AUTOESTIMA

Si no me criaron con Autoestima ¿Cómo logro amarme?

He elegido explayarme sobre este tema porque considero que la autoestima es una “característica” personal que marca la diferencia entre las personas. Con ella, se pueden lograr todas las metas e ideales…, y sin ella…, básicamente ninguna.

“El amor a uno mismo es un dique de contención contra el sufrimiento mental” (Riso, 2012). Según este gran autor, “el amor a uno mismo no solamente es el punto de referencia para saber cuánto se debe amar a los demás, sino que parece actuar como un factor de protección para las enfermedades psicológicas y un elemento que genera bienestar y calidad de vida”.

Riso expone claramente la importancia de la autoestima para una “mente” sana y equilibrada.

Cuando una persona tiene autoestima muy difícilmente será victima de enfermedades psicológicas, e inclusive de enfermedades físicas, ya que su sistema inmunológico será lo suficientemente fuerte para contrarrestarlas.

Reflexionando más finamente sobre este aspecto, llego a sostener que tiene mucho que ver con todo ello, “la calidad del pensamiento del sujeto”.

Como alegan una y otra vez los de la línea teórica de la autoayuda “el pensamiento tiene energía, el pensamiento es capaz de materializar la realidad”. (Silva, J, 1970)

Es decir, lo que uno piensa, eso se manifiesta en su realidad…. y, por ende las personas con autoestima poseen pensamientos buenos, positivos, agradables, no solo sobre sí mismos, sino además sobre el mundo que les rodea.

En mis quehaceres como docente, he ido observando, durante años, como esto puede convertirse en algo en para tenerlo muy en cuenta, a la hora de formar jóvenes exitosos y felices.

Mis alumnos más exitosos, más creativos, han sido los optimistas, los que, según se podía observar, poseían “autoestima”. Asimismo eran los más sanos, sin frecuentes enfermedades de estación, o ansiedad, etc., como otros jóvenes que si sufrían de los mismos con frecuencia.

Eran chicos “bien plantados”, seguros de sí mismos…, y por ende “queribles”, útiles, adaptables a un ambiente, aunque este se presentara hostil.

Asimismo me llamaban la atención los otros, “los chicos con baja o sin autoestima”; siempre sombríos, pesimistas, miedosos…, tristes…, la mayoría “insoportablemente dependientes”.

Mencionando nuevamente a Riso “Activar toda la autoestima disponible o amar lo esencial de uno mismo es el primer paso hacia cualquier tipo de crecimiento psicológico y mejora personal”… (Riso, 2012); esta idea me “martillaba en la cabeza”, al pensar en la posibilidad de que los estudiantes con escasa autoestima, pudieran tener la posibilidad de crear para sí un mundo mejor, con mejora personal y calidad de vida.

Entonces recordaba lo que yo mismo había enseñado: “La autoestima tiene sus raíces en la infancia, en los primeros años... En las familias sanas, se valoran los sentimientos, las ideas, la creatividad de los niños. Los padres les infunden confianza en sí mismos y desarrollan un lugar de control interno” (Tierno, 2000)

Lo que me llevo a preguntarme. ¿Qué pasaba con estos chicos con hogares disfuncionales?..., no tenían posibilidad de ser

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