La Rectal Final

La recta final

Un buen juego de llantas, una transmisión de lujo, buena pintura y una carrocería elegante es justo lo necesario para que se vea bien. Sin embargo el motor y los frenos están dañados, no tuvimos suficiente presupuesto para cambiarlos, por lo que unas reparaciones bastan y cruzamos los dedos para que no falle. Así salimos a competir.

Algo así es nuestro país si nos basamos en el Informe Global de Competitividad 2012-2013 (Foro Económico Mundial), donde se nos caracteriza como una economía con dirección a la eficiencia. Ocupando el puesto 57 dentro de 144 países, siendo el quinto país más competitivo de América Latina; destacándonos en potencial de innovación, educación e instituciones pero con deficiencias importantes en infraestructura vial, infraestructura portuaria y procedimientos para iniciar un negocio, ocupando los últimos lugares en estas tres categorías. Lo que debilita nuestras posibilidades de seguir subiendo puestos, nos estanca, son nuestro motor y frenos en mal estado.

Factores como un menor déficit fiscal, la disminución de la deuda pública, así como un aumento en el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) llevaron a una mejora de 44 puestos en el desempeño macroeconómico según el informe, mejorando nuestra competitividad global. Sin embargo, las políticas del país han descuidado factores importantes para la atracción de inversión extranjera directa, y que en algún futuro no muy lejano pueden poner freno al crecimiento comercial del país. Sin carreteras y puertos acordes a las necesidades mundiales estamos perdiendo potencia, nos quedamos rezagados mientras otros competidores pasan a toda velocidad a nuestro lado. La excesiva burocracia gubernamental, el exceso de trámites innecesarios y absurdos conocido desde hace rato como “tramitomanía” y los problemas en infraestructura, son los factores más problemáticos para hacer negocios en nuestro país, por lo que nuestros esfuerzos como país deben ir enfocados en mejorar estas deficiencias.

Estas áreas débiles generan un impacto directo e indirecto a la población y a los empresarios, desalentando la apertura de nuevos negocios en el país y encareciendo los costos relacionados al transporte e importación/exportación de bienes. Una apuesta fuerte a educación y capacitación hace atractivo a nuestro país, pero si lo anterior no es acompañado con una mayor inversión pública y privada en investigación y desarrollo y una mayor facilidad para invertir, tanto desde el punto de vista logístico como de rentabilidad, el país pierde por un lado lo que gana en otro. ¿Cuántos empleos se han perdido por la demora en permisos?, ¿Cuántas empresas detienen sus expansiones por límites en infraestructura? Lo anterior se

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