Habilidades sociales
Cristina Sánchez VargasEnsayo20 de Noviembre de 2020
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TRABAJO DE HUMANIZACION
JEIMY CRISTINA SANCHEZ VARGAS
ASESOR: JANETH VARGAS ZUÑIGA
FUNDACION UNIVERSITARIA NAVARRA
PROGRAMA DE ENFERMERIA SEGUNDO SEMESTRE
NEIVA-HUILA
2020
HABILIDADES SOCIALES
Las habilidades sociales se adquieren normalmente como consecuencia de varios mecanismos básicos de aprendizaje. Entre ellos se incluyen: reforzamiento positivo directo de las habilidades, el modelado o aprendizaje observacional, el feedback y desarrollo de expectativas cognitivas respecto a las situaciones interpersonales. Los tipos de habilidades sociales Lazarus (1973) fue uno de los primeros en establecer, desde una posición de práctica clínica, las principales clases de respuesta o dimensiones conductuales que abarcaban las habilidades sociales. Este autor indicó cuatro capacidades: decir “no”, pedir favores y hacer peticiones, expresar sentimientos positivos y negativos e iniciar, mantener y terminar conversaciones. Las clases de respuesta que se han propuesto posteriormente, y ya desde un punto de vista empírico, han girado alrededor de estos cuatro tipos de respuesta.
Son las siguientes:
• Escuchar.
• Saludar, presentarse y despedirse.
• Iniciar, mantener y finalizar una conversación.
• Hacer y rechazar peticiones.
• Disculparse o admitir la ignorancia.
• Defender los derechos.
• Negociar.
• Expresar y defender las opiniones, incluido el desacuerdo.
• Afrontar las críticas.
• Hacer y recibir cumplidos.
• Formular y rechazar peticiones (oposición asertiva).
• Expresar amor, agrado y afecto.
• Expresar justificadamente molestia, desagrado o enfado.
• Pedir el cambio de conducta del otro.
• Cooperar y compartir.
• Expresar y recibir emociones.
• Dirigir a otros.
• Solucionar conflictos.
• Dar y recibir retroalimentación.
• Realizar una entrevista.
• Solicitar un trabajo.
• Hablar en público
Las habilidades sociales anteriormente citadas comprenden un extenso conjunto de elementos verbales y no verbales que se combinan en complejos repertorios conductuales. Además, de los componentes verbales y no verbales, las habilidades sociales dependen de procesos cognitivos (pensamientos, autocríticas, sentimientos, etc.) para su correcta ejecución. Pero la habilidad social no es meramente una suma de componentes verbales y no verbales unidos a procesos cognitivos, sino que supone un proceso interactivo de combinación de estas características individuales en contextos ambientales cambiantes. Asimismo, la destreza para desempeñar una habilidad social puede no tener ninguna correspondencia con la desenvoltura de otras (ej: conversar y rechazar peticiones), incluso considerando el mismo tipo de habilidad la conducta concreta del sujeto puede variar según factores personales (estado de ánimo, cogniciones, cambios fisiológicos) y ambientales (las personas con quienes esté relacionándose, el tipo de relación, la situación en la que se encuentre, etc.)
Al respecto, siendo la autoestima según Coopersmith (1981, citado por Villasmil, 2010) una disposición de aceptación o rechazo de un individuo hacia su propia persona, está directamente relacionada e influye en procesos psicológicos superiores tales como la planeación del futuro, las estrategias para enfrentar situaciones estresantes, la toma de decisiones, la solución de problemas, las relaciones interpersonales, la autoevaluación de sus capacidades y habilidades (Eisenberg & Patterson, 1981 citado por Naranjo, 2007). Por lo anterior Coopersmith (1981) hizo referencia a que la autoestima permea el comportamiento de las personas, e relación con su desarrollo (clasificada por este autor como alta, media y baja). En ese sentido, observó que las personas con alta autoestima son expresivos, así como creativos y propensos a logros en sus diversas esferas de actuación, no ceden ante las críticas y perciben sus aproximaciones a los demás como positivas; por su parte, sujetos con autoestima media, si bien guardan características similares a los de alta autoestima, experimentan autoafirmaciones con moderación. Finalmente, este mismo autor, afirma que aquellos con autoestima baja se ven expuestos a problemas del estado del ánimo; con dificultades para reconocer sus cualidades. Con una marcada tendencia a percibir rechazo por parte de los otros, lo que dificulta sus relaciones.
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