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Capitulo 3 “LA EVALUACIÓN DE LA NORMALIDAD EN LA NIÑEZ”


Enviado por   •  8 de Marzo de 2016  •  Resúmenes  •  6.955 Palabras (28 Páginas)  •  120 Visitas

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Anna Freud, 1993

Capitulo 3 “LA EVALUACIÓN DE LA NORMALIDAD EN LA NIÑEZ”

Para el analista de niños, la reconstrucción del pasado del paciente o el rastreo de los síntomas hasta sus orígenes en los primeros años de vida constituye una tarea muy diferente de la detención de los agentes patógenos.

El interés en los problemas del pronostico o de la prevención conduce inevitablemente al estudio de los procesos mentales normales opuesto al estudio de los patológicos; campo “subdesarrollado“o “problemático”.  Se debe mucho a la creciente importancia de los principios y presunciones de la psicología psicoanalítica del niño dentro del pensamiento metapsicológico que comprende el campo total del desarrollo, normal y anormal.

El analista de niños que considera el desarrollo progresivo como la función más esencial de un inmaduro, está profunda y centralmente comprometido con la integridad o el trastorno, la normalidad o anormalidad de este proceso vital.

Se puede evaluar el grado de desarrollo a través de la investigación de los impulsos libidinales y agresivos, del yo y del superyó de la personalidad infantil por medio de signos que indiquen, según la adaptación del yo, su precocidad o su retardo. Las indicaciones que así se obtienen son más útiles para establecer el diagnostico y para revelar el pasado que para decidir las cuestiones relativas a lo normal o las perspectivas futuras.

LA TRASLACIÓN DE LOS HECHOS EXTERNOS A LAS EXPERIENCIAS INTERNAS

Los analistas deben enfrentar una multitud de interrogantes acerca de la crianza de los niños y las decisiones que los padres deben tomar en relación con la vida de sus hijos y que pueden resultarles conflictivas. Ejemplo: ¿Cuál es la mejor edad para comenzar el entrenamiento del control de esfínteres?; no existen respuestas generales solamente respuestas particulares que se adaptan a un niño específico. La evaluación del significado psicológico de la experiencia o de las exigencias a las que los padres intentan someter al niño.

Los padres consideran sus planes a la luz de la razón, la lógica y las necesidades prácticas, el niño los experimenta según su realidad psíquica. La tarea del analista consiste en señalar a los padres las discrepancias que existen entre la interpretación del adulto y la que hace el niño (mentalidad infantil).

CUATRO CAMPOS DIFERENTES ENTRE EL NIÑO Y EL ADULTO

Existen varios campos en la mente del niño de los que parecen derivarse estos “mal entendidos” de las acciones adultas

  1. Egocentrismo: Gobierna las relaciones del infante con el mundo de los objetos, antes de que haya alcanzado la fase de la constancia objetal, la persona cumple las funciones de la madre que no es percibido por el niño, todo sucede en el objeto  o al objeto se le interpreta desde la frustración o satisfacción. Cuando la madre se interesa en otros factores (familia, trabajo, enfermedad, etc.) son transformadas por experiencias de rechazo.
  2. Inmadurez del aparato sexual: traduce los hechos genitales en pre-genitales; esto explica la razón de las relaciones sexuales entre los padres se interpreten como escenas brutales de violencias que conduce a la identificación con la supuesta víctima o el supuesto agresor con respecto a su propia identidad sexual.    El niño los convierte en “teorías sexuales infantiles” de inseminación a través de la boca o el nacimiento a través del ano.
  3. La relativa debilidad de los procesos secundarios del pensamiento cuando se comparan con la intensidad de los impulsos y la fantasía. Los padres permiten que sucedan cosas desagradables, cesan de ser figuras protectoras y se convierten en hostiles, contra los cuales el niño descarga su enojo y agresión.
  4. La diferente evaluación del tiempo: este parece depender de que en la medida en que se tome por medio del funcionamiento del ello y del yo. Los impulsos del ello no toleran la demora y la espera, en el caso del yo posterga la acción. Estos factores fijaran los intervalos con respecto a la conservación, que le parezcan cortos o largos, tolerables o intolerables.

Estos 4 factores, son características de la mente infantil que pueden explicar muchas de las insensibilidades aparentes de los padres, su dificultad para trasladar los hechos externos a experiencias internas. Pueden hacer que cuando los padres dan la información en las entrevistas puedan ser engañosas (ejemplo: la alimentación con pecho duró “poco tiempo”).

EL CONCEPTO DE LAS LINEAS DE DESARROLLO

Las secuencias del desarrollo se han establecido solamente en relación con ciertos aspectos de la personalidad del niño. Con respecto al desarrollo de los impulsos sexuales corresponden de manera aproximada con las edades específicas. Los psicólogos miden y clasifican las funciones intelectuales por medio de escalas de distribución relacionadas con la edad, en los diferentes test de inteligencia.

Se busca la interacción básica entre el ello y el yo y sus distintos niveles de desarrollo son comparables con las secuencias de maduración del desarrollo de la libido o el gradual desenvolvimiento de las funciones del yo.

Existen líneas similares de desarrollo cuya validez puede demostrarse para casi todos los campos de la personalidad individual. El crecimiento del niño desde las actitudes dependientes, irracionales, determinadas por el ello y los objetos hacia un mayor control del mundo interno y del externo por el yo. Estas líneas conducen al desarrollo (control de esfínteres hasta las exigencias del adolescente de su independencia).

Cualquiera que sea el nivel alcanzado representa el resultado de la interacción entre el desarrollo de los impulsos y el desarrollo del yo, del superyó y de sus relaciones frente a las influencias del medio. Anna en vez de líneas de desarrollo son realidades históricas que proporcionan logros de un determinado niño o los fracasos en el desarrollo de su personalidad.  

Prototipo de una línea del desarrollo: desde la dependencia hasta la autosuficiencia emocional y las relaciones objétales adultas.

Se tratan de las secuencias que conduce desde la dependencia del recién nacido hasta la maduración. A. Freud los divide en 8 formas

  1. La unidad biológica de la pareja madre-hijo, con el narcisismo de la madre extendido al niño
  2. La relación anaclítica con el objeto parcial o de satisfacción de las necesidades.
  3. La constancia objetal, el mantenimiento de una imagen interna y positiva del objeto.
  4. La relación ambivalente de la fase pre-edípica sádico-anal, caracterizada por las actitudes del yo de depender, torturar, dominar y controlar los objetos amados.
  5. La fase fálico-edípica centralizada en el objeto (complejo de Edipo) deseo de ser admirado.
  6. Período de latencia, la disminución pos-edípica de la urgencia de los impulsos y la transferencia de la libido desde las figuras parentales hacia los compañeros con fantasías que denigran a los progenitores.
  7. La “rebeldía de la adolescencia”, el retorno a las conductas anteriores.
  8. La lucha del adolescente por negar y cambiar los vínculos con sus objetos infantiles (transferencia a los objetos del sexo opuesto y fuera de la familia).

Algunas líneas del desarrollo hacia la independencia corporal

La posición narcisista de la madre con respecto al cuerpo de su hijo coincide con los deseos arcaicos del niño y con la confusión de los límites corporales que se derivan en las etapas vitales iníciales entre la distinción del mundo interno y el externo que se basa en las experiencias subjetivas de placer y displacer. Durante la primera infancia la vida del niño está dominada por sus necesidades corporales y derivados.

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