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La Evaluación De La Normalidad En La Niñez- Ana Freud (Cap III)


Enviado por   •  2 de Julio de 2014  •  2.618 Palabras (11 Páginas)  •  2.567 Visitas

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La evaluación de la normalidad en la niñez Ana Freud (Cap III)

El descubrimiento temprano de los agentes patógenos: prevención y pronóstico

El interés en los problemas del pronóstico o de la prevención conduce inevitablemente al estudio de los procesos mentales normales opuesto al estudio de los patológicos.

El analista de niños que considera el desarrollo progresivo como la función más esencial de un ser inmaduro, está profunda y centralmente comprometido con la integridad o el trastorno, es decir, la normalidad o anormalidad de este proceso vital.

La traslación de los hechos externos a las experiencias internas

Los analistas de niños deben ser expertos en enfrentar la multitud de preguntas de los padres. Deben tener en cuenta que no existen respuestas generales, ni puede basarse en esas respuestas en la edad cronológica del niño, dado que los niños difieren en su desarrollo emocional, social como de desarrollo.

Mientras los padres consideran sus planes a la luz de la razón, la lógica y las necesidades prácticas, el niño los experimenta según su realidad psíquica, es decir de acuerdo a los complejos, afectos, ansiedades y fantasías que esos mismos planes originan y que corresponden a las distintas fases de su desarrollo.

Cuatro campos diferentes entre el niño y el adulto

1. El punto de vista “egocentrista” que gobierna las relaciones del infante con el mundo de los objetos. Antes de que haya sido alcanzada la fase de la constancia objetal, el objeto, es decir, la persona que cumple las funciones de madre, no es percibido por el niño como poseedor de una existencia separada, sino sólo en relación con el papel que tiene asignado dentro del esquema de las necesidades y deseos del niño. En consecuencia todo lo que sucede al objeto, se interpreta desde el punto de vista de la satisfacción o frustración de estos deseos. La preocupación de la madre por otros miembros familiares, su trabajo, sus enfermedades y muerte, son percibidas por el niño como rechazo y deserción, ante lo que el niño responde con hostilidad y desilusión siendo exigente o retrayéndose emocionalmente.

2. La inmadurez del aparato sexual infantil lo lleva a traducir los hechos genitales adultos en pregenitales. De ahí que interpreta las relaciones sexuales de sus padres como hechos violentos y lleva a la identificación con la víctima o el agresor que se revelan posteriormente en la incertidumbre por su propia identidad sexual. También afecta este campo la información sexual de los niños quienes traducen las explicaciones en términos que concuerdan con su experiencia apareciendo las llamadas “teorías sexuales infantiles” de inseminación a través de la boca, nacimiento a través del ano, o castración de la mujer.

3. todas las circunstancias en donde la falta de comprensión por parte del niño está basada no en su carencia absoluta de razonamiento, sino más bien en la relativa debilidad de los procesos secundarios del pensamiento cuando se comparan con la intensidad de los impulsos y las fantasías. Un niño de dos años entiende lo que es el médico, pero cuando tiene que visitarlo eso se convierte en amenazante y las figuras parentales que lo acompañen en hostiles y poco protectores.

4. existen algunas diferencias básicas y significativas entre el funcionamiento de la mente infantil y la del adulto, por ejemplo la diferente evaluación del tiempo. La medida del tiempo dependerá para un niño de las relaciones subjetivas internas del ello y el yo

El egocentrismo, la inmadurez de la vida sexual, la preponderancia de los derivados del ello sobre las respuestas del yo, las diferentes evaluaciones del tiempo son características de la mente infantil que pueden explicar muchas de las insensibilidades aparentes de los padres. Por lo tanto los antecedentes del niño en las entrevistas diagnósticas son superficiales y engañosos.

El concepto de las líneas de desarrollo

Las secuencias del desarrollo se han establecido solamente en relación con ciertos aspectos particulares circunscriptos de la personalidad del niño. Con respecto al desarrollo de los impulsos sexuales poseemos las secuencias de las fases libidinales: oral, anal, fálica, latencia, preadolescencia, genitalidad adolescente. En relación con los impulsos agresivos hacemos correlacionar las expresiones agresivas específicas a las fases libidinales: morder, escupir, devorar (oral), torturas sádicas, golpear, patear, destruir (anal), arrogancia, dominante (fálica), falta de consideración, crueldad mental, explosiones sociales (adolescencia)

Existen líneas similares de desarrollo cuya validez puede demostrarse para casi todos los campos de la personalidad individual. En cada caso trazan el gradual crecimiento del niño desde las actitudes dependientes, irracionales, determinadas por el ello y los objetos hacia un mayor control del mundo interno y del externo por el yo. Cualquiera que sea el nivel alcanzado por el niño en alguno de estos aspectos, representa el resultado de la interacción entre el desarrollo de los impulsos y el desarrollo del yo, del Superyó y de sus reacciones frente a las influencias del medio, es decir entre los procesos de maduración, adaptación y estructuración.

Prototipo de una línea de desarrollo: desde la dependencia hasta la autosuficiencia emocional y las relaciones objetales adultas.

1. Unidad biológica madre-hijo con el narcisismo de la madre extendido al niño y el hijo incluyendo a la madre como parte de su mundo interno. Período que se divide a su vez: autista, simbiótico, separación-individuación

2. relación anaclítica con el objeto parcial o de satisfacción de las necesidades que está basada en la urgencia de las necesidades somáticas del niño

3. etapa de constancia objetal (imagen interna y positiva del objeto)

4. la relación ambivalente de la fase preedipica sádico-anal, caracterizada por las actitudes del yo de depender, torturar, dominar y controlar los objetos amados.

5. la fase fálico-edípica completamente centralizada en el objeto, caracterizada por una actitud posesiva hacia el progenitor de sexo contrario, celos, rivalidad, tendencia a proteger, curiosidad, deseo de ser admirado y actitudes exhibicionistas

6. latencia, disminución postedipica, transferencia de la libido del objeto hacia los compañeros, grupos, ideales impersonales

7. preludio preadolescente, retorno a conductas y actitudes anteriores tales como satisfacción de necesidades

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