USO INTELIGENTE DE PRODUCTOS Y SERVICIOS FINANCIEROS EN ÉPOCAS DE CRISIS
Guido Xavier Maldonado JaramilloEnsayo23 de Julio de 2021
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USO INTELIGENTE DE PRODUCTOS Y SERVICIOS FINANCIEROS EN ÉPOCAS DE CRISIS
PRESUPUESTO
En economía, un presupuesto se refiere a la cantidad de dinero que se necesita para hacer frente a cierto número de gastos necesarios para acometer un proyecto. De tal manera, se puede definir como una cifra anticipada que estima el coste que va a suponer la realización de dicho objetivo.
Es decir, el presupuesto es la delimitación en términos dinerarios de las condiciones que rodean al proyecto elegido y los resultados que se espera conseguir tras su realización dentro de un tiempo determinado. Por ello, esta expresión de carácter cuantitativo supone a su vez un alto nivel de consonancia con el plan de negocios y las estrategias que marcan el camino de la empresa.
Siguiendo con la línea marcada por la definición inicial, podría decirse que un presupuesto expresa por medio de términos monetarios el plan de acción de una empresa o un emprendedor en particular. Esto, ya que a través de su confección establece los recursos y flujos financieros que se van a comprometer en dicho proyecto a lo largo de un periodo de tiempo determinado.
Periodo de un presupuesto
En relación al periodo de tiempo del que estemos hablando, es posible hacer una clasificación de los diferentes tipos de presupuestos entre planificaciones a corto (propias de proyectos cotidianos y de mayor rapidez) y a largo plazo (más habituales en la actividad de las grandes empresas o en las políticas económicas de los países).
Dicho de otro modo, el presupuesto puede entenderse como una forma de marcar el plan de actuación que la compañía va a llevar a cabo, delimitando los objetivos que se buscan en dicha tarea y las funciones que sea necesario realizar para su consecución. En ese sentido, es habitual que los presupuestos presenten una serie de características comunes, como predictibilidad, economicidad, flexibilidad, fiabilidad, participación y oportunidad.
Presupuesto familiar
Un presupuesto familiar es una herramienta que puede ayudarnos a gestionar mejor los ingresos de nuestra familia.
Resulta que para muchas familias es difícil hacer buen uso del dinero que entra al hogar, pues a algunas no les alcanza ni siquiera para los gastos básicos, pero no porque sea poco sino porque hacen una mala distribución de éste. Una idea importante para ellas, es poner en marcha un plan de gastos o presupuesto de ingresos y egreso que solo el responsable del hogar –papá, mamá o adulto responsable- debe ejecutar. Esto se traduce en mirar cuánto dinero entra en la familia y cuánto sale.
3 consejos para hacer un presupuesto familiar
- Establecer cuáles y cuánto son los ingresos, o sea el dinero que entra al hogar proveniente de salario, pagos extras, y cualquier otro ingreso que pueda tener, cada mes.
- Después hacer una lista de los egresos, o sea los gastos que tiene la familia. Estos están divididos entre obligatorios, prioritarios y otros.
- Establecer cuáles son los gastos prioritarios, los obligatorios y otros.
Tipos de gastos que deben contemplarse en un presupuesto familiar
- Gastos obligatorios: dentro de estos, quien maneje el presupuesto puede establecer, el alquiler de la vivienda o la hipoteca, el pago de los servicios públicos y el mercado.
- Gastos prioritarios: salud, vestuario, educación, transporte y recreación.
Esta lista de gastos prioritarios dependerá mucho de cada hogar, pues para unas puede ser más importante el vestuario que la recreación o viceversa.
Cuando se ha hecho el presupuesto de los gastos es importante que dependiendo de lo que sobró establezca una cuota, no importa cuánto, para el ahorro y para los gastos imprevistos.
Después de poner en práctica estos tres pasos, sabrá en qué se va el dinero y se tendrá la certeza de saber que se está utilizando de forma correcta, pues la familia empieza a establecer prioridades.
¿Gastar o no gastar?
El comportamiento del consumidor depende en gran medida de la publicidad. Ésta juega un papel importantísimo, pues va creando un sinnúmero de “necesidades” para las familias de hoy: DVD, microondas, plancha para el cabello, celular, entre otros.
Por muchos factores la familia se siente impulsada a comprar productos o adquirir servicios que quizá no son del todo necesarios en su diario vivir, dejando de pagar los gastos obligatorios o prioritarios.
Gastos fijos obligatorios
Son aquellos gastos necesarios que se repiten periódicamente, por lo que se sabe con antelación cuándo hay que pagarlos y qué cantidades se deben abonar. En esta categoría se encuentran los gastos de vivienda, educación, seguros, impuestos y préstamos, entre otros. Estos pagos no suelen admitir demora y pueden conllevar penalizaciones en caso de retraso, lo que supondría un incremento de la deuda.
Los gastos fijos obligatorios son prioritarios y deben abonarse primero. Por lo tanto, si hubiera dificultades para pagarlos, convendría reducir los gastos en las otras categorías o, si la situación no mejorara, intentar renegociar la deuda con los acreedores.
Gastos variables necesarios
Esta categoría, igual que la anterior, se compone de aquellos gastos que son necesarios para la vida cotidiana. Sin embargo, en este caso, las cantidades no son fijas ya que pueden reducirse o aumentarse según las circunstancias. Esto ocurre, por ejemplo, con la cesta de la compra. Es un gasto necesario, pero podría reducirse, si fuera preciso, con pequeños gestos de ahorro como adquirir productos de marca blanca en vez de marcas conocidas o comparar precios entre supermercados para diversificar la compra en función de los mismos. En esta categoría entran también los gastos de transporte, ropa, electricidad, agua, etc. Todos ellos se podrían reducir, si hubiera aprietos para satisfacer los gastos fijos obligatorios.
Gastos superfluos o discrecionales
Son gastos prescindibles, aunque muchas veces no se tenga conciencia de que lo son. El café a media mañana, la compra impulsiva al pasar por un escaparate, la suscripción a un servicio que se usa poco… constituyen los gastos habituales que entran en esta categoría. En conjunto, pueden afectar negativamente a la economía familiar por lo que siempre es beneficioso reducirlos y, si fuera preciso, eliminarlos.
Esta categoría es quizá una de las más difíciles de controlar. Los gastos discrecionales varían mucho y van asociados a los deseos y necesidades del individuo en cada momento, por lo que tienen una carga emocional que, a veces, no permite ver la situación financiera con claridad. El presupuesto ayuda a reflexionar sobre estos gastos para verlos como lo que suelen ser: una merma en los ingresos que no revierte en una mejora significativa de la calidad de vida. Eso no quiere decir que, cuando la situación económica lo permita, no haya un hueco para darse un capricho o gastar algo en ocio, pero si hay problemas para pagar los gastos necesarios, los discrecionales deberían ser los primeros en recortarse.
El Ahorro
Un presupuesto que refleje correctamente los gastos, debería incluir también el ahorro como un gasto más, pero ¿cuánto habría que destinar a esta categoría? A priori, resulta difícil “renunciar” a una cantidad mensual, aunque suponga un beneficio en el futuro. La regla 50-20-30 puede ser una buena guía. Consiste en dividir los ingresos mensuales en los siguientes porcentajes: 50% para gastos obligatorios y gastos necesarios, 30% para gastos discrecionales y 20% para el ahorro.
Un buen truco para evitar la tentación de gastar ese 20%, es descontar el porcentaje destinado al ahorro en cuanto llegue el ingreso y meterlo, por ejemplo, en una cuenta de ahorro. Así se contará únicamente con las cantidades destinadas a los demás gastos y mientras tanto, los ahorros irán creciendo gracias a los intereses.
En definitiva, el presupuesto es una herramienta con la que se aprende, no solo a controlar las finanzas sino a gastar mejor, permitiéndole a la persona afrontar cualquier emergencia financiera que se le presente y cumplir todas sus metas de ahorro, sin perder calidad de vida.
BBVA ha desarrollado herramientas para ayudar a sus clientes a mantener su salud financiera y ahorrar para conseguir sus metas. Una de ellas es la funcionalidad de la app de BBVA España, Bconomy que mide la evolución de los ingresos y gastos de cada usuario, su nivel de ahorro, el gasto que destina a vivienda o el nivel de endeudamiento para calificar con una nota media su salud financiera y adoptar planes de mejora. Además, BBVA facilita a sus clientes automatizar la gestión de sus finanzas con Programa tu Cuenta, la nueva funcionalidad gratuita de la ‘app’ del banco en España, que permite programar determinadas operaciones a través de sencillas reglas, para facilitar el ahorro y la gestión de los saldos de las cuentas, de forma automática.
Ahorro con objetivo
Si algo agradezco de veras a mi formación en Coaching, (además de haber conocido a personas -amigos ya- extraordinarias) es el haber aprendido a trabajar por objetivos. Y para ello, lo primero es aprender a definirlos correctamente.
La mejor forma de definir un objetivo, sea de ahorro o de cualquier otra cosa, es hacerlo siguiendo el método SMART.
Según este sistema, las características que debe tener todo objetivo para estar bien definido, y que te ayude a alcanzarlo, son:
- eSpecífico.
- Medible.
- Alcanzable.
- Relevante.
- Tiempo.
Para hacerlo más ameno y divertido, voy a ir definiendo estas características con un ejemplo.
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