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¿Analfabetos Emocionales? Educar Los Sentimientos En La Escuela


Enviado por   •  17 de Mayo de 2012  •  4.052 Palabras (17 Páginas)  •  893 Visitas

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- Capítulo 1: Fenómenos afectivos.

Conocer nuestros sentimientos constituye la inteligencia emocional. Los psicoanalistas denominan “ego observador” a la capacidad que permite al analista percibir el mecanismo y asociaciones que se dan en el paciente, y a éste contemplar las reacciones emotivas.

El conocimiento de las propias emociones constituye la habilidad emocional fundamental. Hay personas que ante cualquier acontecimiento se ven arrastradas por un torbellino de sentimientos, mientras que otras carecen de estos. Muestran impasibilidad emocional, son sosos y blandos. Viven en una monotonía emocional, incapaces de expresar con palabras sus propios sentimientos.

El fenómenos de la alexitimia no representa un caso aislado, pues está ampliamente extendido (7 de cada 100 personas lo padecen y de cada 10 personas, 8 son hombres y 2 mujeres). Las mujeres suelen tener el factor de fluidez verbal con un percentil superior al hombre, ya que las mujeres tienen los dos hemisferios cerebrales con mayor plasticidad neuronal.

Se manifiesta en todas las edades. Se precisa mantener una observación muy atenta para poder detectarla y definirla. El paciente suele ofrecer señales, pero ignora las causas del mismo. El origen de esta carencia puede radicar en haber tenido una infancia carente de afectividad, haber experimentado un trauma…

El síndrome de la alexitimia se ha considerado como una relación directa y estructural con el aspecto psicosomático. El término viene del griego: a=no; lexis=palabra; timos=afectividad. Alexitimia es la incapacidad de la persona para mostrar sus sentimientos, sus emociones; una impotencia para verbalizar sus afectos.

Hay que saber distinguir entre alexitimia primaria, que tienen predisposición genética y causas neuroorgánicas, y la alexitimia secundaria, que aparece como secuela de un traumatismo emocional o por un fuerte estrés.

Para poder diagnosticar la presencia de la alexitimia en una persona, no podemos acudir a la información que nos comunique la persona afectada, pues precisamente este síndrome se define por la incapacidad que experimenta la persona para expresarse.

Además de la simple observación tenemos varios instrumentos más para detectar los rasgos típicos propios de los alexitímicos: Escala de Alexitimia de Toronto de 20 elementos; el Test de Rorchach; el Tematic Aperceptive Test (TAT); y el Test de la Afectividad.

Los analfabetos emocionales son aquellas personas que no saben expresar su afectividad ni con palabras ni con gestos. Son personas introvertidas con quienes es difícil la convivencia.

La alexitimia conlleva el fracaso de numerosos matrimonios, el tambaleo de las amistades que se hayan conseguido. La persona alexitímica suele permanecer callada. No es conveniente forzarla, pero tampoco aislarla. Si se le dan muestras de afecto, es posible que reaccione y responda positivamente.

La empatía es saber detectar lo que sienten los demás y esto lo podemos realizar por medio de la observación de sus gestos, tono de voz… Las personas empáticas tienen predisposición para captar certeramente las señales apuntadas y para establecer sintonía fácil con quienes se relacionan. La empatía exige el conocimiento de uno mismo para poder conocerlos. Si no nos conocemos a nosotros mismos, será difícil que se pueda dar la empatía y no se podrá establecer una comunicación interpersonal en tales circunstancias. Si no sabemos valorar la intimidad emocional de los demás, nos exponemos a herir sus sentimientos ya provocar su rechazo.

La persona empática no significa que tenga que renunciar a su propio pensar. Puedo estar en desacuerdo con alguien, exponer mis ideas, y tener una rica empatía. La persona rica en empatía resulta simpática hacia todos aquellos con quienes se relaciona. La empatía eleva el nivel de confianza, facilita una comprensión mutua, aproxima a las personas, enriquece la comunicación y hace surgir la simpatía.

La amistad es un sentimiento sublime que nace del corazón; es algo hermoso y, sobre todo, es importante. La vida sin amigos es muy triste. La amistad duplica las alegrías y divide las angustias.

Si nos fijamos en la persona introvertida, podremos observar que mantiene una actitud vacilante, reflexiva, encerrada en sí misma. La introversión y la extraversión son características de la personalidad. La persona introvertida se asemeja a la persona alexitímica, pero difiere en que ésta carece de sensibilidad afectiva, mientras que la introvertida tanto como la extravertida tienen sus sentimientos y los expresan de distinto modo.

Los rasgos que podemos asignar a la persona introvertida son: mantener en reserva sus sentimientos, mostrarse fría, distante en sus relaciones sociales, tener pocos amigos. Suelen ser hogareñas. Las características de las personas extrovertidas son: personas simpáticas, activas, sociables, optimistas. Su afectividad es proyectiva, lo cual les favorece para lograr y mantener muchas amistades.

Otro de los sentimientos que ofrece cierta similitud con la alexitimia es la timidez. La timidez es la incomodidad e inhibición que se experimenta ante la presencia de otras personas o ante cometidos que la persona juzga insuperables. Es sentir inhibición, incomodidad, tensión, tendencia a evitar interacciones sociales. Las personas tímidas suelen ser prudentes, saben controlar los impulsos, profundizan en su interior y esto las favorece para fomentar la creatividad.

Hay distintas teorías sobre el origen de la timidez. Para los conductistas la timidez se aprende desde niños por la influencia de los padres, haberse visto ignorados, haber sufrido malos tratos. Otra de las circunstancias pueden ser sufrir un rechazo, padecer alguna enfermedad, tener algún defecto físico…

Todos los niños tienen o han tenido miedo. El miedo en la persona humana tiene una raigambre primitiva y evolutiva. Al educador le interesa conocer qué es el miedo, su origen y cómo poder ayudar a sus alumnos para superarlo. El miedo es un estado de ánimo que actúa en nosotros como si fuera un sistema de alarma que nos avisa de un peligro; este peligro puede ser real o ficticio, producto de una irreflexión.

Hay que saber rechazar las ideas irracionales que nos invaden y fomentan el miedo hasta lograr esa libertad que nos permita actuar sin temor alguno y con respeto a todos.

Se considera fobia cuando el miedo que experimentamos es intenso, injustificado e interfiere en nuestra vida normal de forma innecesaria. La fobia la podemos definir como el temor persistente y agudo antes situaciones sociales o actuaciones en público, por temor a que resulten embarazosas. Los síntomas que aparecen en las personas que tienen fobia social suelen ser consecuencia de su aguda ansiedad: sequedad de boca,

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