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Autonomia

ivjocaar11 de Noviembre de 2013

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METODOLOGIA DEL DOCENTE DE MANERA AUTÒNOMA

GUIA 1 – Antecedentes de mi Aprendizaje

GUIA 2 - CUESTIONARIO

LECTURA DE APRENDIZAJ AUTÒNOMO

REFERENCIA: ESTRATEGIAS Y TÈCNICAS PARA PRMOVER EL APRENDIZAJE AUTÒNOMO CAPITULO 1

TOMA DE CONCIENCIA DE CÓMO ES MI APRENDIZAJE

PARA RESOLVER GUIA 3 - ESCOLLOS

DOCUMENTO PARA QE LOS ESTUDIANTES LEAN

¿POR QUÉ FALLAN (CON TANTA FRECUENCIA) LOS QUE RAZONAN CORRECTAMENTE? ROBER STEMBERG.

Todos hemos fallado en alguna ocasión. De hecho, resultaría muy difícil que pudiéramos aprender algo si no nos equivocásemos alguna vez. Lo más señalado del que razona correctamente no consiste en no cometer errores nunca, sino por el contrario, en aprender de dichos errores para que no vuelvan a repetirse una y otra vez. Alguien que razona adecuadamente se le puede perdonar que cometa errores, aunque quizá no que cometa los mismos errores de forma reiterada.

Casi todos nosotros hemos conocido en alguna ocasión a alguien que aparentemente razona de forma correcta pero que comete errores demasiado a menudo y no consigue averiguar el porqué de dicha frecuencia.

Parece como si su buen juicio desapareciera cuando se trata de enfrentarse a los problemas del mundo real. Evidentemente el razonamiento correcto no resulta suficiente para desenvolverse con éxito en la vida cotidiana, por mucha amplitud que queramos conceder a la expresión razonar bien.

Las personas pueden venir al mundo dotadas con algunos de los mejores bienes intelectuales que pueden transmitirse por la herencia genética o pueden criarse en un ambiente muy avanzado, o leer un libro como éste y practicar sus capacidades intelectuales o incluso, pueden convertir sus vidas en un desastre mediante la rutina, pero a no ser que sepan evitar o por el contrario desviar los escollos que jalonan el camino del rendimiento intelectual óptimo, pueden encontrarse con que la mayor parte de aquellos bienes intelectuales, si no todos resultan de escaso valor. Por el contrario, la gente que demuestra una gran competencia suele tener, por lo general, éxito, no solo por su talento natural, sino también gracias a otras cualidades personales, una idea que queda patente en nuestra actividad final (Por qué tienen éxito los que razonan bien) La discusión de este objetivo presenta 20 escollos que pueden jalonar el camino, incluso de aquellos que razonan mejor (STENBERG, 1986).

1. La Falta de motivación. De nada sirve el tipo de actitudes que tenga la gente si no se siente motivada a utilizarlas. En muchos ambientes, sino en la mayor parte, para tener éxito la motivación resulta tan importante, al menos, para la capacidad intelectual el motivo por el cual la motivación resulta tan importante se debe a que los individuos en un ambiente dado, por ejemplo en un aula suelen presentar una inteligencia relativamente más limitada, pero una motivación en una fuente clave de las diferencias individuales del éxito. Para algunas personas, la motivación procede de fuentes externas, la aprobación de los compañeros, la obtención del reconocimiento, del dinero, o cualquier otra cosa, mientras que para otras la motivación tiene un origen interno y se deriva de su propia satisfacción por el trabajo bien hecho. La mayor parte de la gente se encuentra motivada tanto interna como externamente en proporciones diferentes. Cualquiera que sea la fuente de la motivación, resulta fundamental como expresión de la inteligencia y del éxito.

En general, probablemente sea preferible que la motivación se origine de manera interna en lugar de externa, debido a que las fuentes de motivación externas suelen ser transitorias. Como consecuencia de lo anterior, las personas que están motivadas fundamentalmente de forma externa son más propensas a perder su motivación si las fuentes externas de recompensa disminuyen o desaparecen. Los individuos motivados internamente son capaces de mantener su motivación con independencia del comportamiento irregular de las recompensas externas. Por ejemplo, los chicos motivados principalmente por los cromos, las pegatinas o cualquier otra recompensa tangible, a menudo pierden su motivación cuando no disponen de premios, mientras que los chicos que poseen un interés intrínseco por un tema, poseen una motivación natural por aprender que se mantiene de forma más fácil.

2. La falta del impulso de control. Hay veces en la vida en que las personas necesitan actuar de forma impulsiva, pero el comportamiento impulsivo suele contribuir a deslucir más que a mejorar el trabajo intelectual. En algunas ocasiones los profesores se encuentran con chicos que son capaces de realizar un trabajo académico excelente, pero cuyas aptitudes no están en absoluto desarrolladas debido a la tendencia que tienen a trabajar de manera impulsiva e irreflexiva. En uno de sus primeros libros L.L THURSTONE (1924) afirmaba que uno de los rasgos principales de las personas inteligentes es su capacidad para controlar sus respuestas impulsivas. Muchos años después, un psicólogo comparativo, D. STENHOUSE (1973), llegó a la misma conclusión de manera independiente. La impulsividad habitual interfiere al rendimiento intelectual óptimo, al no permitir que las personas utilicen todos sus recursos intelectuales para tratar un problema. Aunque una reflexión interminable no sea en absoluto deseable, la gente no debería dejarse llevar por la primera solución que se les presenta a la hora de resolver un problema ya que las mejores soluciones pueden surgir después de una reflexión posterior.

3. La falta de perseverancia y la perseverancia. Algunas personas, a pesar de su inteligencia, sedan por vencidas con demasiada facilidad. Si las cosas no marchan de forma inmediata, o si los primeros intentos no tienen éxito, abandonan cualquier cosa que estén haciendo. Pierden por lo tanto la oportunidad de completar, posiblemente de un modo muy adecuado, las tareas que emprenden. Es como si la más mínima frustración de cualquier tipo fuera suficiente para que dejaran de perseverar. En el otro extremo se sitúan las personas que siguen trabajando en un problema mucho tiempo después de que debieran haberlo abandonado. Siguen insistiendo incluso mucho después de haber tenido claro que son incapaces de resolver el problema, al menos en esa ocasión. En otros casos, ocurre que puede que hayan resuelto el problema, pero vuelven a resolverlo una y otra vez. En algunas carreras académicas se puede observar esta tendencia hacia la perseverancia. El alumno está realizando un trabajo importante, podría tratarse de su tesis doctoral, entonces profundiza el trabajo con algunos estudios suplementarios que se orientan generalmente hacia algunos problemas secundarios que se derivan de ese trabajo inicial. En algún momento, la gente de su entorno espera a que el alumno analice otro problema o, por lo menos, que enfoque el mismo problema de forma diferente, pero en lugar de hacerlo, continúa realizando una y otra vez lo que la mayor parte de la gente considera que es la misma investigación. Puede introducir pequeños cambios o aportaciones a la investigación, pero todos, salvo el propio investigador consideran que la contribución académica fundamental hace tiempo que ha terminado. La perseverancia también puede darse en otras áreas de la vida. Casi todo el mundo conoce a alguien que, habiendo sido rechazado repetidas veces por una pareja hipotética, no obstante sigue intentándolo una y otra vez a pesar de la insistencia de las señales en contrario de su pareja hipotética.

Parece como si esa persona fuese incapaz de detener su búsqueda infructuosa y continúa insistiendo aún, mucho después de que sea evidente para todos los demás, e incluso a veces para ella misma, que no está haciendo ningún progreso.

2 Utilizar las capacidades erróneas.

Mucha gente se da cuenta alguna vez a lo largo de su vida de que o bien se encuentran en el trabajo equivocado que van a dejar el trabajo que tienen de forma precipitada.

Esto puede ser así debido a que el trabajo que están haciendo exige una serie de capacidades determinadas y ellos estén intentando realizarlo con otras muy distintas. Este fenómeno, por supuesto, puede tener lugar durante su etapa escolar o posteriormente a lo largo de su vida. Así, pueden encontrarse estudiando Derecho y darse cuenta de que sus capacidades cognoscitivas encajarían mejor en otra carrera, o pueden encontrase haciendo Medicina y llegar a la conclusión de que sus verdaderas capacidades se dirigen hacia el terreno de las ventas. También puede suceder que sean muy brillantes en su campo, pero muy deficientes a la hora de enseñar conocimientos inherentes a su competencia. Su descubrimiento puede consistir fundamentalmente en que poseen unas capacidades adecuadas pero no para la clase de tareas en las que están comprometidos. En este punto lo más inteligente que se puede hacer es elegir otra asignatura u otra carrera, o por lo menos cambiar la estrategia de los estudios de la carrera. A veces nos damos cuenta de que las Alicias crítico- analíticas (véase Objetivo 1), que son tan aptas para el rendimiento escolar, no sobresalen de igual forma una vez que se encuentran trabajando en lugar de en el colegio preparándose para trabajar.

5. La incapacidad de convertirle pensamiento en acción. Algunas personas son expertas a la hora de proporcionar soluciones a sus problemas, y de hecho puede parecer que tienen una solución para cada cosa en su vida y en las vidas de los demás, pero son incapaces de trasladar el pensamiento a la acción. En palabras de E.R. GUTHRIE (1935), se quedan

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