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Ingeniero

lberger31 de Diciembre de 2012

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CASO INVERLINK 17/03/2003

Caída Libre

Considerado un virtual rey Midas, Eduardo Monasterio Lara inició su imperio financiero con la empresa Inverlink Consultores en 1991. Ya en el primer año de operaciones quintuplicó sus ganancias con operaciones de renta fija. Año a año el holding tuvo un explosivo crecimiento, que culminó con un 600 por ciento en el 2002. De acuerdo a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) a septiembre del año pasado Inverlink Corredores de Bolsa registraba utilidades por mil 363,3 millones de pesos frente a los 186,7 millones de 2001.

Monasterio era el rey de un feudo económico. Con una AFP (Magister), una compañía de seguros (Le Mans), la corredora de bolsa Inverlink, una isapre (Vida Plena), una firma de factoring, tres administradoras de fondos mutuos (Profit, Millenium y Qualitas) y la clínica Las Lilas se jactaba de que sus inversiones ofrecían rentabilidades superiores a la competencia. Hoy la realidad es muy distinta. La corredora está suspendida por la SVS, lo que se suma al retiro masivo de capitales sufrido por la firma desde que estalló el escándalo de fuga de información privilegiada desde el Banco Central. El crecimiento patrimonial de más de 13 mil por ciento (desde los 205 millones pesos a los 28 mil 400 millones) que el grupo experimentó entre 1991 y 2002 es parte del pasado.

Poco más de un mes fue suficiente para que el imperio de Monasterio y su socio Ignacio Wulf Hitschfeld comenzara a evidenciar los primeros signos de desmoronamiento. El escándalo que se desató luego de que se conociera que otro socio, Enzo Bertinelli, recibía información privilegiada de parte de Pamela Andrada, la ex secretaria del presidente del Banco Central, Carlos Massad, bastó para que la imagen del holding se desplomara. Atrás quedaron los días en que Monasterio y Wulf donaban 100 millones de pesos a la Teletón. También quedó atrás el que sería el siguiente paso estratégico del grupo: formar un banco.

Eduardo Monasterio es la cara pública de Inverlink, pero su socio Ignacio Wulff posee la misma participación accionaria (39 por ciento). El cuestionado Enzo Bertinelli tiene un 12 por ciento de las acciones del holding. Otro de los socios es Francisco Edwards Braun, dueño del 6 por ciento de Inverlink a través de la Sociedad de Inversiones Ilihue. El ex superintendente Julio Bustamente y el ex ministro Alvaro García tenían participaciones del 2 por ciento cada uno que cancelaron mediante un juicio arbitral. A pesar de que el ingreso de los últimos socios, podría hacer pensar que la empresa dirigida por Monasterio y Wulf es cercana a la Concertación, según informaciones entregadas por la revista Qué Pasa, los dos socios principales se vincularían a la UDI. "El holding Inverlink ha intentado mantener vínculos estrechos con el partido de Longueira, según fuentes del sector empresarial, cuyo principal promotor sería el osornino (Wulf). De hecho, el abogado que los asesora en el actual conflicto judicial (Inverlink-Banco Central), Miguel Alex Schweitzer, es afín al "partido popular". El propio Monasterio ha realizado asesorías a los municipios de alcaldes de la colectividad de oposición y además habría realizado un estudio para el municipio de Santiago y su alcalde, Joaquín Lavín, para ver la viabilidad de la venta de los derechos de agua. Otro punto que relaciona a Inverlink con la colectividad de derecha es que por años trabajaron con un estudio de abogados vinculado a la UDI", se extrae textualmente del reportaje publicado el 28 de febrero pasado.

1. PASADO NON SANCTUM

Los orígenes financieros de Monasterio surgieron en 1982, cuando como ejecutivo del Chase Manhattan Bank en Chile realizó algunas operaciones en dólares que llamaron la atención del Banco Central. Años después apostó a bajas tasas en papeles de largo plazo pero la repentina suspensión del poder comprador que tenía el Banco Central sobre estos instrumentos lo hizo perder mucho dinero. Molesto, fue hasta el edificio del instituto emisor a reclamar.

En 1988 Monasterio se vio involucrado en un escándalo, cuando se le vinculó con irregulares operaciones en monedas extranjeras. Por ello el Chase Manhattan Bank fue multado por la Superintendencia de Bancos por infracción a la ley del sector y por el Banco Central por transgredir las normas de cambios internacionales. Le costó la más alta multa en la historia a una institución financiera en el país. Inicialmente el Banco Central le impuso 16,8 millones de dólares, pero fue rebajada a 4,6 millones de la moneda norteamericana y la SVS suspendió su agencia de valores durante noventa días.

Asimismo la Superintendencia de Bancos instruyó al Chase que despidiera a los ejecutivos involucrados. Poco después salieron una serie de ejecutivos, entre ellos Eduardo Monasterio, a cargo de la tesorería del Chase en Argentina. Para defenderse Monasterio cuenta con una carta firmada por el gerente general del Chase en Argentina, William Gambrel, donde dice que salió de la firma porque Monasterio renunció tras rechazar una transferencia a la oficina del banco en Nueva York. Esta carta no le ha permitido acallar los rumores que lo vinculan al caso. Estos antecedentes le pesaron cuando, ya en la presidencia de Inverlink a mediados de 1999, pidió una licencia para abrir un banco orientado a las pequeñas y medianas empresas. Pero después de reunirse con la SVS, retiró la solicitud.

Otro dudoso episodio ocurrió en noviembre de 1995, cuando Bandesarrollo entró en crisis al quedar bajo el leverage permitido, esto es, el patrimonio mínimo para operar en la bolsa exigido por la SVS. Según los antecedentes en el Segundo Juzgado del Crimen en una querella por los delitos de estafa e infracción a la Ley de Valores (proceso Rol Nº 144.963- 6 ) el entonces gerente general de Bandesarrollo, Marcelino Alarcón, autorizó a los operadores de la mesa de dinero de la entidad a realizar una "operación ficticia" para lograr, en escaso tiempo, las utilidades necesarias para mantenerse en el nivel permitido y evitar informar a la SVS que la empresa compró a Inverlink S.A. bonos por 2.385.091.190 de pesos. Sin embargo, Bandesarrollo en una operación relámpago vendió ese día los mismos bonos a más bajo precio a Inverlink (961.709.035), a la empresa Primec S.A. (961.139.356) y a la Sociedad de Valores (641.466.426 de pesos).

La operación tuvo como protagonistas a los operadores Miguel Angel Pozo y Alex Lira, quienes a la fecha integran el departamento de estudios de Inverlink Corredores de Bolsa. El primero era en 1995 gerente de la mesa de dinero de la corredora Bandesarrollo, mientras que el segundo era uno de los operadores. Se les acusa, ya que la causa aún está abierta, de operaciones ficticias para mostrar utilidades inexistentes por 179.466.236 de pesos, monto con el cual se lograba quedar dentro de los márgenes de leverage exigidos por la SVS.

El éxito aparente de las operaciones ficticias requería de un respaldo. Para ello, Bandesarrollo solicitó a Enzo Bertinelli dos cheques prestados, uno por 179 millones de pesos y otro por 3 mil 500 millones. El gerente de Inverlink giró los documentos bancarios a Bandesarrollo. Fuentes judiciales sostienen que Bertinelli habría cobrado a los operadores de Bandesarrollo 100 mil pesos diarios hasta que el cheque fuera devuelto.

Los desencuentros con la autoridad continuaron. En 2001, uno de los operadores de la corredora, Joel Muñoz, fue acusado de adulterar un hecho esencial en que el grupo Luksic anunciaba a la SVS una oferta pública de acciones por el Banco de Chile. En el documento original decía que la operación sería por el 5 por ciento, pero en el que llegó a una agencia de noticias que de inmediato lo difundió se leía 25. Se disparó el precio de la acción y, cuando quedó en evidencia la adulteración, se descubrió que el principal volumen de las transacciones en el día de publicación de la carta lo efectuó Inverlink. Por este caso Muñoz enfrenta demandas de la SVS y de Quiñenco, matriz de los Luksic.

2. CHERCHEZ LA FEMME

Lo que comenzó como un caso de robo y eventual uso de información reservada reveló ribetes insospechados. En un hecho sin precedentes desde la crisis financiera de los 80, el Gobierno decidió intervenir y tomar la administración de la compañía Le Mans Seguros de Vida, controlar las inversiones de AFP Magister, suspender la inscripción de Inverlink Corredores de Bolsa, liquidar los fondos mutuos y aplicar millonarias multas a sus ejecutivos.

En el caso de los tres fondos mutuos (Profit, Qualitas y Millennium) llegaron a anotar al 31 de enero un patrimonio superior a los 52 mil millones de pesos, el cual al 5 de marzo se redujo a sólo 11 millones. La mayoría de los fondos que quedaban en Inverlink Corredores de Bolsa (2.400 millones) correspondían a capitales ligados al propio grupo. Estas acciones quedaron bajo la custodia de la Bolsa de Comercio y no podrán moverse por un plazo de seis meses por no tener el patrimonio mínimo exigido. Para Le Mans Seguros de Vida, el superintendente de Valores y Seguros, Alvaro Clarke, informó que la compañía no pudo entregar un plan para subsanar su déficit patrimonial de 13 mil 176 millones, por lo que el ente regulador se encargará de sanearla. Paralelamente, la SVS multó con 7 mil UF (116,8 millones de pesos) al ex gerente de Le Mans Seguros de Vida, Jorge Didyk, y a tres ejecutivos de Inverlink Corredores de Bolsa con 3 mil UF (50 millones) cada uno.

Por su parte, el gerente General, Mario Garcon, y el gerente de Operaciones, Héctor Palma, elevaron su participación desde un 30 a un 70 por ciento pasando a controlarla. En tanto, Inverlink disminuyó

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