seguir en Belén y luchar, en no darse por vencido; se dio cuenta que tal vez no sería fácil conseguir vender las cosas, pero con esfuerzo y practica podría llegar a ser el vendedor que el tanto soñaba.

Se dirigió hacia la cueva donde tenía todas sus cosas y ve una luz encendida y supone que había un ladrón y decide enfrentarlo; al entrar se encuentra con una pareja y su hijo muy pequeño, el cual estaba arropado con las mantas ya desgastadas de su madre y su padre. Hafid sentía una impotencia de ver sufrir a esa pareja y ver al niño con la necesidad de estar más protegido, así que decide regalarles el manto que debía de vender, aunque regresaría con las manos vacías, sentía una satisfacción al saber que ayudo a alguien, y que la madre del niño le agradeció dándole un beso sincero de agradecimiento, y al tomar Hafid a su asno de la cueva donde se encontraba, el observo la estrella más brillante que jamás había visto, iluminaron sus ojos hasta las lagrimas y Hafid toma su viaje de regreso.

CAPITULO V

Hafid de regreso se sentía triste, pensando en cómo fue capaz de regalarle a alguien que no conocía el manto de su jefe Pathros. Cuando llega Hafid, su jefe se entusiasma y le dice que no olvidaría la noche de su regreso jamás, y se pone aun más feliz cuando lo vio con las manos vacías, pues suponía que había vendido el manto. Pathros lo invita a pasar a su tienda, y ahí es donde Hafid decide confesarle lo que paso en Belén, diciéndole que regalo el manto a una familia pobre, Pathros le dice que tal vez no salió beneficiado Hafid, pero el sí, pues detrás de Hafid había venido una estrella durante todo el camino que ayudo a curar a Pathros de una ceguera que le costaba trabajo aceptar, pero que le explicaría esa frase cuando ambos regresaran a Palmira, y le dice a Hafid que si no le importaba volver a su antiguo

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