Procesos eficientes La importancia de procesos internos eficientes para el incremento de la rentabilidad en una empresa

La importancia de procesos internos eficientes para el incremento de la rentabilidad en una empresa

Existen distintos tipos de estrategias que una empresa puede emplear para alcanzar el índice de rentabilidad deseado en un periodo de tiempo definido. Muchas de ellas apuntan a incrementar el volumen de negocios, a fidelizar la cartera de clientes, así como también diversificar la cartera de productos. Sin embargo, a pesar de que esas estrategias incrementen los ingresos que percibe la compañía, en ocasiones agregan nuevas actividades o acomplejan procesos ya existentes que de no ser previamente eficientes, se traducen en un aumento significativo en la dotación de personal lo cual impacta directamente los costos operacionales y por ende, las utilidades de la compañía.

Los procesos internos, los cuales catalogo como la cuna de la cadena de valor de una empresa, deben ser diseñados para generar valor de manera sistemática y global a toda la institución. Esta perspectiva es elemental para el negocio ya que indica cuáles caminos se deben seguir para alcanzar la propuesta de valor que los clientes han definido y por la cual están dispuestos a pagar, así como también se relaciona directamente con el aspecto financiero y los márgenes de utilidad que los accionistas requieren.

Cuando se observa a detalle un proceso productivo, ya sea de bienes o servicios, se debe tomar en cuenta que, a pesar de que hay actividades que agregan valor y son necesarias para la gestión, existen otras que no lo son y no contribuyen en lo absoluto a la consecución de los objetivos planteados por la organización. Lo sorprendente de lo antes mencionado es que muchas veces  dichas actividades  son identificadas y aun así se siguen realizando. Por otro lado, se pueden encontrar aquellas tareas que actualmente se realizan adecuadamente, pero que se pueden ejecutar de forma óptima. Para esto, es imperante el detectar las oportunidades de mejora que presenten los procesos y emplear mejores prácticas que eliminen los desperdicios actualmente existentes, disminuyendo de esta forma el tiempo de realización de los mismos y generando una mayor producción (o contribuyendo al incremento de la calidad)  en igual o menor tiempo.

Cuando se está consciente del grado de “salud” de los procesos, es mucho más sencillo establecer metas congruentes y objetivas dentro del plan estratégico que la empresa desarrolle. En este sentido, un análisis objetivo de los medios que se poseen permite disponer de los mismos de manera que generen un máximo beneficio al menor costo. Con esto, se puede incrementar significativamente los índices de eficiencia y rentabilidad que se gestionan, con miras a buscar siempre la mejora sostenible de los resultados arrojados por dichos indicadores.

Este esfuerzo, que siempre debe de iniciar en los altos niveles organizacionales para garantizar el compromiso de toda la estructura organizacional, en conjunto a otras iniciativas estratégicas a nivel de clientes, innovación y finanzas, tendrá como resultado procesos más eficientes, clientes felices y fidelizados así como indicadores financieros positivos para la empresa. Todo esto traducido en una organización más competitiva dentro del mercado al cual pertenece la empresa.

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