Aportes conceptuales para comprender la Teoría Psicoanalítica

Aportes conceptuales para comprender la Teoría Psicoanalítica

El creador de la Teoría fue Sigmund Freud; quien describe los fenómenos mentales a través de la denominada metapsicología, referida así debido a que constituye una perspectiva psicológica sobre estos fenómenos que van más allá de la experiencia conciente. Se trata de un modelo teórico que permite comprender el funcionamiento de aparato psíquico. Supone enfoques o puntos de vista: Enfoque Dinámico, Enfoque Económico, Enfoque Estructural, Enfoque genético.

La energía propia del aparato psíquico es “la Libido” se compone de la pulsión sexual y su  manifestación dinámica en la vida anímica. Fuentes de estas pulsiones parciales son los órganos somáticos, especialmente ciertas zonas erógenas, pero todos los procesos funcionales importantes del soma procuran también aportaciones a la libido.

El fin de las pulsiones es la descarga y puede buscar varios caminos para lograrlo. Las pulsiones son un concepto límite entre los psíquico y lo somático.

Una pulsión es representante psíquico, puede pensarse como “un esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de reproducción de un estado anterior que lo vivo debió resignar bajo el influjo de fuerzas perturbadoras externas; sería una suerte de elasticidad orgánica o, si se quiere, la exteriorización de la inercia en la vida orgánica […] Si nos es lícito admitir como experiencia sin excepciones que todo lo vivo muere, regresa a lo inorgánico, por razones internas, no podemos decir otra cosa que esto: la meta de toda vida es la muerte; y, retrospectivamente: lo inanimado estuvo ahí antes que lo vivo”^[1]. Las pulsiones, parciales y autoeróticas, forman parte del principio de autoconservación y solamente se instauran como figuras de completitud a partir de la reconducción de la libido hacia otro, operando éste último como una suerte de espejo que hace posible y es posible sobre la base a la capacidad de representación. Puede decirse que las pulsiones son tendencias intrínsecas de la sustancia viva a la reconstitución de un estado anterior, o sea, históricamente condicionadas y de naturaleza conservadora, como si fueran manifestación de una inercia o una elasticidad de lo orgánico. Las  pulsiones  (Eros y la pulsión de muerte) están presentes y actúan entre sí desde la primera génesis de la vida.

Freud considera un primer esquema del aparato psíquico que lo divide en: Consciente, Preconsciente, e Inconsciente.  Lo preconsciente es aquello que con un poco de esfuerzo del sujeto vuelve a la memoria y lo inconsciente es lo reprimido que requiere de grandes y trabajosos esfuerzos para que se vuelva consciente, es el olvido profundo que incluso, en muchos casos, nunca llega a hacerse consciente. Luego, describe en la 2º Tópica o Esquema del aparato psíquico constituido por  3 instancias psíquicas: el Yo, el Ello y el Superyo-Ideal del yo. Las tres instancias donde el Yo está encargado del control de los impulsos, el autodominio, el autoreconocimiento, la autonomía, etc.

Freud propone dos modelos de funcionamiento psíquico complementarios: Primera Tópica o modelo topográfico (1900) Sistema Inconsciente, sistema Preconciente, y sistema conciente. Segunda Tópica o modelo estructural (1923) Ello, Yo, y Superyo.

“Nuestra tópica psíquica provisionalmente nada tiene que ver con la anatomía, se refiere a regiones del aparato psíquico, donde quiera que estén situadas dentro del cuerpo y no a localidades anatómicas.” (Freud)

Se accede al Inconsciente de modo indirecto: sueños, chistes, síntomas psíquicos, los actos fallidos, lapsus linguae. Su contenido es arcaico, gran parte nunca logra ser conciente y otra parte alguna vez lo fue, y se desplaza al inconsciente (reprimido). Así, en este sistema las pulsiones que se manifiestan a través de las emociones, palabras y actos que previamente pasaron por deformaciones y disfraces impuestos por la censura. El inconsciente se rige por el Proceso Primario. En el Más allá del principio del placer (de Freud) aparece la soberanía del “principio del placer” como gobernante de la psiquis inconsciente. Freud propone una primera experiencia de satisfacción para dar cuenta de la satisfacción alucinatoria del deseo. Es, en realidad, una experiencia primera, nostálgica (puede o no haber existido).

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