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Adolescencia Y Su Pensamiento


Enviado por   •  14 de Mayo de 2012  •  2.029 Palabras (9 Páginas)  •  458 Visitas

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Introducción

Existe, de larga data, un debate en la comunidad educativa acerca del rol de la escuela en la formación de los futuros ciudadanos. ¿Debe ésta preparar a los niños y adolescentes para encontrar una pronta salida laboral, proveyéndolos de conocimientos prácticos y muy específicos? ¿O debe, por el contrario, brindarles saberes generales que enriquezcan su dotación cultural pero no den respuestas a sus problemas cotidianos? ¿Tiene que mantener un nivel de excelencia o disminuir las expectativas de logro para evitar la deserción escolar? El presente trabajo intenta marcar la posición en relación a esta serie de interrogantes, analizando, a partir de ciertas ideas básicas acerca del desarrollo cognitivo en los seres humanos, avaladas por la tarea investigativa de los últimos veinte años, el papel de la escuela en el desarrollo de los procesos cognitivos en la infancia y en la adolescencia.

Desarrollo.

Los aportes de Piaget

Piaget investigó el desarrollo cognitivo de los niños en un intento de explicar la cognición humana y en particular la formación del conocimiento científico. Se interesó principalmente por la esfera de la inteligencia, que él entendía como un proceso activo y organizado. Encontró que el desarrollo de la misma sigue un orden de sucesión invariable, pero la edad en que aparece cada adquisición cambia de un individuo a otro. La maduración del sistema nervioso determina hasta cierto punto qué cosas son posibles o imposibles para un nivel dado, pero la actualización de esas posibilidades depende también del medio social en el que el sujeto vive y de la educación que se le brinda.

La función de la inteligencia es organizar el mundo para el sujeto, dice Piaget (1954), con el objeto de posibilitarle adaptarse a la realidad. La adaptación se produce por medio de dos mecanismos: asimilación y acomodación. Por ejemplo, una función fundamental de la materia viviente es la alimentación. Para poder incorporar a nuestro organismo los nutrientes de las sustancias que tomamos del medio, debemos transformarlas (ablandarlas, digerirlas, etc.) hasta que pierden su identidad original y se convierten en parte de nosotros. Para poder realizar este proceso de asimilación, el organismo debe acomodarse, al mismo tiempo, a la estructura del objeto (masticarlo si es duro, absorberlo si es líquido, producir determinados jugos gástricos para digerirlo).

Para Piaget, la asimilación intelectual no es diferente de la asimilación biológica: en ambos casos el proceso consiste en amoldar mutuamente un hecho de la realidad y el patrón de la estructura en desarrollo del sujeto. La adaptación intelectual, como la biológica, no supone sólo la asimilación del objeto, sino también la acomodación, el ajuste de los esquemas previos de la persona a las características particulares de ese objeto.

El progreso cognoscitivo tiene lugar porque cada nuevo conocimiento que es asimilado produce una transformación de la estructura, lo cual, a su vez, permite la asimilación de más novedades. Incluso cuando no hay estimulación exterior las estructuras se reorganizan, los sistemas de significados se asocian con otros sistemas y se producen modificaciones. La función de la acomodación es hacer familiar lo no familiar, pero para que esto suceda no puede haber una diferencia demasiado grande entre lo nuevo y lo ya incorporado. El desarrollo intelectual es gradual, cada nueva etapa es una variación de la que le antecede.

Lo que Pïaget denomina esquemas son estructuras cognoscitivas que hacen referencia a secuencias de acciones. Los esquemas son dinámicos, flexibles, generan nuevas estructuras para adecuarse a la realidad. Pueden ser muy simples, como mamar o mirar, o muy complejos, como ciertas estrategias de resolución de problemas.

En todos los niveles y etapas de la vida, el sujeto cognoscente es activo. Al conocer el mundo lo afecta, lo transforma, y al mismo tiempo se transforma.

El concepto de la inteligencia como acción tiene consecuencias desde el punto de vista pedagógico: implica que, para cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje, es importante partir del contexto más concreto y orientarlo hacia la acción. El adolescente, como el niño, debe poder manipular objetos y descubrir cómo opera, en sus propias acciones, el principio que se le intenta transmitir. Luego el conocimiento se va internalizando, se reducen los sostenes perceptuales y motores, se pasa de los objetos a los símbolos, de la acción motora al discurso. El lenguaje es el vehículo por excelencia de la simbolización. El pensamiento se hace consciente de sí mismo, capaz de justificarse y de respetar las normas lógico-sociales de la coherencia, la no contradicción, etc., por medio de la repetida interacción verbal con los otros. Es la interacción social la que permite finalmente superar el egocentrismo, al forzar al sujeto una y otra vez a aceptar la existencia del otro como distinto de sí.

Piaget postula que la adquisición del pensamiento formal produce diversas modificaciones en el pensamiento de los adolescentes que les permiten llevar a cabo lo que él considera como la tarea fundamental que les compete: llegar a insertarse en la sociedad de la que forman parte. A diferencia del niño, que se siente inferior y subordinado a los adultos, el adolescente los juzga en un plano de igualdad y reciprocidad y comienza a proyectar su futuro. Al comienzo de la adolescencia hay un retorno al egocentrismo de la infancia. El joven pone en tela de juicio lo que hasta entonces aceptaba sin cuestionamientos, pero al hacer sus análisis no le cabe duda de ser el dueño de la verdad. Tiende a ignorar la multiplicidad de las perspectivas y a tomar sus ideas como válidas para todos, pero, poco a poco, a través de la crítica de las teorías de los otros, llega a descubrir también la fragilidad de las propias.

Los aportes de Vygotski

En los primeros años del siglo XX este investigador ruso señalaba que los procesos cognitivos superiores se desarrollan en la relación del niño con los adultos y con otros niños. Antes de llegar a dominar su propia conducta, afirmaba, el infante humano comienza a dominar su entorno con ayuda del lenguaje.

Ello posibilita nuevas

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