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TEORIA DEL VALOR: Adam Smith y David Ricardo

ddd93Síntesis27 de Octubre de 2015

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TEORIA DEL VALOR

Adam Smith y David Ricardo son los principales representantes de lo que hoy se conoce como Economía Clásica o Sistema Clásico. Ambos teóricos fueron los precursores de la economía moderna, pues dieron un nuevo enfoque al estudio de la misma, al aplicar el método científico para explicarla. Smith no estaba de acuerdo con la teoría mercantilista y creía que era necesario otro modelo económico para su época. Así, fue el primero en proponer una nueva perspectiva a través de su obra principal Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, mediante la cual tomaba algunos conceptos del mercantilismo y de la fisiocracia para refutar algunos y mejorar la explicación de otros, tales como la teoría del valor, el origen del excedente y la distribución del mismo. Ricardo continúa el trabajo realizado por Smith y hace algunas aclaraciones en cuanto a la teoría del valor, pues este es el principal aporte de ambos.

Sin embargo, los dos cayeron en algunas contradicciones en su intento por explicar el valor en uso y valor en cambio de las mercancías. Cómo se determinan, de dónde provienen y cómo se miden, son algunas de las preguntas que intentaron explicar en sus teorías, pero que se vieron obstaculizados por la complejidad de las variables que es necesario tomar en cuenta. A pesar de esto, sentaron las bases de una escuela de pensamiento económico que ha perdurado a través de los siglos en los países capitalistas, con las debidas aclaraciones para la época y lugar.


ADAM SMITH

Adam Smith fue el primer economista académico. Tomando una perspectiva alejada del ambiente meramente comercial, aunque con conocimientos del tema, hizo posible el desarrollo del pensamiento económico en tanto a ciencia. Si bien estuvo influenciado por varios pensadores y escritores de filosofía y economía como Hutcherson, Aristóteles, los fisiócratas, Hobbes, entre otros, concuerda en una característica común de todos ellos: la prevalencia superior de la ley natural sobre la humana. Además, Smith emplea algunas doctrinas económicas ya desarrolladas para concretar su teoría del valor, como las de Petty, Steuart y Cantillon.

Su obra Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, trata temas acerca de los problemas de la producción, la distribución y el cambio, del capital, las distintas políticas económicas que han seguido diferentes naciones en diversas épocas, los sistemas anteriores de economía política y las finanzas públicas. En su pensamiento siempre está presente la idea del orden natural que prevalece sobre las instituciones humanas, las cuales representan, con frecuencia, obstáculos para el alcance de lo que naturalmente se puede lograr.

De acuerdo con Smith, la conducta humana descansa en seis motivaciones: el egoísmo, la conmiseración, el deseo de ser libre, el sentido de la propiedad, el hábito del trabajo y la tendencia a cambiar una cosa por otra. Dado lo anterior, cada individuo buscará su propio interés y debe contar con plena libertad de satisfacerlo a su manera. Con esto, no sólo conseguirá su propio beneficio, sino que también conseguirá el beneficio común de la sociedad, pues el beneficio de un individuo no se opone al bien de todos. Esta idea llevó a Smith a la conclusión de que cada individuo, al buscar su propio beneficio, es “conducido por una mano invisible a promover un fin que no entraba en su propósito”.

Como consecuencia de este orden natural, Smith asegura que cualquier intervención del gobierno no es solamente innecesaria, sino también perjudicial. Para él, el Estado debe cumplir con ciertos deberes propios únicamente, a saber: la defensa contra la agresión extranjera; la administración de la justicia; la creación de instituciones públicas que no son sostenidas por ningún individuo por carecer de una ganancia adecuada y el manejo del circulante o política monetaria. Fuera de estos fines, el Estado debe dejar a las motivaciones de cada individuo la tarea de los asuntos económicos. Afirma que mediante la división del trabajo y la pertenencia a una sociedad, el hombre tiene una necesidad constante de los otros, lo que lo lleva al cambio para satisfacer sus necesidades. Este cambio hace posible la satisfacción simultánea de los intereses de uno y otro involucrado.

Smith fue el principal promovedor de la política de laissez faire, aún en mayor grado que los fisiócratas, pues no aplicaba este principio solamente a la agricultira, sino que lo hacía para todos los campos de la producción. Además, sostuvo que los privilegios y favoritismos como el monopolio, devenidos del mercantilismo, debían desaparecer, pues eran obstáculos para los que no se encontraban entre los favorecidos. Creía entonces en una política económica de libre competencia, la única congruente con la libertad natural y la úncia que aseguraba  a cada individuo la obtención de una recompensa a sus esfuerzos que se sumaría al bien común. Sin embargo, aún cuando Smith criticaba profundamente la intervención del Estado, por otro lado defendía la institución de la propiedad privada y además, señalaba como una obligación del gobierno la defensa de ésta.

Posteriormente, Smith plantea su teoría del valor, la cual se sustenta sobre el principio de que el trabajo es la fuente última de la riqueza de una nación, ya no el comercio exterior como en el mercantilismo; ya no en la agricultura como en la fisiocracia. Comienza su análisis con la división del trabajo, pues según él, es la causa principal de la productividad. Sin embargo, sostiene la idea de que los bienes por si mismos se convierten en fuente de riqueza al ser estos propensos al cambio. Señala entonces que es el mismo cambio lo que produce la división del trabajo y confunde los términos de causa y efecto, pues auqnue el cambio no puede existir sin la división del trabajo, no es cierto que la división del trabajo requiera la existencia del cambio, pues ha habido sociedades en las cuales existe la primera sin estar presente el último. Otorgó un carácter de validez para todo tiempo y lugar una característica esencial de la sociedad de su época, en un inteto por destacar la influencia del mercado sobre la productividad, para demostrar que el libre comercio es un requisito sine qua non al desarrollo de la productividad de un país.

Continúa la exposición de su teoría diciendo que todo hombre se convierte, en cierta medida, en comerciante, transformando así la sociedad en una sociedad comercial. Pero esta sociedad comercial, para ser eficaz, debe eliminar las desventajas que produce cambiar una mercancía por otra, lo que lleva a adoptar un medio de cambio generalmente aceptado: el dinero. Ante esto, toma la conclusión aristotélica de la palabra valor, según la cual existe el valor en uso (la utilidad de un objeto en particular), y el valor en cambio (la capacidad de un objeto para comprar otros bienes). Smith solo se dedica a explicar el valor en cambio, pues considera que es el más importante.

Entonces, su primera teoría sobre el valor considera al trabajo como única fuente de valor, y la contidad de trabajo incorporada en cada mercancía como la medida de ese valor. Pero en su estudio del valor de cambio en Lectures on Justice, Police, Revenue and Arms, consideraba que el valor de una mercancía estaba determinado por el costo de producir la cantidad necesaria para la producción de la misma y admitía la influencia de la demanda que determinaba la distribución del trabajo, de tal manera que el valor y el costo del trabajo resultaran iguales. En La riqueza de las naciones, limitaba el alcance de la teoría del valor-trabajo, comenzando con un análisis de la propia naturaleza del valor, la cual se deriva de los hechos sociales de la división del trabajo y del cambio privado. Concluye que el trabajo es “la medida real del valor en cambio de todas las mercancías”.

Procede a medir el valor de una mercancía no solo por la cantidad de trabajo que con ella puede obtenerse en cambio, sino también por la cantidad de trabajo que su producción requiere. El valor en cambio del trabajo es entonces la medida del valor en cambio de otras mercancías; y esa medida es la cantidad de trabajo incorporada en una mercancía. La causa de la confusión de Smith está en su deseo de remarcar la importancia de la división del trabajo, pero una vez que se establece, ya no es el producto del trabajo propio lo que determina la riqueza, sino la cantidad de trabajo de otras personas de que se pueda disponer con ese producto.

Sin embargo, Smith considera que el trabajo no es una medida eficaz, puesto que las mercancías no se cambian por trabajo, sino por otras mercancías. Por lo tanto, el valor en cambio de las mercancías suele calcularse por las cantidades de otras mercancías tangibles como el dinero, que se convierte en medida de valor en cambio general. Entonces considera al dinero como un igual al trabajo en un intento por buscar algo que posea un valor constante y que sea una medida eficaz. Pero encuentra que el mismo dinero (oro y plata) está sujeto a fluctuaciones de valor, es decir, depende de la cantidad de trabajo necesaria para producirlo. Concluye entonces que el trabajo es una medida que no cambia y lo toma como el único patrón definitivo y verdadero con que puede medirse y compararse el valor de todas las mercancías en todos los tipos y lugares. Convierte al trabajo en el precio real de las mercancías y al dinero en el precio nominal. Así, la confusión entre el valor del trabajo y la cantidad del trabajo persiste y atribuye a las expresiones de precio real y nominal un sentido en el cual el primero es la cantidad de cosas necesarias para la vida, y el segundo la contidad de dinero que se da a cambio de cualquier cosa, incluyendo el trabajo.

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