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Beltran


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2015  •  Apuntes  •  5.078 Palabras (21 Páginas)  •  84 Visitas

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Diseñar la coherencia  escolar

Introducción

Los centros escolares se caracterizan por la complejidad de su trama, la multiplicidad y ambigüedad de sus objetivos, la pluralidad de los sujetos que los transitan, la disparidad de intereses. En consecuencia, su funcionamiento ordinario resulta contradictorio y conflictivo, lo que hace que con frecuencia se olvide o se relegue su compromiso con la educación, con la autonomía de los sujetos y con la construcción de la democracia social. El problema que se le plantea al profesorado es cómo integrar el trabajo escolar para dotar al centro de coherencia. ¿Se trata de impedir las contradicciones; de disolverlas, ignorarlas, resolver-las? ¿Desde dónde o a partir de qué principios básicos debe construirse esa coherencia? ¿Cuáles han de ser los procedimientos para la elaboración de una propuesta coherente?

CAPÍTULO III

Las instituciones escolares en busca de coherencia

Las instituciones escolares son espacios definidos constitutivamente por la heterogeneidad de sus actores. De hecho, para que sea posible la relación educativa en los marcos institucionales debe existir una cierta asimetría, una desigualdad básica, aunque sea la cifrada en las diferencias entre profesores y alumnos. En algunas épocas o en momentos históricos determinados se han intentado reducir esas diferencias o introducir mayor homogeneidad basándose en criterios distintos que han conducido a establecer aulas o niveles, segregando a los alumnos por razón de sexo o condición social, de creencias religiosas o de inteligencia.

Esos intentos, además de resultar vanos, afectan a las condiciones de emergencia de una auténtica relación educativa que sólo se da cuando existe una tensión diferencial mínima que exige su reducción. Lo  heterogéneo da cuenta de la presencia simultánea de elementos de distinto género o condición; la alteridad indica que existe un punto de mira, el de un yo, para el cual el resto constituyen lo otro o los otros. Los otros se definen sólo por la relación al yo; pero al mismo tiempo el yo sólo puede definirse por relación a los otros. Y la escuela, tiene mucho que ver con la construcción de nuestras respectivas identidades, con nuestro yo.

Multiplicidad de las metas

Las organizaciones escolares, como toda otra organización, están orientadas al cumplimiento de ciertas metas cuyo logro les confiere sentido, les da su razón de ser.

Hay  organizaciones que cuentan con una población cautiva cuya fidelidad está garantizada por él tipo de prestación

Las organizaciones escolares, en especial aquellas que se dedican a los niveles establecidos como obligatorios por cada sistema, entrarían en esta última categoría. Dado que la obligatoriedad escolar afecta a toda la población comprendida dentro de un segmento de edad.

¿Qué metas persiguen los centros escolares?

Dado que el sistema escolar es una construcción de carácter político-administrativo que fundamentalmente remite a la estructura del Estado, preguntarnos por sus metas es desplazarnos desde el interés por las mismas y por su logro hacia quienes tienen en ese ámbito un papel protagonista.

Identificar las metas de las escuelas con las del sistema escolar es tomar la parte por el todo; es, dicho de otro modo, subsumir todos los intereses de quienes realizan sus apuestas por la actividad escolar en los de aquellos que encuentran su representación en las esferas del Estado y creer que la satisfacción de éstos implica necesariamente la de los propios.

¿Quiénes han de definir las metas educativas y escolares?

En sociedades democráticas en las que la educación se entiende como un derecho de toda la población

Las instancias a las que se reconoce el derecho legal a definir las metas propias de cada centro escolar, siempre dentro del marco de aquellas otras generales definidas en ámbitos supralocales. Puede apreciarse que esta configuración de los consejos deja fuera a otras instancias que se consideran a sí mismas con legítimo derecho a participar en la definición de las metas; aun así, el panorama es suficientemente abierto como para no limitar de entrada la amplitud de las metas posibles o reducir su ambigüedad

Reducir la ambigüedad sin renunciar a la pluralidad

En primer lugar, la precisión de las metas es la clave de la dimensión organizativa de todo centro escolar; cualquier organización bien cohesiona- da se articula con ,la mirada puesta en el logro de sus metas. En segundo lugar, las metas habrán de ser para todo el centro, término identificable con la organización escolar; desde este punto de vista, las metas del centro y las metas organizativas de ese mismo centro son una y la misma cosa. En tercer lugar, hemos utilizado un tiempo verbal que indica la posibilidad de que ello fuera así y su condicionalidad respecto a una serie de circunstancias porque aparece que, hoy por hoy, si uno se asoma a los centros escolares, el asunto de mayor trascendencia para ellos no es, en absoluto, el de la definición de sus metas; es mapas, podría afirmarse que la mayor parte de los centros escolares no tienen formuladas expresamente y ni siquiera precisadas esas metas.

Cambiar el punto de vista

La clave para hacer más coherente el trabajo en los centros escolares y, consecuentemente, también sus resultados, quizá se encuentre en invertir los planeamientos tradicionales en tor- no a las metas. Estos consisten en formular metas más y más precisas de modo que en cualquier momento resulte posible verificar el grado o nivel de su logro.

Por tanto hay que aceptar de partida esa ambigüedad de las metas educativas de la institución escolar, como hay que aceptar de partida la pluralidad representada en esas mismas instituciones y, en consecuencia, hay que aceptar igualmente que en el seno de los centros escolares encuentren expresión opiniones, creencias, culturas y tendencias contradictorias

Los protagonistas tienen algo que decir

No cabe concluir de todo lo anterior que la única responsabilidad sobre ese estado de cosas corresponda al profesorado. La educación institucional, la enseñanza escolar, el trabajo académico de profesores y alumnos, han sido tradicionalmente, pongamos hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, elementos clave para la integración social de los individuos en una sociedad vertebrada en torno a referencias culturales, económicas y laborales que se consideraban más universales que particulares y más estables que cambiantes. En ese contexto, no sólo el papel de la escuela y el rol de los docentes estaba definido con mayor precisión y ajustaba mejor con esos puntos de referencia, sino que también el resto de interlocutores sociales frente al hecho educativo, llámense padres y madres, poderes públicos o empleadores, compartían mayoritariamente esos su-puestos, generando una cierta complicidad respecto a la orientación de la acción institucional de las escuelas.

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