Aspectos del aprendizaje humano

“Aspectos del aprendizaje humano”

Desde los inicios del hombre civilizado éste ha dominado la tierra y se ha sentido el dueño, así mismo se ha considerado como un ser magnífico e insuperable en la naturaleza al tal grado que, contrario a creencias religiosas, ha creado dioses a su propia imagen y semejanza. Por supuesto en cualquiera de las corrientes del creacionismo la creación del hombre es diferenciada de los animales.

Pocas veces somos conscientes de que en realidad somos una especie animal entre muchas otras y que de las reglas de la naturaleza aplican igualmente para nosotros. Sin embargo no deja de ser sorprendente que aún siendo físicamente débiles en lo individual y teniendo capacidades inferiores a otras especies animales, nuestra especie domine el planeta. (Delval, Juan, 1997, p.4)

Savater (1997) considera que nacemos humanos pero eso no es suficiente hay que llegar a serlo y claro que es posible fracasar en el intento o incluso podemos evitar siquiera intentarlo. (p.21)

En éste sentido la palabra “humano” se emplea como un ideal al cual aspirar y no como una denominación biológica de una especie de mamíferos. Esto nos lleva a pensar que aunque los humanos nacemos siéndolo, no los somos del todo hasta después, una vez que somos contagiados de la humanidad por otros individuos.

Los demás animales nacen siendo lo que son, mientras los humanos nacemos para ser humanizados. Es decir que necesitamos una confirmación posterior. Y en esta idea se basa la neotenia que, básicamente, quiere decir que los humanos nacemos demasiado pronto. Somos formados en la matriz de nuestra madre y posteriormente incubados en la sociedad humana.

Neotenia significa entonces plasticidad o  disponibilidad juvenil la cual implica una trama de relaciones con otros seres humanos en la cual somos sometidos a innumerables determinaciones simbólicas propios de cada cultura. (Savater, Fernando, 1997, p.23)

Generalmente los animales están tan adaptados a su medio que cualquier mínimo cambio puede derivar en su extinción, es por eso que reciben conductas de manera hereditaria, las cuales les hacer responder automáticamente a cambios exteriores. Esto puede variar desde acumular comida previa a la temporada de frío hasta establecer los periodos de reproducción al inicio de la primavera para asegurar un clima favorable a las crías.

Nosotros también nacemos con algunas conductas determinadas, sin embargo son pocas e imprecisas comparadas con las de muchos mamíferos. Lo cual nos da la capacidad para aprender de nuestro entorno y a su vez formar conductas nuevas muy variadas.

Derivado de estos datos y de acuerdo con Delval (1997, p.10) podemos enlistar algunas características que hacen al hombre único

• Mantener una posición erguida: Esto nos ha permitido tener las manos libres para poder usar utensilios y herramientas, y por lo tanto ha facilitado la cooperación entre los individuos.
• Disponer de una mano muy versátil: La oposición del índice y el pulgar nos permite una gran precisión para manipular objetos grandes y pequeños.
• Dieta omnívora: Ha favorecido nuestra supervivencia ya que es más fácil satisfacer nuestras necesidades alimenticias.
• Actividad sexual permanente: Al no tener que esperar por un periodo de celo en las hembras, se favorece la reproducción y la formación de grupos, asegurando la supervivencia de las crías.
• Cooperación: El hecho de compartir reglas y tareas con otros humanos dentro de un grupo hace posible abordar tareas que, de otra manera, serían imposibles de completar para un solo individuo. Además esto permite la especialización de actividades.
• Capacidad de comunicación: La capacidad para usar sistemas de símbolos complejos y particularmente el lenguaje oral o escrito, permite una comunicación más elaborada y precisa.
• Representaciones del medio ambiente: Somos capaces de crear modelos mentales, bastante exactos y complejos, de la realidad incluyendo una dimensión espacial y temporal.
• Infancia prolongada: Debido a que nacemos con pocas conductas prefijadas y dependemos durante más tiempo de los adultos, se nos permite aprender muchas cosas durante la infancia.
• Acumulación cultural: Al usar los sistemas simbólicos somos capaces de acumular representaciones de la realidad y además transmitirlas a otros individuos de generaciones venideras.

Aunque son bastante importantes, a ninguno de estos rasgos se les puede atribuir individualmente nuestro éxito adaptativo.

Gracias a nuestra capacidad de comunicación utilizando el lenguaje articulado y a la cooperación, ha sido posible la acumulación de conocimientos. El registro de experiencias pasadas nos ayuda a no tener que recorrer los mismos pasos, es decir, sientan bases para que la siguiente generación pueda tener un punto de partida diferente de cero. Sin embargo desde un punto de vista social sólo existe aquello que tiene nombre o aquello de lo que nos es posible hablar, el resto de las cosas pertenece al mundo oscuro y confuso de lo individual. (Moreno, Montserrat, 1993, p. 10) Por este motivo los grupos sociales minoritarios inventan un nuevo lenguaje, porque quieren decir cosas nuevas y solo las personas que escapan a la media inventan palabras para denominar nuevos conceptos o para perfilar, matizar, puntualizar o subdividir lo ya existente. Las palabras de un idioma nos indican las categorías en las que se divide el mundo para una determinada comunidad; es una primera forma de clasificar el universo y si hablamos particularmente de diferenciar personas, algunos idiomas han priorizado la característica del sexo para subdividirlas.

Esto nos lleva a los elementos fundamentales de las representaciones del medio ambiente, cuyas bases son el espacio tiempo y la causalidad. La capacidad de imaginar también es una de las características fundamentales que nos diferencia a los hombres de los animales. A diferencia de los humanos, los animales viven en el presente y muchas veces no son capaces de anticipar acciones.

Como dice Moreno (1997) “Para cada uno sólo es posible lo que puede imaginar, sólo es real lo que piensa que existe y sólo es cierto aquello en lo que cree” (p. 12)

Procedemos de acuerdo a la imagen que tenemos del mundo, la cual no es construida por nosotros mismos como individuos a partir de la observación de hechos concretos sino a partir de las opiniones que los demás miembros de nuestro grupo emitan sobre la realidad. Las influencias que estas opiniones tienen en nosotros se remontan en el tiempo a edades muy lejanas que, aunque su recuerdo está perdido, nos condicionan a pensar de una forma acorde con la sociedad a la que pertenecemos social y culturalmente. Desde que nacemos empezamos a recibir esta influencia social que irá moldeando nuestra forma de percibir al mundo desde la infancia.

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