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Análisis funcional de la conducta

Gomez MartinezEnsayo6 de Junio de 2025

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Análisis funcional de la conducta.

En la actualidad cada profesional tiene su propia forma de trabajar con sus pacientes, pero es necesario comprender las herramientas que se utilizan para saber así, el por qué en la mayoría de los casos, las intervenciones pueden y deben ser eficaces. A menudo sucede que con la evaluación psicodiagnóstica tradicional los profesionales de la psicología se pierden en mundos extraños y especulativos. Se abordan los problemas del comportamiento como síntomas de algo que subyace en algún lugar inaccesible, diferente y ajeno al organismo en su totalidad. No es de extrañar por eso que muchas veces se recurra a un entramado complejo de mecanismos y etiquetas que cada vez hacen más complicada la solución del problema.

En contraste a esta situación la evaluación comportamental propone obtener una descripción del comportamiento en el que se va a intervenir, identificar las posibles variables ambientales que influyen en el comportamiento problema, seleccionar una adecuada estrategia de tratamiento y evaluar los resultados de la intervención o tratamiento, Este tipo de evaluación es lo que constituye el "Análisis funcional de la conducta", término que se refiere a cualquier demostración empírica de causa-efecto. Esto es, aislamiento e identificación de las causas a través de la experimentación del comportamiento problemático y posterior eliminación o bloqueo de las mismas.

Es importante destacar que el análisis funcional de la conducta tiene como utilidad organizar toda la información relevante del paciente, comprender los problemas, cómo interactúa la persona con el entorno, identificar las variables que pueden estar afectando a las conductas, formular hipótesis de asociación funcional que pueda explicar la adquisición y el mantenimiento de la conducta problemática, establecer objetivos de intervención, elaborar y aplicar el tratamiento y por último la valoración de resultados.

Para entender mejor el comportamiento humano y el análisis funcional hay que tener en cuenta que la conducta humana siempre significa interactuar con el entorno,  cabe destacar que el Análisis Funcional de la conducta permite establecer las secuencias que caracterizan una conducta, analizando los antecedentes y consecuentes que explican que la conducta se dé y se mantenga en el tiempo, adicionalmente el análisis nos permite conocer exactamente qué ocurre (cuál es la conducta problemática: qué piensa, dice, hace, siente, o cómo reacciona la persona), en qué circunstancias contextuales (ante que estímulos o personas) ocurre la conducta y qué efectos o consecuencias tiene en el medio (que hacen los otros, qué beneficios o pérdidas reporta a la persona, cómo se siente después), pero no sólo es necesaria esta información, sino que para que el análisis del problema que trae a la persona a consulta sea realmente global y completo, es necesario estudiar una serie de variables disposicionales, que pese a no ser explicativas del problema, sí nos ayudan a comprender que el problema haya aparecido y se mantenga en el tiempo.

El principal instrumento conceptual adoptado para la realización de análisis funcionales es el concepto de contingencia, introducido por Skinner (1975) y que aparece después como central en toda su obra:

“Una formulación de las interacciones entre un organismo y su medio ambiente, para ser adecuada, debe siempre especificar tres cosas: 1) la ocasión en la que ocurrió la respuesta, 2) la propia respuesta y 3) las consecuencias reforzadoras. Las relaciones entre ellas constituyen las ‘contingencias de refuerzo”. (p. 182)

En consecuencia, interpretar un comportamiento significa comprender su función, que puede variar de un individuo a otro, entre situaciones y con el tiempo. De forma general, las funciones se refieren a la obtención de estímulos apetitivos (o placenteros) o la evitación de estímulos aversivos. Se llevan a cabo investigaciones para especificar, del papel del análisis funcional del comportamiento de forma genérica, las funciones de las conductas que suelen ocurrir en contextos determinados.

Los métodos de evaluación tradicional raramente conducen a la toma de decisiones sobre una estrategia de terapia comportamental, los psicólogos clínicos solían abordar al paciente desde un análisis molar, desde una sola categoría diagnostica, seguida por la implementación de un protocolo de intervención especifico que no siempre iba a garantizar el abordaje efectivo de un caso clínico. Carrillo, Marinho y Caballo (2003)

 “Para tratar a un paciente ya no es suficiente la sensibilidad y la capacidad intuitiva; se hace necesario tener amplios conocimientos sobre los principios del comportamiento humano y la habilidad para emplearlos y utilizar las técnicas de evaluación y tratamiento adquiridas aplicándolas a problemas particulares”. (P. 349)

Por ejemplo, dos personas llegan a terapia con diagnóstico de depresión, está bien, puede que se cumplan los criterios establecidos por el DSM -V, pero cada paciente puede presentar conductas, respuestas fisiológicas distintas e incluso las hipotesis de adquisición y mantenimiento varían demasiado dependiendo de las personas, es por eso que si se unifican los tratamientos, en la mayoría de casos n funcionara, porque la intervención va a carecer de la eficacia necesaria para llevar a cabo un ejercicio clínico exitoso debido a que los antecedentes de los sujetos aunque puedan ser similares, nunca son los mismos, por esto siempre se debe tener presente todo aquello que pueda llevar a influir.  Lo expuesto anteriormente, permite apreciar que el análisis funcional es un sistema de organización clave para la intervención en psicología clínica.

En otro orden de ideas se hace necesaria “la información acerca de los comportamientos problemáticos, las condiciones antecedentes de los mismos, las variables que los mantienen y la habilidad del paciente para observarse y reforzarse” (Carrillo, Marinho y Caballo,2003), cuando el clínico logra identificar de manera ideográfica los aspectos particulares que deben ser considerados en el proceso de intervención, esta metodología rigurosa permite la comprensión de las conductas consideradas problema de la persona en términos de su interacción con variables del entorno, tanto interno (activación fisiológica) como externo  (el conjunto de variables causales pueden estar relacionadas con la conducta de los padres, los profesores, los inspectores, los miembros del personal, etc.), los diferentes eventos que activan a la persona y que terminan desarrollando esa conducta problema.

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