CONTRADICCIONES INICIALES

EL OFICIO DE SER MAESTRO: CONTRADICCIONES INICIALES

La intelectuales, propusieron y comenzaron la construcción de la nación basándose en la cultura. Rompiendo las construcciones que se tenían hasta cierto momento en la historia del país, entre la educación y las religiones. Bajo estas prioridades sentó las bases para la pronta inculcación de esta cultura.

Es como dijera Max Weber: El estado reivindico el monopolio de la inculcación, de una especie de fondo común de verdades a todos los ciudadanos”

Por lo que se entiende que el estado lleva a cabo una homogenización (misma clase o naturaleza), a través de un discurso pedagógico de la misma composición homogénea. Llevado a flote a través de los saberes educativos homogéneos, y su forma de realizarse la inculcación dentro del Sistema Educativo Nacional. Entendiendo a este como el conjunto nacional y diferenciado de instituciones dedicadas a la educación formal; cuyo control y responsabilidad corresponde en cierta medida al gobierno.

Se hace alusión a que todo aquel sujeto que pretenda ser maestro, deberá (idealmente) tener una serie de características que lo enmarquen como parte de las características que deberá poseer para desarrollarse como tal. Siendo la vocación la primer y más importante de estas características. La vocación deberá ser el impulso que nace desde el fondo del ser. El discurso pedagógico de un maestro puede constituirse no solo de la referencia que se tiene a la mano, sino también puede tener base de sus conocimientos. El ser maestro, no es solo una profesión, es una misión, como lo dice el autor es la vocación de la persona, esto es innato, ya esta dentro de nosotros, no lo elegimos nosotros, sino que ya estamos preparados para ello. Aunque fuera de ello se dice que podemos tener dos tipos de vocación, la natural, que ya viene con nosotros, y la artificial, que es como el gusto propio, el impulso por algo que te llama la atención dentro de algún campo. Además implementan o se dice que se quiere una mayor práctica dentro del campo, que simplemente conocimientos.

El maestro, deberá ver su misión, no como un oficio. Su persona será una muestra del prototipo de hombre que la escuela quiere formar, por lo que debe él de centrar la mayor cantidad de buenas virtudes, para dar ejemplo con su persona, enseñar con el ejemplo.

El ejercer con la práctica el oficio del magisterio requiere de un saber, así como de una serie de cualidades de carácter ético moral. Lo más importante es la vocación, así como las cualidades morales, además de los componentes clásicos de una profesión en específico los que hacen referencia a conocimientos y habilidades.

Además de las cualidades morales, conductuales y físicas, el curso moderno de pedagogía, introdujo la necesidad de que el maestro tuviera instrucción, preparación pedagógica. Es decir conocimientos científicos. En las escuelas anexas normales, se prioriza en primer lugar la puntualidad y asistencia, posteriormente a los conocimientos que el maestro posee.

Pero el modelo educativo más que el conocimiento y el dominio de este, quiere provocar en el maestro el amor a la ciencia, el amor a instruirse. No una apropiación del conocimiento si no, una relación de respeto y cariño hacia él. Provocar la veneración de las ciencias, mostrar el potencial de estas. Al maestro de educación básica se le da la tarea principalmente de vulgarizar el saber científico. El resto del saber esta conducido a formar ciudadanos y no individuos instruidos.

Esta contradicción entre el sabio y el maestro, era muy tangible, por un lado el catedrático, y por otro el maestro. El primero, conservador de la ciencia y por otro lado el maestro que puede aceptar para su trabajo algún marco ya delineado por alguien más, debe tomar posición y no ser prescindente. Esta contradicción provocaba disputas

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