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Microempresas

marinachavez10 de Octubre de 2013

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INTRODUCCIÓN

El proceso administrativo se ha vuelto una herramienta de gran importancia para el desarrollo de las empresas, grandes, pequeñas y medianas, sin embargo, en la actualidad se requiere un enfoque de estrategias, debido sobre todo al gran dinamismo que existe en el entorno económico, un dinamismo de cambios tecnológicos, de nuevas materias primas, de alianzas estratégicas, de integración económica entre países, de mayor competencia, y en fin de mayor incertidumbre.

Por lo cual, el enfoque de estrategias adquiere importancia para aprovechar las nuevas oportunidades de mercado que aparecen, un enfoque estratégico que le dé una dirección adecuada a las organizaciones, y que se base en una misión y visión hacia el futuro, en el planteamiento de metas factibles, en un análisis del entorno externo e interno de las organizaciones, y en la aplicación de estrategias que les den competitividad.

En todo el mundo las organizaciones están haciendo planes estratégicos para el logro de sus objetivos, pues sólo así pueden competir con otras que están haciendo lo mismo, en términos de la administración de sus operaciones.

Por ello, en el presente trabajo se exponen los fundamentos teóricos de la administración estratégica y luego se presenta un caso de aplicación, relativo a una empresa comercializadora.

CAPITULO 1. CONTEXTO DE LA MICRO EMPRESA.

1.1. ¿Qué son las microempresas?

En los últimos años las micro y pequeñas empresas han cobrado un renovado interésen virtud de la creciente importancia que adquieren en los más diversos contextos económicos. No sólo han logrado sobrevivir adecuándose a los nuevos escenarios económicos, sino que se han constituido en uno de los sectores más dinámicos de muchas economías, desafiando de este modo,pronósticos ampliamente concensuados que auguraban que, como vestigios de los primeros momentos del desarrollo industrial, estaban condenadas a desaparecer u ocupar un lugar totalmente marginal. Contradiciendo estos augurios, su crecimiento en el número total de establecimientos industriales, su capacidad de adaptación y flexibilidad que les ha permitido adecuarse a fluctuaciones y cambios en la demanda y la coyuntura económica, y principalmente, su poder de generación de empleos tanto en sociedades industriales avanzadas como en otras menos desarrolladas, se han constituido en motivo de admiración y centro de innumerables debates.

Una de las modalidades más importantes de organización productiva, a partir de la cual las micro y pequeñas empresas han logrado este aparente éxito de adaptación a los nuevos escenarios económicos son los llamados distritos industriales. La flexibilidad y adaptabilidad inherentes a su tamaño, combinada con las potencialidades de alcanzar economías de escala a través de la aglomeración territorial y el establecimiento de diversas redes de asociación, puso de relieve las posibilidades y la viabilidad de una inserción en mercados internacionales de estas pequeñas unidades productivas.

En base al análisis de numerosas experiencias europeas, y principalmente italianas,los distritos industriales han sido percibidos por numerosos autores como la base de un nuevoparadigma productivo estructurado sobre una extensa red de relaciones de cooperación no2jerárquicas entre empresas de dimensiones modestas, y adecuado a las nuevas exigencias de unmercado globalizado, una demanda diversificada, y un desarrollo tecnológico que favorece la flexibilidad productiva (Piore y Sabel 1990; Becattini 1990; Dei Ottati 1995). Los distritosindustriales son vistos de esta manera como una de las estrategias de organización productiva másadecuadas a las nuevas condiciones de los mercados internacionales: producción flexible para nichosde un mercado diversificado e inestable.

Los elementos determinantes de esta flexibilidad propia de los distritos industriales,se sitúan en una serie de factores que logra reunir esta modalidad de organización productiva. Porun lado, las modestas dimensiones de las unidades productivas que integran el distrito permiten alas empresas contar con una administración menos burocrática, con mínimos costos de coordinación y con una elevada capacidad de adaptación a los vaivenes de los mercados. Al mismo tiempo, El desarrollo de la microelectrónica ha hecho posible poner al alcance de las micro y pequeñasempresas una tecnología flexible de producción por lotes, control computarizado de los diseños yaltos niveles de calidad, que permite responder a las exigencias y cambios de la demanda.

Finalmente, la concentración de estas pequeñas empresas en espacios locales especializados y conlarga tradición en un sector productivo les permite aprovechar una “atmósfera industrial”caracterizada por una serie de pautas y valores comunes que fomentan el desarrollo de relacionesde confianza y cooperación; de esta forma a través de relaciones de cooperación horizontales yverticales, las pequeñas unidades productivas (o bien el distrito como totalidad) logran alcanzareconomías de escala sin resignar la flexibilidad y las ventajas inherentes a su tamaño.Finalmente dentrode esta especie de “modelo ideal”, un último elemento adquiereuna significación particular; este aspecto se refiere a las características que asumen las relacioneslaborales. Por un lado, la cooperación y confianza que envuelve la atmósfera socio-cultural deldistrito, no se limitan a las relaciones interempresas, sino que se hacen extensivas a las relacionesentre capital y trabajo. Las relaciones personalizadas entre patrones y trabajadores, propias de laspequeñas unidades productivas, y la pertenencia a una misma comunidad, con valores y normas decomportamiento compartido, favorecerían el desarrollo de relaciones laborales basadas en la mutuaconfianza y colaboración (Lazerson 1988). Por otro lado, en el marco de estas relaciones laborales noconflictivas, la calificación e implicación de los trabajadores en el proceso productivo es otro de susatributos distintivos y determinante de sus ventajas competitivas.

Micro y pequeñas empresas como una especie de modelo idealde organización productiva, al mismo tiempo que difunden sus supuestas virtudes depositando enellos expectativas, con frecuencia desmedidas, y revitalizando la vieja imagen de que “thesmallisbeatifull”.

El “modelo ideal” se presenta no sólo como una estrategia de organización productiva queresulta exitosa en su inserción y adecuación a los actuales escenarios económicos, sino que al mismo tiempo logra combinar la tan ansiada flexibilidad con un paraíso laboral caracterizado por lacooperación y la confianza, altos niveles de calificación e implicación de los trabajadores, nivelessalariales y condiciones de trabajo similares, e incluso superiores, a los predominantes en lasgrandes empresas, y el predominio de un clima laboral excento de conflictos basado en lacolaboración.Sin embargo, una serie de investigaciones recientes han comenzado a poner en dudalos supuestos de este modelo ideal y fundamentalmente las pretensiones no poco frecuentes deextender y generalizar estos aspectos como atributos inherentes a los distritos industriales(Humphrey 1995).

El distrito no representa una simple concentración territorial de empresas, quepuede tener lugar indistintamente en el NEC de Italia, en el sur de España, o en alguna ciudad

Latinoamericana. La concentración territorial significa al mismo tiempo la pertenencia a una comunidad determinada, a un ambiente socio-histórico y cultural específico, a un entornoinstitucional particular, y a un contexto económico con especificidades propias. Si tenemos encuenta estos aspectos resulta evidente que la dinámica que asume el funcionamiento de un distritoindustrial, y de las pequeñas unidades productivas en particular, difícilmente puede serinterpretada a partir de generalizaciones abstractas y alejadas de los entornos contextuales,

1.2. ¿Cómo se desarrollan las microempresas?

En un mundo globalizado, el sector empresarial no puede seguir negando la necesidad de adoptar la responsabilidad social como estrategia para alcanzar beneficios externos e internos, pues sigue latente cierto comportamiento dominante de rechazo hacia ella. Por ello, el objetivo de esta investigación exploratoria, no experimental, es describir la responsabilidad social en empresas Mexico mediante cuatro componentes: ética empresarial, preservación del medio ambiente, calidad de vida en el trabajo y vinculación empresa-sociedad, en una muestra no probabilística de 31 empresas. Los resultados reflejan que las empresas se encuentran en el nivel inicial de filantropía, detectándose la voluntad de la alta dirección y de los accionistas como factores que podrían favorecer la adopción de la responsabilidad social.

Queda para futuras investigaciones incrementar la muestra e incluir el desempeño económico en este tipo de estudios existen al menos cuatro motivos por los cuales debe estudiarse la Responsabilidad Social en las Empresas (RSE) dentro del contexto mexicano. En primer lugar, la integración de los mercados y la caída de barreras comerciales representan para las empresas el desafío de mantenerse en niveles de competitividad y productividad, desafío acompañado de una preocupación creciente por la legitimidad de su actuación social, su papel como constructoras del bien común y como entidades que no sólo buscan ganancias económicas a toda costa (Green, 2003).

Ligado a lo anterior y en segundo término, es necesario recuperar el balance entre lo económico y lo social, entre el interés individual y el bienestar común. Sólo que esto ya no puede hacerse exclusivamente

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