Conciencia Sin Fronteras

La conciencia sin fronteras

“Aproximaciones de Oriente y Occidente al crecimiento personal”

Ken Wilber

Ken Wilber, compara las filosofías y psicologías occidentales con las orientales, nos hace preguntarnos ¿Podría ser que los enfoques aunque tan diferentes, estén lejos de estar en conflicto o contradecirse, más bien reflejen diferencias especificas en los diversos niveles de la conciencia? ¿Y sería posible que estos diferentes enfoques sean, todos ellos, más o menos correctos cuando se emplean en su propio nivel principal?” Contestando esta pregunta se llega a la tesis de que todas las escuelas psicológicas no representan tantos enfoques contradictorios del individuo sino maneras de entender complementariamente a los diferentes niveles de conciencia. E intenta hacernos recordar y tomar conciencia de nuestra identidad suprema, que con la vida que llevamos a veces nos olvidamos de nuestra verdadera naturaleza al establecer fronteras en nuestra conciencia, por lo tanto cuando respondemos a la pregunta ¿Quién soy? Trazamos fronteras que denominamos “yo mismo” a lo que se encuentra dentro, el límite más común es la piel, lo que “soy yo” y lo que “no soy yo”. El ser humano traza conscientemente o inconscientemente limites de fronteras para tomar una decisión entre lo que se elige y lo que no, entre lo verdadero y no verdadero nuestra vida es un proceso de establecimiento de fronteras. Por ende vivimos en un mundo de conflictos y oposición porque es un mundo de demarcaciones y fronteras, la mayoría de nuestros problemas lo son de demarcaciones y de lo opuesto que éstas crean, siempre tendemos a tratar la demarcación como si fuera real y después manipulamos los opuestos así creados, y es así que la demarcación debe tomarse como producto de nuestra imaginación. Los objetos de” ahí fuera" no son más que proyecciones del propio ser de la persona, y todos ellos pueden ser redescubiertos como aspectos del propio ser. Cada descubrimiento, aunque sea a veces doloroso, es finalmente placentero, porque el descubrimiento de que un objeto de ahí fuera es, en realidad, un aspecto de nuestro propio ser convierte a los enemigos en amigos, las guerras en danzas, las batallas en juegos. La sombra, el cuerpo y el medio han llegado a formar parte de nuestro inconsciente, consecuencia de nuestros sueños fantásticos en un mundo de mapas y demarcaciones, herencia de Adán a sus hijos e hijas adormilados. Si disolviéramos las demarcaciones y los límites nos permitiría poder tocar de nuevo nuestra sombra, nuestro cuerpo y nuestro mundo, con pleno conocimiento de que todo lo que tocamos es, en el fondo, el rostro original de nuestro propio ser verdadero, así logrando expandir nuestra identidad, para así formar una conciencia de unidad.

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