Alienación
aarteagaa7 de Octubre de 2012
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Alienación
El término alienación se emplea en diversos sentidos que diversas disciplinas, como la Medicina y Psicología, en la Filosofía, la Sociología y las Ciencias Políticas. La idea común a los diversos conceptos de alienación hace referencia a algo «ajeno» a sí mismo que el sujeto ya no controla, un bien que se vende, o un «yo» que se extraña.1
Contenido [ocultar]
1 Etimología
2 Definiciones
2.1 Alienación como enajenación mental
2.2 Alienación como enfermedad mental
2.3 Alienación como locura
2.4 Alienación política
2.5 Alienación económica
3 Alienación subjetiva
3.1 Pinel
3.2 Aulagnier
3.3 Foucault
4 Alienación objetiva
4.1 Locke
4.2 Hegel
4.3 Marx
4.4 Escuela de Fráncfort
4.5 Marcuse
5 Referencias
6 Véase también
7 Enlaces externos
[editar]Etimología
Etimológicamente, deriva del latín ălĭēnātĭo, ōnis: alejamiento, privación, procedente a su vez del adjetivo ălĭēnus: propio de otro, extraño a uno, ajeno.2 3
[editar]Definiciones
El concepto de alienación ha ido cambiando con el tiempo.
Para Tomás de Aquino (c.1224-1274) la alienación es la posesión del cuerpo del hombre por el demonio y la libertad es anterior a su alienación por el demonio posesor. En la Edad Media el demonio está ligado sólo a la carne por lo que el fuego libera al espíritu de su cuerpo poseído. Se trataría de un fenómeno que anula el libre albedrío del individuo.4
Para la medicina, es un «trastorno intelectual, tanto temporal o accidental como permanente».3
Para la psicología, se trata de un estado mental que se caracteriza «por una pérdida del sentimiento de la propia identidad».3
Para el psicoanálisis la alienación no presupone necesariamente patología mental. Puede ocurrir tanto en sujetos aparentemente sanos como en personas afectadas por una patología mental. La mayoría de los individuos puede llegar a un estado de alienación mental bajo ciertas condiciones extremas. A diferencia de la psicosis en la cual el individuo sustituye la realidad por un delirio, en el estado de alienación el individuo sustituye la realidad vivida por el discurso de otro.5
Para la sociología, el sociólogo Alain Touraine distingue la alienación económica de la alienación tecnocrática, de la alienación burocrática y de la alienación política.1 Distintos autores hablan de una alienación subjetiva (estado mental) y de una alienación objetiva (trabajo).6
[editar]Alienación como enajenación mental
[editar]Alienación como enfermedad mental
[editar]Alienación como locura
[editar]Alienación política
[editar]Alienación económica
[editar]Alienación subjetiva
[editar]Pinel
La Ilustración trajo consigo la posibilidad de combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, con el fin de construir un mundo mejor, y la publicación, en 1800, del «Traité médico-philosophique sur l'aliénation mentale ou la manie» (Tratado médico-filosófico sobre la alienación mental o la manía), del pionero en la salud mental y, junto con Alexander Crichton, de la psicopatología moderna, Philippe Pinel (1745-1826), famoso por su «traitement moral»7 y por «le geste de Pinel», en el cual quitó las cadenas a los enfermos mentales del Hospital de la Pitié-Salpêtrière, fue fundamental en el nacimiento de la psiquiatría e influenciaría asimismo a Hegel.8
[editar]Aulagnier
Para la psicoanalista Piera Aulagnier, la alienación mental es un concepto que sólo es pensable para un observador externo, en tanto que el sujeto alienado en su pensamiento desconoce totalmente lo que le sucede.5
Esta alteración implica encuentro de dos individuos: uno con deseos de alienar y otro cuyos pensamientos son alienados o alienables, ambos con deseos de aniquilar al pensamiento que está presente en uno y otro. Los objetivos son:
Exclusión de toda duda del conflicto intrapsíquico.
Reducción mínima del sufrimiento psíquico que transfiere al Yo dicho conflicto, para:
Encontrar la certeza de quién es el Yo
Abolir conflictos entre el identificante y el identificado.
Por ello, para el psicoanálisis, la alienación es una patología de la idealización y de la identificación.
La alienación también puede ser social y suceder porque el sujeto esté inmerso en un sistema de poder social que le impida pensar libremente acerca de ese sistema o de la posición del individuo con respecto a ese poder y sus referencias identificatorias. La prohibición de pensar libremente amenaza, «de muerte», al raciocinio del ente humano, que ni siquiera puede reflexionar de sí mismo su conversión a esclavo al servicio del poder. Se trata de un individuo objetalizado por otro, cosificado por —e instrumento— del otro, sin derecho al pensamiento, ni a la palabra.
Se descatectiza toda actividad del pensamiento. El individuo no puede preservar puntos de referencia identificatorios. Entonces el sujeto catectiza un discurso que piensa por él, decide por él y quién es Yo, le impone sus ideales y borra toda vivencia nombrable y perceptible de lo que está viviendo. De esta manera la alienación produce una idealización de la fuerza alienante.5
Es siempre en nombre de «una buena causa» que el sujeto se aliena, enajena su pensamiento. El adepto, combatiente o partidario de una causa atribuye a la fuerza alienante el poder de garantir la verdad de dicha causa. Se produce una idealización masiva de la función alienante. Por ello se trata de una patología de la idealización. Si se anula el pensamiento es por un buen motivo.
La alienación es el límite extremo que puede alcanzar el Yo en la realización de su deseo de no sufrimiento. Culmina en muerte del pensamiento propio.
Suele ocurrir que la fuerza alienante o alienadora lleve a cabo su acción mediante una teoría, que puede ser religiosa, política, ideológica, científica o de cualquier índole, cuyo autor haya sido un líder ya fallecido. El individuo alienado puede alienar su pensamiento tanto por una ideología partidaria minoritaria, de un grupúsculo, como por una ideología dominante mayoritaria compartida por la sociedad. Esto se logra porque entre el líder y los individuos circula un poder de muerte.5
Cualquier vecino puede ser delator. Cada individuo posee poder de denunciar a otro, y por ello un poder de condena a muerte de cualquiera que piense diferente. La relación perseguido-perseguidor es circular: el perseguido puede convertirse en cualquier momento en perseguidor. El terror acechante impone una ruptura de la posibilidad de pensar o cuestionar al poder mismo.
El sujeto está obligado a negar tanto la realidad de lo que sucede como cualquier interpretación personal de lo sucedido. Se le impone al Yo del sujeto la exclusión de lo que podría ver. El individuo ya no puede considerar al poder como perseguidor porque necesita sobrevivir y no cuestionarlo. El terror a la muerte se convierte en amenaza de todo lo que el Yo podría pensar, defunción del pensamiento propio del Yo, otro piensa y decide por él. Ni siquiera es consciente de ello. Se niegan la realidad y la posibilidad de pensar la realidad.5
El Yo evita pensar la realidad, tanto externa como psíquica, que padece como consecuencia del terror. Entonces atribuye un valor de certeza al discurso de la fuerza alienadora. La supremacía de la verdad del argumento dominante es incuestionable, modalidad extrema de idealización de la sapiencia del alienador. En la psicosis el individuo sustituye la realidad por una fantasía, por un delirio. En el estado de alienación el individuo sustituye la realidad vivida por el discurso del otro.
Es el líder quien transmuta y define la realidad, lo cual aporta a los sujetos alienados la sensación de que poseen una «verdad» compartida, pero incuestionable, que los ubica entre los «elegidos», quienes «por su bien» deben imponer esa «verdad» a los demás.
Cuando se trata del poder político dominante de la época e impera el terror, pocos individuos logran escapar a esta alienación.5
[editar]Foucault
Según Michel Foucault
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