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Concepcion Del Mundo Del Niño


Enviado por   •  7 de Mayo de 2015  •  2.009 Palabras (9 Páginas)  •  262 Visitas

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Representaciones Sociales y su concepción psicosocial de lan niñez en el mundo.

Las representaciones sociales hacen referencia a las construcciones conceptuales, simbólicas entre otras, las cuales se generan en un contexto de interacción y se reproducen a través del discurso entendiendo que este es un proceso de producción de sentido, generado en circunstancias particulares, por tanto la esencia de este estudio, es conocer las representaciones sociales de niñez, adultez y sexualidad ya que estos se producen y reproducen en la vida diaria e influyen en nuestro comportamiento.

El niño construye su propia representación del mundo social en un proceso activo, mediante la adquisición, por una lado, de una serie de normas y valores y, por otro, de nociones que implican la comprensión de los procesos e instituciones sociales.

Una de las características más importantes de la representación infantil del mundo social es que éste se concibe como algo estático. Sólo con la aparición del pensamiento formal puede concebirse y desearse el cambio social

Por lo anterior, este trabajo tiene la pretensión de describir, comprender e interpretar dichas representaciones sociales y su elaboración en los contextos cotidianos en los cuales se gestan, en la forma en que los niños, niñas y adultos conciben la niñez, adultez y la sexualidad, mediante el análisis de las diferentes formas de pensar de cada una de las personas que estamos relacionando en esta investigación y así dar a conocer lo que piensan los niños y niñas y los adultos actualmente, determinando así los distintos factores que están influyendo en estas representaciones.

Es de gran importancia tener en cuenta todos estos aspectos por parte de todas las personas, estamentos e instituciones que trabajan con la niñez, en particular, para enfrentar los nuevos desafíos en cuanto a relaciones entre niños y niñas, y adultos, la educación sexual y de esta forma intervenir e implementar programas de promoción y prevención para mejorar la salud sexual y mental de los niños

Las concepciones, imágenes o figuras que tenemos de la infancia tienen una estrecha vinculación con los cambios históricos y con los modos de organización socioeconómica y cultural de las sociedades.

En este sentido, la infancia puede entenderse como esa imagen colectivamente compartida que se tiene de ella: es aquello que la gente dice o considera que es la infancia en diversos momentos históricos.

Cada sociedad, cada cultura define explícita o implícitamente qué es infancia, cuáles son sus características y, en consecuencia, qué períodos de la vida incluye.

. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Consideraciones preliminares:

Todos los seres humanos desde que nacemos nos sumergimos en un proceso de socialización e ingresamos al espacio de la interacción social y cultural; es allí donde construimos conceptos, creencias, conocimientos y valores internalizados a partir de experiencias, informaciones y modelos de pensamiento recibidos a través de la tradición, la educación y la comunicación, conocimientos socialmente elaborados y compartidos.

Se construyen representaciones sociales sobre los más diversos temas dependiendo de los más variados hechos vivenciados o transmitidos que han marcado el quehacer y el desarrollo cultural del hombre, es decir, cada evento, cada objeto, cada acción, actitud, pensamiento, creencia o persona, son objeto de representación social.

De esta manera, encontramos representaciones sociales que hacen referencia a la niñez, la adultez y la sexualidad y que marcan patrones de relación entre niños, niñas y adultos convirtiéndose así en un tema obligado dentro de las reflexiones propias del mundo de la psicología.

Históricamente, las relaciones entre niños, niñas, y adultos han sido el reflejo de condiciones particulares, en las cuales se expresan una serie de valores, conceptos y sentimientos; existe una imagen internalizada de los niños y niñas propias de la cultura y de la historia personal y, de la misma forma, estos construyen una representación de los adultos.

En nuestro país, la realidad vivida por nuestros niños y niñas, no es más que la historia repetida una y otra vez sobre las creencias respecto a la crianza y la forma en que deben relacionarse los adultos, niños y niñas. En este sentido, encontramos prácticas de los adultos para con los niños y niñas, que afectan sustancialmente las relaciones vinculares entre estos dejando una herencia cultural.

En efecto, la preocupación por la niñez se ha convertido en creación de centros de atención y de cuidado, de instituciones, de discursos que se ocupan de la salud, bienestar, educación, derechos y obligaciones con la infancia.

Existe una multiplicidad de disposiciones jurídicas de orden nacional e internacional sobre la niñez, que han planteado fundamentalmente la importancia del respeto de los derechos de las niñas y los niños.

La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores.

Piaget menciona que el pensamiento del niño tiene todas las apariencias del realismo pues ignora la existencia del yo y toma la perspectiva propia por objetiva y absoluta; el niño es realista porque ignora la existencia del sujeto y la interioridad del pensamiento. Asimismo, Piaget concluye que para el niño, pensar es manejar palabras. En esta creencia están implicadas tres confusiones: existe en primer lugar, la confusión del signo y la cosa; después, se encuentra la confusión de lo interno y lo externo: el pensamiento está considerado como situado tanto en la boca como en el aire; y finalmente hay confusión de la materia y el pensamiento: se considera el pensamiento como un cuerpo material, una voz, un soplo. Conforme desaparecen dichas confusiones nacen tres dualismos. Hasta los siete-ocho años aproximadamente los nombres surgen de las cosas, se les descubre con sólo mirar las cosas, pues están en ellas. Esta primera forma de confusión del signo y la cosa desaparece hacia los siete-ocho años. La desaparición

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