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ANIMISMO Y ARTIDICIALISMO INFANTIL

amuse19 de Abril de 2013

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LA COMPRENCION DE LA REALIDAD Y LA FANTASIA

(Animismo y Artificialismo)

El egocentrismo infantil, debe entenderse como la dificultad que tiene el niño para situarse en una perceptiva distinta a la suya.

Tras esta preparación presentan objetos de diferentes colores y se cubren con un papel transparente que hace el efecto de un filtro y producen que el objeto se vea de diferente color.

Flavell y sus colaboradores señalan que muchos niños de entre tres y cuatro años fracasan en la distinción entre la apariencia y la realidad. Así más de la mitad afirma que el vaso de leche parece rojo y el rojo cuando lo ven con el filtro.

Flavell encuentra una gran correlación entre estas pruebas de apariencia y realidad, cosa que tiene que ver con el egocentrismo, como veremos en seguida. Los niños de seis-siete años ya han adquirido un notable dominio en la distinción entre apariencias y realidad en esas tareas simples pero encuentran difícil hablar y reflexionar sobre conceptos tales como “parece como” o “parece diferente de lo que real y verdaderamente es”. En cambio los sujetos de 11-12 años y mayores poseen un conocimiento adecuado y rico de estos problemas.

El juego simbólico tiene mucha relación con este carácter de la realidad del niño, y el tránsito entre juego y realidad es, también, mucho más sutil y tenue que para los adultos. El niño sabe perfectamente que está jugando, pero ese juego es, también, parecido a la realidad cuando interrogamos a los niños y les planteamos algún problema o les preguntamos por sus ideas sobre alguna cuestión, ya sean conceptos científicos, naturales o sociales, así, un niño le preguntamos si el sol está vivo, nos contesto que si, por que tiene boca y come cordero una de las diferencias entre los pequeños y los mayores es que estos también son capaces de fabular y de imaginar, pero saben distinguir claramente las situaciones. Cuando un adulto les está entrevistando en una sala de la escuela, los niños mayores saben que tienen que contestar en términos de realidad y no de fabulación, pero los pequeños no lo saben todavía y pueden sentirse inclinados a contar una historia que se les ocurre sobre la marcha.

Soviéticos, la imaginación del niño no es más rica que la de los adultos, sino más pobre y depende de los instrumentos intelectuales que los niños poseen.

Los aspectos afectivos y cognitivos se mezclan profundamente y, la niña, como señala Werner, actúa ante su muñeca como si fuera un ser humano, su hermana, su amiga, o la propia niña. Pero en realidad, la niña sabe perfectamente que la muñeca es, simplemente, un objeto; lo que pasa es que está depositado en el todas sus necesidades y está establecido una relación simbólica de la que el objeto, tan solo es el motivo o la ocasión, y la niña, aun sabiendo que es un objeto, la trata como si fuera un bebe.

A medida que el niño va creando, va siendo capaz de diferenciar de un manera cada vez más clara, la realidad objetiva de los deseos, las imágenes, los sueños, las intenciones, los juegos, o los cuentos.

Según Cohen y Mackeith esas creaciones pueden aparecer muy pronto, desde los tres años, pero las edades más frecuentes se encuentran entre los 7-12 años y a veces son elaboradas y elaboradas durante mucho tiempo. Una característica es que a menudo reflejan de forma imaginativa sucesos del mundo real. Pero la elaboración que el niño realiza esta muy vinculada con su desarrollo intelectual.

Algunos podían pensar que el mundo de la fantasía y la creación constituyen una antítesis del conocimiento y la inteligencia, y Freud oponía la fantasía y el conocimiento orientado hacia la realidad.

Muchas veces, cuando nos relacionamos con niños, nos sorprende de la realidad. El origen de muchas de esas características se deriva de la dificultad que tienen para situarse en una perspectiva distinta a la suya, lo que Piaget denomino el egocentrismo, cuando las cosas tienen alguna dificultad y la perspectiva de los otros no coincide con la propia, los niños tienden a verlas desde su propio punto de vista, sin darse cuenta que pueden existir otros. Contesta con gestos afirmaciones o negaciones con la cabeza en vez de con palabras, sin darse cuenta de que la otra persona no le está viendo y que por ello tiene que utilizar recursos diferentes para hablar por teléfono y para hablar en persona.

Piaget dice que el egocentrismo es como la dificultad para separar el punto de vista del propio sujeto de otros puntos de vista, incluido el del sujeto que naturalmente no tiene punto de vista, para el niño se lo atribuye. El sujeto no diferencia su perspectiva y su modo de funcionar de lo que le rodea, ya sea la realidad física, psicológica o social.

Entender cabalmente la realidad supone situarse frente a ella y tomar conciencia de uno mismo como algo distinto, aunque vinculado a esa realidad. Mientras no existe esa diferenciación lo que se hace es generalizar el punto de vista propio a toda la realidad, sin tomar conciencia de la independencia de la realidad exterior.

A pesar de la semejanza de nombre, el egocentrismo tiene poca relación con el egoísmo. El egoísmo supone querer las cosas para uno, querer imponer el propio punto de vista, no plegarse de los deseos o las necesidades de los otros, pero tomando conciencia de que los demás están ahí. El egocentrismo, como fenómeno epistemológico, consiste precisamente en la ausencia de conciencia del yo por ello no puede decidirse que se quiera imponer el punto de vista propio porque lo que sucede es simplemente que se desconoce que hay puntos de vista diferentes, y que uno de ellos es el propio.

Piaget el egocentrismo aparece en todas las etapas del desarrollo y la superación de un tipo de egocentrismo va unida a la aparición de un nuevo tipo en un nivel superior.

Piaget lo ha descrito detalladamente en su libro la representación del mundo en el niño ocupándose de distintos aspectos. Hay un egocentrismo relativo al pensamiento y a la actividad psíquica. Los niños piensan que los nombres son una propiedad de las cosas como su color a su tamaño y por ello no se pueden cambiar. La mesa se llama “mesa” porque veo que es una mesa, y si la llamara silla tendría que tener respaldo. Es lo que se han denominado el realismo normal.

El artificialismo consiste en concebir que todas las cosas estén hechas de la misma forma en que los hombres las fabrican, mediante su acción material. De tal manera que las montañas están hechas por los hombres, que han ido amontonando tierra, y lo mismo sucede con los lagos a los ríos, que se hicieron cavando y echando agua.

El artificialismo supone extender nuestra forma de actuar a toda la naturaleza y no concebir procesos naturales autónomos.

E animismo es la atribución de conciencia a la realidad inanimada, pero no por que pongamos en ella la conciencia sino porque no diferenciamos nuestro punto de vista, nuestra conciencia, del punto de vista de las cosas. Cuando un chico nos dice si le cortamos una pata a una mesa, la mesa lo siente por que se cae, se está produciendo una confusión entre nuestra percepción de la mesa y la propia mesa.

Esto lleva a pensar que la naturaleza tiene que tener una cierta conciencia para poder ejecutar las acciones, para que los sucesos naturales se produzcan.

En la etapa formal,

A partir de los 11-12 años el egocentrismo del pensamiento de la etapa anterior se ha superado, pero aparece una nueva forma de egocentrismo, un egocentrismo de tipo social. La conciencia del yo social, del yo como algo individual diferente de los otros, a parece con gran fuerza en ese momento. El adolescente tiene que construir su identidad frente a los demás.

Cada adolescente cree que le pasan cosas que no les pasan a los demás, que son únicas, y por ello se siente muchas veces incomprendido porque creen que los demás no experimentan ni han experimentado sensaciones o sentimientos parecidos a los suyos.

Las contestaciones de los niños son siempre una fuente de sorpresas si nos detenemos a quizás muchos adultos no hayan reparado en que cuando les preguntamos algo a un niño entre 4- 8 años y no lo sabe en vez de contestar “no se” nos dice “ya no me acuerdo”.

No resulta fácil saber porque es así pero hay una característica común en las explicaciones de los niños y es que suelen tener poca conciencia de sí mismos y de su propio pensamiento, cosa que está relacionada con el egocentrismo le estamos explicando a un niño de 5 años que el corazón sirve para mover la sangre y nos dice “si, la sangre que va por unos tubitos por todo el cuerpo”. A sombrados les preguntamos que como los sabe como lo ha aprendido, si se lo ha enseñado alguien y dice “yo lo sé, no me lo ha enseñado nadie, lo sé de siempre”. Este tipo de respuestas es muy frecuente y es llamativo que el niño aprenda cosas pero que no tenga conciencia de cuándo y de donde las aprende.

Cuanto más pequeño es el niño menos conciencia tiene de las cosas que hace y de cómo las hace.

En la capacidad de reflexión es uno de los aspectos de lo que se ha entendido por conciencia. Se ha mostrado que primero se aprende a hacer las cosas y luego se sabe cómo se hacen; la toma de conciencia es posterior a la capacidad para la acción.

LOS ORIGENES DEL ANIMISMO INFANTIL NESESIDAD MORAL Y DETERMINISMO FISICO

En el texto de Jean Piaget da a conocer cómo es que se origina el animismo infantil a través de tres cuestiones importantes:

1- Determinar cómo se manifiesta (espontáneamente) el animismo en el niño.

2-El análisis de la creencia sistemática y espontánea de los niños de que el sol y la luna lo siguen es decir, que están

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