Los Amos De Mexico
tareasmaria2 de Junio de 2014
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Introducción.
El presente trabajo es un resumen del libro “Los Amos de México” coordinado por Patterson Zepeda, en donde se destacan las 20 familias más acaudaladas de México quienes concentran el diez por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de este país, y más de la mitad del valor accionario de la bolsa Mexicana, según afirma Francecs Relea, quien también nos hablas que es prácticamente imposible que un Mexicano transcurra un día sin necesitar o adquirir tan solo uno de los productos de Slim o del conjunto de estos empresarios.
Zepeda Patterson, quien también es mexicano, sostiene que los magnates mexicanos prefieren el anonimato, debido a que parte de sus fortunas se la deben a la relación directa con el poder político de turno.
"El libro es el primer intento de investigar rigurosamente a los hombres detrás del poder", afirmó Zepeda Patterson. También dijo que "el público merece conocer qué tanto poder tienen" los que administran esas fortunas en México.
En este libro incluyen a empresarios como al magnate Carlos Slim, con el segundo lugar en los hombres más ricos del mundo según la lista forbes 2014 bajo su empres telecom. Lorenzo Zambrano, propietario de Cemex, una de las cementeras más grandes del mundo, y Emilio Azcárraga, dueño de la principal televisora de América Latina, Televisa.
Además se analizó a María Asunción Aramburuzabala, la mujer más rica de México; a los empresarios Roberto Hernández; Olegario Vázquez Raña, Roberto González Barrera y Jorge Vergara, entre otros nombres acaudalados de su país.
Las 11 once investigaciones que aquí se presentan, ofrecerán una investigación documentada de la manera en que hicieron su fortuna y las circunstancias familiares y personales en las que se han desenvuelto.
Seguirá siendo motivo de controversia los 11 millonarios aquí mencionados considerados como “Los Dueños de México”.
Resumen
En México, 20 familias concentran el 10 por ciento del PIB y el 50 por ciento del mercado de valores. Según la lista Forbes, 10 empresarios nacionales forman parte de la casta de multimillonarios —con una fortuna de más de mil millones de dólares—, y por si no fuera suficiente, el hombre más rico del planeta, Carlos Slim, hizo su fortuna desde suelo azteca. Entonces, ¿por qué 40 millones de individuos viven en la pobreza? De acuerdo con los autores, algunas de las respuestas, porque son varias, pueden encontrarse en el análisis de estos personajes, los protegidos, la casta intocable, los que se han hecho al amparo de los políticos y de leyes anti monopólicas laxas.
Con autorización de la editorial, Newsweek en Español presenta a continuación algunos fragmentos de las biografías de cinco de los 11 empresarios retratados en este libro que, como se advierte en su nota introductoria, no pretende lincharlos simplemente por ser millonarios, pero los expone como extremos en la desigualdad económica que acosa al país, y que es, junto con el narcotráfico, la apertura de sectores estratégicos o la consolidación de la democracia, uno de los retos más difíciles para el México del siglo XXI.
Se han seleccionado cinco perfiles emblemáticos para los lectores de Newsweek. Se omite el que parece más obvio: el de Carlos Slim Helú, el hombre más rico del planeta. Se incluye, sin embargo, a su gran enemigo —según el mismo libro—: Roberto Hernández, con una carrera similar a la del dueño de Telmex e incluso su socio en el pasado; a Olegario Vázquez Raña, quien brinca del negocio en los ramos de la medicina y los muebles a los medios de comunicación; a un miembro de la casta empresarial clásica mexicana y dueño de la mayor empresa televisiva de habla hispana, Emilio Azcárraga, a la familia Ramírez, y finalmente, a Jorge Vergara, quien ha irrumpido desde la clase media, con gran estruendo, en el sector empresarial, y es un caso atípico respecto a los anteriores.
Emilio Azcárraga Jean
Las Apuestas de la Pantalla
Por JENARO VILLAMIL
A los 29 años de edad, Emilio Azcárraga Jean tuvo que dejar a un lado su pasión por los deportes acuáticos para concentrarse en el rescate del consorcio más importante de medios de comunicación en habla hispana. En marzo de 1997, el tercero en la dinastía de los Azcárraga, varón único del tercer matrimonio de Emilio, “El Tigre”, Azcárraga Milmo, heredó de su padre un enorme desafío más que el goce de una fortuna valuada en 5,400 millones de dólares por la revista Fortune.
La situación no era nada fácil para Azcárraga Jean. Televisa tenía una deuda que entonces parecía impagable: 1,480 millones de dólares, derivada en su mayoría de la compra de la participación accionaria de Rómulo O’ Farrill, de la deuda Alameda cuyos intereses crecieron en forma exponencial, de la deuda de 320 millones de dólares con su tía Laura Azcárraga y de 200 millones de dólares con los bancos, más una serie interminable de intrigas y ambiciones de parientes y ex socios de su padre; las ventas netas de televisión habían disminuido drásticamente: 17.9 por ciento entre 1994 y 1995, como resultado del “error de diciembre”; los gastos de capital también se redujeron drásticamente, de 2,168.8 millones de pesos en 1994 a 955.8 millones en 1995. Televisa terminó el año de 1996 con pérdidas netas por 598.5 millones de pesos, según el informe del consorcio ante la Securities and Exchange Commission (SEC), el organismo de Estados Unidos que regula la actividad del mercado de valores.
A la muerte del magnate, las acciones de Televisa cayeron 1.35 por ciento en un solo día.
Por si fuera poco, el principal producto de Televisa —sus contenidos audiovisuales— registraban una caída sostenida ante la audiencia mexicana. Su competidora TV Azteca, con apenas cuatro años de existencia, le quitaba audiencia a sus telenovelas, noticiarios y programas de espectáculos. La empresa IBOPE México informó que en el horario triple A, el más caro de la televisión privada, Televisa “bajó progresivamente a lo largo de 1996, de un promedio anual de participación en el mercado de aproximadamente 81 por ciento en 1995 a poco más de 74 por ciento en 1996”.
Al 31 de diciembre de 1996, la compañía que controlaba el 65 por ciento de las concesiones de televisión privada y las compañías de televisión restringida Sky y Cablevisión, poseía el 50 por ciento de la empresa satelital Panamsat y ramificaba sus intereses en la industria editorial, radiofónica y en el mercado norteamericano a través de Univisión, tenía un número total de 20,700 empleados entre la compañía y sus subsidiarias. El problema no sólo era el gran número de empleados, sino el oneroso gasto de mantener 46 vicepresidencias que, en muchos casos, no cumplían con funciones claves. Hoy tiene 16,205 empleados, después de sucesivos recortes y reestructuraciones que le permitieron eliminar salarios tan onerosos como el del médico personal de su padre y otros afectos de “El Tigre”, que sin hacer nada ganaban entre 500 mil y 1 millón de pesos.
Televisa estaba tan enferma como su dueño y artífice de la transformación en el imperio mediático de habla hispana, Emilio, El Tigre, Azcárraga Milmo. Y el elegido para enfrentar la terapia de choque, su hijo Emilio Azcárraga Jean, no tenía ni la edad, ni la experiencia ni el control accionario suficientes para revertir la situación. Poseía apenas el 10 por ciento de las acciones de la empresa, un porcentaje menor al que tenía la familia de Miguel Alemán Velasco, con 11 por ciento del total, los Burillo Azcárraga con el 16 por ciento, y los Cañedo White con el 10 por ciento.
“El Tigre” Azcárraga Milmo enfermó de gravedad a fines de 1996 y no había tomado las previsiones suficientes para pasarle a alguien la estafeta. Miguel Alemán Velasco, el segundo accionista más importante y amigo desde años atrás de “El Tigre” jugó un papel clave en este proceso de transición en el mando de la empresa.
A finales de febrero de 1997, alemán fue a visitar a su amigo para recomendarle que tomara medidas urgentes en la sucesión. “El Tigre” quería que él se quedara al frente durante un período de transición. Él le confió que buscaba hacer una carrera política, ahora que ya nadie le diría que era su padre, el ex presidente, ni el poderoso empresario quienes apadrinaban sus aspiraciones.
Frente a esta situación Azcárraga Milmo anunció el 3 de marzo de 1997 que su hijo Emilio Azcárraga Jean sería el nuevo presidente de la compañía, pero compartiría el poder con el joven Guillermo Cañedo White, hijo de su otro amigo y compañero de la aventura en la construcción del Estadio Azteca, quien fungiría como presidente del Consejo de Administración.
Por supuesto, la transición no fue tan tersa. Las amenazas e intrigas de sus propios familiares para desplazarlo del control de Televisa fueron constantes. Los periodistas Claudia Fernández y Andrew Paxman relatan en su extraordinario libro: “Emilio Azcárraga y su Imperio Televisa”, que tras la muerte de su padre, Azcárraga Jean enfrentó varias disputas. Primero, con su primo Fernando Diez Barroso, hijo de Laura Azcárraga, que estaba decidido a cobrar los 320 millones de dólares de deuda, al tiempo que su otro primo, Alejandro Burillo Azcárraga mantenía una guerra nada soterrada con los hermanos Guillermo y José Antonio Cañedo White para desplazarlos y tomar el control de la empresa. Coyunturalmente, Azcárraga Jean y Burillo
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