Entorno De méxico
final9 de Diciembre de 2013
2.909 Palabras (12 Páginas)316 Visitas
ÍNDICE
Niveles de ingreso
Inflación
Vivienda
Educación
Migración
NIVELES DE INGRESO
La brecha del ingreso entre los mexicanos más ricos y los más pobres se ensancha, no obstante la recuperación de la economía de México en 2010 -de 5.5%- y las expectativas favorables que se tienen para este año, de un crecimiento de 4.3%.
El mexicano más pobre llega a percibir hasta 27 veces menor ingreso que el más rico.
Aunque el tamaño de la economía mexicana la ubica en el sitio 14 en el ámbito mundial, en los últimos 30 años el crecimiento promedio del Producto Interno Bruto (PIB) por persona de México ha sido de solamente 0.67% anual.
De hecho, la recesión económica de 2009 y la falta de impulso de la economía propiciaron que en 2010 el PIB per cápita del país dejara de ser el más importante de América Latina, al colocarse en 9,265 dólares.
Un nuevo informe del Centro de Servicios Financieros de Deloitte sugiere que la riqueza total de los hogares millonarios podría más que duplicarse en la próxima década en 25 de las economías más importantes -entre las que incluye a México-, pasando de un estimado de 92 billones de dólares este año a 202 billones de dólares en 2020.
El informe contabiliza 170 millonarios en México, de los casi 38,000 a nivel mundial, con una fortuna de 0.36 billones de dólares, y se estima que para 2020 serán 615 nacionales con riqueza en conjunto de 1.12 billones de dólares.
La situación de equidad en México empeoró por la crisis económica de 2009, resalta José Luis de la Cruz, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.
Pero además, tras la recuperación los mercados laborales en México no han sido capaces de generar el ingreso económico suficiente para que la población pueda tener un nivel de vida adecuado.
México tiene dos problemas esenciales, el primero es un crecimiento económico débil, cuyo promedio en lo que va del sexenio del presidente Felipe Calderón apenas alcanza 1% y el crecimiento económico en los dos últimos años ha sido hasta negativo.
LA INFLACIÓN
La utilidad de la inflación como instrumento para promover el desarrollo econónomico.
El indicador más comúnmente aceptado para medir el grado de inflación lo constituye el movimiento de un amplio índice de precios que abarca un conjunto de bienes no sometidos a control de precios. Como en México no se dispone de un índice de precios suficientemente amplio, no existe ningún indicador de la inflación que sea totalmente aceptable. El mejor índice disponible es el de precios al mayoreo en el Distrito Federal, sin embargo, como nuestro principal interés se concentra en la economía monetaria, que en México gira alrededor del Distrito Federal, el uso de éste índice no deformara en gran medida nuestras conclusiones.
La experiencia de México en el campo de la inflación ha sido prolongada y los movimientos de precios han sido, por término medio, de consideración. Entre 1935 y 1955, los precios se elevaron a una tasa media anual de 9.8% y en 15 de los 20 años esa tasa fue de 6% o más. Generalmente, estos grandes movimientos de precios han ido acompañados de cuantiosas adiciones a la oferta monetaria y, en algunos casos, por incrementos en la velocidad de circulación. De la oferta monetaria y la velocidad de circulación están medidos en relación con la cantidad de bienes y servicios disponibles.
Por tanto, antes de profundizar en el análisis de la naturaleza de la inflación en México, será necesario examinar brevemente los principios teóricos de la inflación.
INFLACIÓN CRÓNICA: LA TEORIA CUANTITATIVA FRENTE A LAS DOCTRINAS DEL ALZA DE LOS COSTOS.
La mayoría de los economistas atribuye las presiones inflacionarias a una excesiva demanda en relación con la oferta de bienes y servicios disponibles. Estas presiones pueden actuar sobre el nivel de precios a través de expansiones desordenadas de la oferta monetaria, o bien acelerándose la velocidad de circulación del dinero. Las elevaciones del nivel de precios son generadas por alteraciones en el nivel de la demanda efectiva. La inflación durante un largo periodo es el resultado de una continua desigualdad de gastos y la de la oferta de bienes y servicios disponibles.
La doctrina de la alza de los costos se basa en la relación entre los precios de los productos primarios y los manufacturados. Sostiene que cuando la tasa de crecimiento de la producción industrial es superior a la de la producción agrícola, el resultado será la tendencia de los precios de la materias primas a elevarse respecto a los de las manufacturas, tal tendencia originara una elevación del nivel de precios, el cual experimentara un impulso ascendente adicional cuando, al aumentar los costos de alimentación, los trabajadores reclamen salarios mayores, hecho que a su vez se traducirá en incrementos en el nivel de precios, en la oferta monetaria y, nuevamente en los salarios.
Además la efectividad de los aumentos en los precios agrícolas para determinar el alza de toda la estructura de precios depende de la proporción del ingreso nacional generada por el sector industrial, de la magnitud de la disparidad existente entre el crecimiento industrial y el agrícola y de la elasticidad de la demanda de productos primarios por parte del sector manufacturero.
Existen numerosas economías subdesarrolladas en las que se dan las condiciones necesarias para que opere el proceso de alza de costos y, salvo el débil eslabón del análisis que representa el alza de salarios (y en ciertos países, por ejemplo Argentina, puede no ser tan débil) en estas sociedades parece admisible el funcionamiento de esta clase de mecanismo. Para nuestros propósitos, es importante saber si los problemas inflacionarios de México tienen este origen. De ser así, nuestras conclusiones referentes a las consideraciones de política economista serán fundamentalmente distintas de las que podríamos formular en el supuesto de que el aumento de precios a largo plazo fuese causado principalmente por egresos excesivos.
VIVIENDA
Así como la inversión en la compra o alquiler de una vivienda constituye una de las inversiones más significativas dentro de la economía familiar o individual, también si se atiende a la economía de una sociedad se observa que la vivienda constituye uno de los indicadores más fiables para apreciar las características generales de esa sociedad. Los economistas hacen notar que el ritmo de construcción de viviendas es el exponente más claro para apreciar el grado de prosperidad económica de una sociedad en un momento dado. Esto se debe al hecho de que para construir una vivienda se movilizan prácticamente todos los sectores industriales y artesanos que dan vida económica a un país. El hecho de que el nivel de construcción sea alto suele responder a la existencia previa de una demanda capaz de adquirir las viviendas construidas. Con el incremento del número de edificaciones, esta parte de la población que desea invertir su capital verá la posibilidad para hacerlo, lo que contribuirá a desarrollar una movilidad económica que siempre resulta saludable para un país.
Por otra parte, el grado de prosperidad que pueda haber alcanzado la economía en un lugar y en un momento dado se refleja también en la disminución del número de infraviviendas, que también se conocen bajo el nombre de “viviendas precarias”. Este tipo de vivienda construida a base de materiales de desecho da cobijo a familias enteras sin contar en realidad con unas mínimas condiciones de salubridad en sus instalaciones. Los poblados de viviendas precarias suelen estar situados en zonas marginales de las ciudades, desplazándose continuamente a aquellos terrenos suburbanos o rurales -alejados del “centro”- que no han sido urbanizados y que, por razones de mercado, se convierten en terrenos atractivos para especuladores.
Actualmente, los gobiernos nacionales de los países que padecen el problema de la existencia en su territorio de una alta proporción de infraviviendas van incorporando a sus proyectos políticos, cada vez con más frecuencia, programas de realojamiento en viviendas convencionales dirigidos a estas familias, no sólo con el propósito de proporcionarles alojamientos más dignos, sino también porque, con este procedimiento, pueden disgregarse los grupos que pudieran llevar a cabo actividades socialmente reivindicativas, e incluso delictivas, muchas veces asociadas con estos poblados marginales de vivienda precarias, y procurar así su reintegración social. A su vez, resulta claro que el grado de prosperidad de una sociedad se traduce no sólo en el número de viviendas que se construyen, sino en su calidad y categoría, de las que dependerá el grado de satisfacción de aquellas familias que lleguen a habitarlas, así como la decisión que los consumidores puedan tomar para realizar o no una inversión económica en ellas.
Todas estas observaciones sobre la importancia de la vivienda como bien de consumo y como motor de la economía de una sociedad determinan el hecho de que, en los países desarrollados,
...