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Actividades artísticas y físicas como factores de bienestar en adultos mayores institucionalizados en Residencias de Larga Estadía

fe140021Monografía19 de Agosto de 2019

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Actividades artísticas y físicas como factores de bienestar en adultos mayores institucionalizados en Residencias de Larga Estadía

Sergio Barra, Yerko Figueroa, Francisco Grunert, Camila Lagos, Rodrigo Ramírez, Fernanda Sánchez.  

Universidad de Chile

 Facultad de Ciencias Sociales

Santiago de Chile

05 de Diciembre de 2018

Antecedentes        

La vejez es un concepto que reúne distintas ideas y concepciones sobre el desarrollo humano y la vida misma. Generalmente es entendida junto al concepto de envejecimiento como la etapa final de la vida, y se asocia comúnmente a una idea de deterioro del organismo en todos los niveles. No obstante, es un fenómeno sumamente variable, que se presenta de formas muy diferentes en las personas (Fernández-Ballesteros, 2004).

Actualmente, la adultez mayor es uno de los temas que más preguntas y discusiones genera dentro del debate público, principalmente a causa de la alta expectativa de vida actual. A principios del siglo XX, por ejemplo, la expectativa de vida para las mujeres era en promedio de 34,76 años. En el siglo XXI, esa cifra ha aumentado hasta llegar a 80,3 años en promedio (Gómez, 1995). En el 2014, la adultez mayor constituía al 12,3% de la población mundial, pero para el 2050 se espera que el número llegue a 21,5% (Índice Global de Envejecimiento, 2015). Este envejecimiento poblacional es un fenómeno a nivel global, y conlleva distintos desafíos y problemáticas a enfrentar, como la calidad de vida en general de los adultos mayores (AM de ahora en adelante), sus problemas de salud y necesidades (Mulasso, Roppolo, Liubicich, Settanni, & Rabaglietti, 2015). La evidencia muestra que el bienestar en la adultez mayor depende de factores económicos, sociales, morales, políticos y de salud, entre otros (Índice Global de Envejecimiento, 2015), lo que se relaciona directamente con el rol que juegan los ancianos como ciudadanos y sujetos de derecho. Otro desafío relevante es el de las necesidades particulares de los AM, como las de cuidados especializados y seguridad. Ante estas necesidades, un fenómeno bastante interesante es el de las residencias y establecimientos de larga estadía, instituciones a las que están acudiendo muchos AM en la actualidad (Keogh, Power, Wooller, Lucas, & Whatman, 2014).

             Establecimientos de larga estadía

Según Sánchez R. (2010), citado en Flores C. & Flores S. (2018), los establecimientos de larga estadía son organizaciones que prestan servicios profesionales remunerados en base a los cuidados de larga duración proporcionados por cuidadores profesionales o formales.

En Chile, es posible encontrar varios establecimientos de larga estadía distribuidos por todo el país. Estos difieren notoriamente entre sí en aspectos como cobertura, dotación de personal y profesionales, perfil de usuarios, vinculación territorial, social y comunitaria. Según un informe de la CEPAL realizado por Gascón y Redondo (2014), las residencias de larga estadía han transitado de un modelo asilar para ancianos desprotegidos o abandonados, a un enfoque de atención más integral, que actualmente se ha hecho extensivo a AM en condición de vulnerabilidad, cobertura que igualmente varía según la situación sociodemográfica de cada país. En el año 2010, y sobre la base del decreto n° 14 del MINSAL, se estableció reglamentariamente que la población usuaria de los ELEAM (Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores) han de ser personas que superen los 60 años años de edad y que requieran, por diversas razones, un ambiente protegido que brinde cuidados especiales. Las personas cuyos ingresos pertenezcan a los tres primeros quintiles, costean conjuntamente con el Estado su estadía en los ELEAM, es decir, hay un financiamiento compartido entre el Estado y el residente. Es importante notar que, a pesar de que el Estado es responsable de garantizar asistencia institucional a personas frágiles o que sufren de dependencia, no ofrece una cobertura total de los costos que se requieren para la estadía (Gascón y Redondo, 2014).

Según la encuesta nacional de dependencia en las personas mayores, realizada por el Servicio Nacional de Adultos Mayores (SENAMA), un 24,1% de los AM en el país presenta dependencia en cualquiera de sus grados (SENAMA, 2009). En base a estos datos, el cuidado del AM es un problema que ha cobrado relevancia en los últimos años, en el marco de un creciente envejecimiento de la población y consiguientemente, una mayor diversidad y complejidad que representa este grupo social, a la que se debe atender. En este sentido, la existencia de las residencias de larga estadía ha significado una opción bastante generalizada para el cuidado de los AM en situaciones de dependencia, sobretodo en términos de bienestar para sus últimos años vitales.

Bienestar Psicológico

El bienestar es un constructo psicológico que se ha estudiado desde dos perspectivas. La primera, llamada hedónica, refiere a la evaluación integral que hace la propia persona de las distintas situaciones que vive (sean gratas o no). La segunda, denominada eudaimónica, analiza el bienestar psicológico reflexionando en torno al funcionamiento positivo de la persona que le permite desarrollar sus capacidades y su crecimiento personal (Salgado, Noa, Matos, Cardero y Castillo, 2016). En cuanto a las variables que intervienen el constructo, la evidencia refleja que distintos factores de la vida cotidiana podrían influir en el bienestar psicológico de los AM. Entre ellos tenemos el sexo del AM, la salud (mental y física), los cambios físicos, la actividad física, la práctica de oficios o talleres, la situación socioeconómica, los contactos sociales, el tener pareja, la protección familiar, entre otros (Salgado et al, 2016; Mella et al, 2004).

El presente trabajo estará dirigido a investigar las principales consecuencias que tiene sobre el bienestar psicológico la práctica actividad física y de oficios o talleres artísticos que reciban los ancianos en contextos ELEAM. Esto, debido a la necesidad de comprobar si los beneficios (y perjuicios) que puedan implicar estas actividades en los AM cursan de la misma forma en contexto de institucionalización, ya que la evidencia actual es controversial y limitada, he incluso se ha llegado a insinuar que en contextos de institucionalización, la actividad física podría ser más perjudicial que benéfica (Mulasso, Roppolo, Liubicich, Settanni, & Rabaglietti, 2015; Keogh, Power, Wooller, Lucas, & Whatman, 2014).

Para esta revisión se definirá operacionalmente el bienestar psicológico en función del trabajo de Ryff (en Mella et al., 2004), quien mide el constructo según las dimensiones de (1) Autoaceptación, (2) Relaciones positivas con los demás, (3) Autonomía, (4) Dominio del ambiente, (5) Propósito en la vida, y (6) crecimiento personal. Estas dimensiones se utilizarán en la entrevista, con el fin de abarcar el bienestar psicológico de la forma más holísticamente posible.

Actividad física

Debido a la progresiva pérdida de identificación personal por parte de los AM, se hace necesario la incorporación de actividades recreativas que integren capacidades corporales y psicomotrices (Giai, 2015), de manera que la calidad de vida y bienestar del adulto mayor sean puntos relevantes durante su permanencia en las residencias de larga estadía.

La actividad física en AM contribuye beneficiosamente al envejecimiento saludable, siendo beneficioso en áreas como el funcionamiento físico, cognitivo y psicológico de los AM (Mulasso, Roppolo, Liubicich, Settanni, & Rabaglietti, 2015). A pesar de los beneficios psicosociales que puede tener, dentro de los contextos residenciales pueden haber muchas barreras que limiten estos potenciales beneficios, tales como la accesibilidad, el costo, o los recursos humanos de las instituciones, lo que se aplica no solamente a las actividades deportivas, sino que a los talleres y programas en general (Keogh, Power, Wooller, Lucas, & Whatman, 2014).    

Desarrollo artístico

Las actividades recreativas artísticas y culturales han demostrado promover las distintas dimensiones del bienestar psicológico (Cajayan et al., 2017). En este sentido, se ha observado  que las actividades asociadas a la música, la pintura y las manualidades contribuyen al envejecimiento activo y la sensación de bienestar en los AM (Cajayan et al, 2017). Se ha observado que escuchar música mejora la calidad de vida de las personas. En la misma línea, cantar, especialmente en grupo, se ha vinculado con la reducción del riesgo de depresión, sentimientos de soledad y con el aumento del bienestar en los AM (Daykin et al., 2017).

En el caso de las actividades recreativas artísticas, como la pintura o las manualidades, se ha señalado que no cumplen solamente el rol de entretener a los AM, sino que les permite sentirse valiosos e indispensables como miembros de su grupo (Cajayan et al., 2017). Es así como, desde la teoría de la optimización selectiva, se ha planteado que las actividades de recreación, como las manualidades, podrían funcionar como una estrategia compensatoria que permitiría a los AM enfocarse en actividades más significativas e importantes para ellos (Cajayan et al., 2017).

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