La ausencia de la figura paterna en menores
magditha12Tesis17 de Septiembre de 2015
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CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO
1.1 Madres solteras
- .1 Antecedentes de madres solteras
Primeramente existe una evolución social en la que se está caminando rápidamente hacia un modelo de familia moderna que difiere, en gran medida, de la familia tradicional.
A mediados de los años sesenta, comienza a cambiar profundamente la sociedad española, pero será a lo largo de los ochenta cuando los cambios cristalicen. Respecto a los cambios demográficos, cabe señalar los cambios producidos en el comportamiento reproductivo, como consecuencia de un retraso en la edad de contraer matrimonio que implica, a su vez, la reducción de la natalidad y el retraso en la maternidad. En los cambios ideológicos y de valores se producen cambios en torno a la familia y a la posición de la mujer dentro de la misma.
En la década de los setenta, comienza la incorporación masiva de mujeres al mercado de trabajo. Ello ha supuesto un acceso de éstas a otros ámbitos (político, cultural…) originando, a su vez un incremento de libertades en las pautas y comportamientos sociales: por ejemplo la idea de que la asunción del cuidado de los hijos y las tareas domésticas no deba ser responsabilidad exclusiva de las mujeres.
Los hijos ya no son un destino, sino una elección. Así la formación familiar se explica como un proceso deseado voluntario, en el que se racionaliza la decisión de tener o no hijos, valorando las ventajas e inconvenientes que de ello se derivan.
En los cambios legislativos que se producen durante la transición democrática tienen también una gran importancia en la configuración de una nueva estructura familiar. En primer lugar la Constitución Española de 1978 que reconoce: la igualdad entre hombres y mujeres, la equiparación de derechos y de responsabilidades entre los conyugues, la posibilidad de ruptura matrimonial…reforzando con ello la libertad individual y la capacidad de elección del individuo. Así el divorcio aparece como regulador de la vida de la pareja, como solución no deseada pero muchas veces necesaria consecuencia del fracaso matrimonial.
La ley del 11 de julio de 1975 admite varias causas de divorcio especialmente la de mutuo acuerdo. A partir de esta época, ha aumentado considerablemente el número de divorcios, quedando constatado así la necesidad social que había de la citada ley (incorporada en España en 1982).
En lo que respecta a cambios económicos, destaca el aumento de la participación de la mujer en la actividad laboral, que repercute en las funciones de la familia considerablemente. Es decir, algunas funciones que ejercía la familia (cuidado de ancianos y niños) han sido relegadas a otras instituciones sociales. Sin embargo, la familia se ha especializado en funciones de carácter afectivo, de ahí que siga siendo una institución de vital importancia para el individuo.
El fenómeno de madres solteras o abandonadas por sus parejas tiene una triste y larga historia en los países latinoamericanos: La Conferencia Internacional sobre los Derechos Humanos, reafirmando la Declaración sobre la eliminación de la discriminación contra la mujer, que ya había sido adoptado por la ONU en 1967, especifica en su artículo tercero: Deberán tomarse todas las medidas apropiadas para educar a la opinión pública y dirigir las aspiraciones nacionales hacia el desarraigo de los prejuicios y de la abolición de las costumbres y de cualquier otra práctica basadas en la idea de la inferioridad de la mujer.
Se sabe que en México el machismo y la segregación del género femenino se encuentran en auge por la cultura en la que se han venido adoptando las costumbres en la vida diaria. La participación cada vez más activa del género femenino en el mercado de trabajo, está incidiendo en el ambiente familiar. Las mujeres por diversas razones han tenido que asumir las funciones de jefe de familia como proveedoras únicas y responsables de los ingresos y de las labores del hogar y cubrir aspectos como los afectivos-emocionales y formadores de los hijos.
A principios de la década de los noventa, un programa de televisión norteamericana sacudió las consciencias de millones de personas y cimbró los mismos cimientos de la Casa Blanca. No se trataba de un asunto de estado, sino de una serie de una mujer mayor de 40 años decidía tener un hijo sin apoyo del padre. “Murphy Brown” se convirtió desde entonces, en el icono de millones de mujeres. Ya sea porque llega un límite biológico o porque aparece un embarazo buscado, lo cierto es que cada vez es mayor el número de mujeres embarazadas que abordan su maternidad en solitario.
De acuerdo con las investigadoras mexicanas María Antonieta Barragán Lomelí y Mónica León autoras del libro “Hijos sí, marido no, una nueva alternativa familiar” en México existen alrededor de 10 millones de madres solteras, lo cual constituye 20 por ciento de las más de 50 millones de mujeres que viven en el país. En éste libro las especialistas describen la situación de las madres solteras, divorciadas, separadas, en unión libre, viudas, casadas sin la ayuda del padre de las hijas e hijos, abandonadas, o mujeres autosuficientes sin pareja estable, que tienen en común estar manteniendo económicamente y creando por sí solas a sus hijas e hijos.
Por otro lado están las mujeres que someten a la inseminación, particularmente en Europa, mujeres que tienen un claro deseo: ser madres antes de que su reloj biológico se detenga. Se trata de personas cercanas a los 40 años, sin pareja, con estudios superiores, una situación laboral estable y un poder adquisitivo medio-alto.
Los antecedentes de estudios más representativos de la familia monoparental femenina en el ámbito local de Medellín los han realizado la Universidad de Antioquia, la Universidad Pontificia Bolivariana, la Fundación Universitaria Luis Amigó y la Universidad San Buenaventura. Tales estudios han evidenciado que la mujer cabeza de familia se ha ido configurando como un modelo de organización que va en aumento, así como el predominio de las responsabilidades económicas y la sobre-compensación como estrategia para suplir carencias afectivas, esta sobre-compensación se evidencia en el deseo de tener los hijos cumpliendo con las expectativas de la madre, aun cando esto implique renunciar a las necesidades de ella. (gobierno.com)
Las estadísticas
Éste fenómeno persiste en Estados Unidos donde también el 42 por ciento de todos los niños hispanos nacidos en Estados Unidos en el 2006 son hijos de madres solteras. Ese número creció al 50 por ciento entre las madres nacidas en Estados Unidos pero de origen hispano, comparados con el 34.7 por ciento de las madres hispanas nacidas fuera de Estados Unidos. En contraste, sólo el 26 por ciento de los niños blancos y el 13 por ciento de los asiáticos nacieron de madres solteras.
En México existen aproximadamente 45 millones de madres solteras según estudios. Esta cantidad incluyen mujeres que no se han casado, divorciadas, viudas, entre otras. En el DF hay 30 millones de mujeres que son madres. El 18 por ciento de ellas, 5.3 millones, se encuentran con sus hijos/as sin que su pareja viva en el hogar (son solteras, separadas o divorciadas), de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres.
En el estado de Hidalgo una de cada cinco familias son sostenidas por una mujer, divorciada, viuda, madre soltera o estudiante lo que significa que 106, 000 mujeres se han convertido en sostén de un núcleo familiar, aunque esta cifra se dispara en las comunidades donde la migración es más intensa, como en Tasquillo o en Alfajayucan.
En la llamada “Casa de la Maternidad en Barcelona” dependiente de la diputación provincial, es un impresionante edificio, rodeado de un alto muro protector de la noción de delito que flota en su interior (las reincidentes no son aceptadas), donde las distinciones comienzan en la misma puerta: una entrada para solteras (embarazadas solteras) y otra al lado opuesto del edificio, para parturientas (embarazadas casadas).
Aproximadamente el 23 por ciento de las mujeres embarazadas, menores de 20 años son abandonadas por sus parejas al enterarse del embarazo; 32 por ciento de las madres son abandonadas por sus parejas antes de cumplir 35 años y el 43 por ciento de las madres quedan sin sus parejas entre los 40 y los 50 años. Y sólo el 42 por ciento de estas madres alguna vez se casó (DANE-DNP-DRI, Encuesta Nacional, Colombia, 1981; México, Censo 2000 INEGUI).
Tan sólo en tres décadas los hogares encabezados por mujeres se incrementaron considerablemente: al pasar de 13.5 por ciento de los hogares con jefatura femenina en 1976, a 23.3 por ciento en 2006. Lo anterior refleja que poco más de una quinta parte de los hogares mexicanos se caracteriza por estar dirigido por una mujer. De igual forma la participación de la mujer en el trabajo se ha incrementado, al pasar respectivamente de 17.6 por ciento a 36.8 por ciento y a 42 por ciento en 1970, 1995 y 2008.
Así mismo, cada vez son más frecuentes los hogares donde la responsabilidad de un grupo familiar recae en una mujer sola. Tan solo de 1990 a 2005 los hogares con jefatura femenina se han duplicado y han pasado de 2.8 millones a 5.7.
Es decir, para 2005 de los 24.8 millones de hogares que había en el país, 23 por cada 100 son dirigidos por una mujer, de los cuales 16 de 100 con jefatura femenina son unipersonales; es decir, compuestos por un jefe del hogar más otros parientes.
En éstos términos se deben tener claros que “las mujeres que son jefas de familia enfrentan la doble necesidad de obtener ingresos suficientes para sus familias y atender las responsabilidades de cuidado y crianza para sus hijos, incluso de otros familiares mayores. En éste contexto, resulta indispensable adoptar medidas que favorezcan a las mujeres, ya que en México representan cerca del 51 por ciento de la población y una quinta parte de los hogares están encabezados por mujeres, por lo que el bienestar o marginación de las mujeres repercute no sólo en ellas, sino en todos los que conforman el hogar.
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