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Mujeres Emprendedoras


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2014  •  2.783 Palabras (12 Páginas)  •  159 Visitas

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1.1. Análisis:

1.1.1 ¿Qué es una mujer emprendedora?

Emprendedor (a) es un término derivado de la palabra francesa entrepreneur, y que es comúnmente usado para describir a un individuo que organiza y opera una o varias empresas, asumiendo cierto riesgo financiero en el emprendimiento.

Fue definido por primera vez por el economista anglo francés Richard Cantillon como «la persona que paga un cierto precio para revender un producto a un precio incierto, por ende tomando decisiones acerca de obtención y uso de recursos, admitiendo consecuentemente el riesgo en el emprendimiento».

Otros estudiosos han definido este término de distintas maneras, entre ellas:

1964: Peter Drucker: Una emprendedora busca el cambio, responde a él y explota sus oportunidades. La innovación es una herramienta específica de una persona emprendedora, por ende la emprendedora efectiva convierte una fuente en un recurso.

Pese a estos avances notables, los hombres aún llevan la delantera. Mientras que el empleo femenino oscila entre el 40% y el 70% en la región, la participación del hombre supera el 85% en todos los países. Tal como se muestra en el Gráfico 1.1, la participación de la mujer en la fuerza laboral en América Latina es similar al promedio mundial, pero inferior a la de algunas regiones, especialmente Asia Oriental y el Pacífico, donde la cifra supera el 70%.

En Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua y Perú, más o menos un tercio de las mujeres que trabajan lo hacen en el sector del comercio, mientras que menos del 20% de los hombres se desempeña en esa área.

De igual modo, alrededor del 30% de las mujeres de Argentina y Uruguay, y aproximadamente una cuarta parte en Chile, Jamaica y Panamá, trabaja en salud y educación. En cambio, la cifra correspondiente entre los hombres es de menos del 11%.

Una gran proporción de mujeres tiende a trabajar en el sector informal y, por lo tanto, no se contabiliza. Como se muestra en los siguientes gráficos, con la excepción

1.2. Entendiendo la realidad de la mujer:

En la mayoría de los países de la región, la posibilidad de las mujeres de optar por un trabajo remunerado se encuentra limitada por la responsabilidad de compatibilizar el mundo público con el privado, el trabajo remunerado en el mercado y el no remunerado en la esfera privada. La posibilidad de trabajo independiente y el potencial de los emprendimientos, ha sido planteado desde distintos ámbitos como una oportunidad que les permite mayores posibilidades de manejo del tiempo y a su vez generación de ingresos propios.

Históricamente la mayoría de las instituciones fueron fundadas por hombres y reproducen las relaciones de género que existen en las sociedades donde se desarrollan. El mercado, por otra parte también refleja las asimetrías de género al asociarse con la vida pública, es considerado el lugar donde de manera racional y autónoma, los individuos realizan transacciones y responde a reglas “supuestamente neutras” en términos de género.

Por ello es necesario, entender las características diferenciales del mercado de trabajo y de las actividades económicas donde participan varones y mujeres, identificando las habilidades y restricciones de ellas (tiempo, responsabilidades en el hogar, familiares a cargo) para instrumentar programas y estrategias adecuadas que puedan contribuir al empoderamiento de las mujeres, tanto a nivel individual como colectivo y de esta forma ir avanzando en una agenda de temas que permitan estimar y definir cuáles son las mejores estrategias para superar las diferencias que aún persisten en la región.

Desde los gobiernos existen diferentes iniciativas tendientes a estimular políticas activas de desarrollo productivo que posibiliten el logro de la autonomía económica y generación de ingresos propios de las mujeres. Por otra parte, las organizaciones y redes de mujeres han ganado un lugar importante en lo relativo a brindar apoyo, sustento y empoderamiento a muchas mujeres, brindando capacitación, asesoramiento y acercamiento al mundo productivo. El problema, es que muchas de estas iniciativas que provienen de múltiples y fragmentados actores no son todavía la norma; aparecen y son destacadas como excepcionales (Raó, 2005).

La decisión de una mujer de transformarse en empresaria está influida por una serie de factores que la inducen a participar en los mercados laborales y otros que la atraen y que están vinculados con las expectativas de ingresos.

• Los factores de inducción (push-out factors) son aquellos que surgen de la necesidad más que de la oportunidad. A menudo son producto de la falta de oportunidades en el mercado laboral y de la necesidad de complementar el ingreso familiar. Muchos de los factores de inducción son específicos a la mujer y se vinculan con aspectos de género en la acumulación de activos y de capital humano o con la asignación intrafamiliar de los recursos y las responsabilidades de crianza de los hijos.

• Los factores de atracción (pull-in factors) se basan en las oportunidades. Por lo general se fundan en el deseo de contar con flexibilidad, en la respuesta a una vocación vital o habilidad innata, en el inicio o incorporación a una empresa familiar y en la identificación de una oportunidad de un negocio específico. Este informe plantea que los hombres son más propensos que las mujeres a convertirse en empresarios en respuesta a una oportunidad económica reconocida

Características de las mujeres emprendedoras en el Perú

La incorporación masiva de mujeres al mercado de trabajo, es generalizada en la mayoría de los países y es uno de los fenómenos más significativos de las últimas décadas. Las tendencias en las series disponibles para la región muestran un aumento en la participación femenina en el mercado laboral durante los últimos años.

Cifras globales indican una participación del 56% para las mujeres y del 81% para los hombres y, a su vez, la tasa de actividad sube más de diez puntos porcentuales cuando se calcula sólo para las mujeres con mayor grado educación (67,3%) (CEPAL, 2005).

Son varias las características que distinguen a las empresas de propiedad de mujeres de aquellas cuyo dueño es un hombre.

En general, las primeras usan menos mano de obra y capital físico y, en algunos países, registran niveles más bajos de capital humano.

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