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CARTAS A UN JOVEN TERAPEUTA


Enviado por   •  7 de Junio de 2015  •  1.418 Palabras (6 Páginas)  •  461 Visitas

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“ANÁLISIS DEL LIBRO CARTAS A UN JOVEN TERAPEUTA”

Desde mi punto de vista personal el libro me parece muy importante ya que nos guía de como conducir un proceso terapéutico en nuestra profesión, además nos advierte de los problemas a los que nos podemos enfrentar como terapeutas.

Debemos tomar en cuenta estas cuestiones de las cuales nos menciona el libro para realizar un adecuado ejercicio profesional

Es importante considerar que nuestro método terapéutico no es para todo tipo de pacientes, por lo cual el paciente podrá percatarse de ello, lo cual si ocurre en una etapa avanzada de podrá solucionar con una interpretación, pero si acurre durante el comienzo de tratamiento podremos cuestionarnos cuál fue el error que cometimos, en determinada situación es de gran importancia tomar en cuenta si resulta de beneficioso para el paciente abandonar el tratamiento. Por lo cual si el paciente nos pide que modifiquemos nuestro método podrá estar tratando de manipular, pero si la modificación es de acuerdo a nuestra postura podemos realizar modificaciones.

El ser terapeutas no nos hacer ser mejor que el paciente, incluso el paciente puede ser más inteligente, sensible y emotivo; esto puede convertirse en un problema cuando el terapeuta cree saber cuál es la mejor manera de vivir, de relacionarse, de lograr auto realización en una palabra presunción. Esto es que debemos ejercer control suficiente sobre nuestros problemas personales que no deben interferir en nuestra profesión. Como terapeutas debemos ser empáticos, la capacidad de introspección, tacto, calidez, integridad, ser honesto y desarrollar una confianza básica.

Un principio básico en la terapia es: el terapeuta no debe intentar resolver sus problemas personales en el curso de la terapia. Ni en paciente ni la terapia misma deben convertirse en el instrumento elegido para la resolución o la satisfacción de las necesidades y conflictos personales del terapeuta. Este no debe obtener ningún tipo de gratificación significativa del paciente.

Esto no significa que el ejercicio de la terapia no deba proporcionarnos ninguna satisfacción, pero existe una serie de necesidades y conflictos que no deben ser gratificados como las sexuales, de índole agresiva y narcisista.

Es importante entender que la eficacia da la psicoterapia dependerá de nuestros conocimientos de saber cómo es la vida, así comprenderemos con más facilidad las experiencias de paciente, pero absteniéndonos de no imponérselos. Sabemos que si el paciente logra reconstruir su propio pasado lo conducirá a nuevos insights, a nuevas perspectivas. Lo cual no debemos poner juicios a los actos del paciente, ni decirle que debería de actuar de tal manera, su bienestar puede depender que lo informemos y si creemos que está en peligro bajo alguna situación es importante que lo comprenda, no deberemos inquietarnos en exceso, ni sentir la necesidad de protegerla esto nos llevaría a la contratransferencia.

Lo que significa una amplia variedad de emociones o respuestas afectivas frente a los pacientes por lo que debemos ajustarnos a los principios de psicoterapia preocuparnos por el bienestar del paciente, pero dejando de lado nuestros propios deseos.

Esto puede ocurrir cuando el paciente intenta provocar enojo, otras veces no es esa su intención, nunca debemos de expresar enojo lo que debemos hacer es proponer una interpretación sensata y oportuna, es importante adoptar una actitud mostrándole que tenemos suficiente control sobre nosotros mismo, como para no dar rienda suelta al enojo, ni aplicarle sanción alguna.

Como terapeutas debemos ser intuitivos para poder predecir cuándo lanzar una interpretación que sea eficaz, para que el paciente tenga un verdadero insight. Esto puede suceder cuando estemos conmovidos, pero debemos entender que en determinado momento debemos hacer lugar a emociones para comprender lo que siente el paciente y trasmitirle la misma comprensión. Debemos permitirnos cierto grado de respuesta afectiva con nuestros pacientes, pero para esto existe un nivel óptimo que determinemos intuitivamente.

Es por esto que debemos tener la capacidad de respuesta empática y reactiva entre una seria de sentimientos y la capacidad de contener y controlar nuestras emociones de manera apropiada.

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