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Desarrollo Piagetiano

Pedro CastilloTrabajo26 de Marzo de 2016

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Introducción

Para los niños la experiencia que tienen, diferenciados en momentos de su desarrollo intelectual, les permite situar problemáticas en sistemas complejos o simples. Así, el aprendizaje está en constante renovación por las diversas situaciones a las que se somete un infante. Para medir, o al menos situar el aprendizaje dentro de algún marco teórico, es necesario atender de forma explícita los diversos cambios en la percepción del infante con base en pruebas que testee las habilidades que ha adquirido.  

La presentación del siguiente trabajo se enfoca en algunos datos empíricos obtenidos de pruebas capaces de dar cierta información pertinente para entender las habilidades de los niños. Los test evaluaron a grandes rasgos la percepción de cantidad, forma y color en relación con el conteo y el significado de la palabra “más”. Dichos datos serán comparados con la teoría constructivista del desarrollo de la inteligencia de Jean Piaget. Así se tiene en cuenta la aplicación de las diversas etapas, que plantea Piaget, con el fin de situar a los niños entrevistados dentro de la base teórica o concluir que los resultados no son consistentes con la misma.

Descripción:

Se realizó una prueba método entrevista a cuatro (4) niños/as de las edades de tres (3), cinco (5), siete (7) y nueve (9) años, en donde se evaluó el conocimiento, manejo y aplicación de términos como adición, conservación, y clasificación:

  • Conservación de número: El sujeto distingue el número y variación de objetos de una fila a la otra.
  • Conservación de líquido: El sujeto distingue la cantidad de un líquido según la variación del recipiente.
  • Conservación de masa: El sujeto da cuenta de la variación de la masa según su forma.
  • Clasificación: El sujeto demuestra mecanismos de agrupación y discriminación.

Haciendo uso de materiales para ilustrar cada concepto mencionado, se realizaron las siguientes preguntas respectivamente:

  1. 14 fichas idénticas, 2 filas ¿hay el mismo número de fichas en cada fila? Cambio de la distancia entre las fichas de una fila ¿alguna fila tiene más que la otra?
  2. 2 vasos idénticos con agua por igual ¿tiene cada vaso la misma cantidad de agua? Verter el agua de uno de los vasos en otro con diferente forma ¿algún vaso tiene más agua que el otro?
  3. 2 bolas de plastilina del mismo tamaño ¿cada una tiene la misma cantidad de plastilina? Amasar una bola de plastilina hasta que tome forma de cilindro alargado ¿alguna figura tiene más plastilina que la otra? ¿por qué?
  4. Varias fichas con diferentes características. El sujeto debe agruparlas y dar nombres a estos conjuntos.

Resultados.

Participante A:

Niño. Edad tres (3) años.

Ejercicio 1. Contando con las mismas características en la distribución de las filas, después de contarlas, respondió que había el mismo número de fichas en ambas filas. Al cambiar la distribución de las mismas afirmó que en la fila más larga habían más fichas.

Ejercicio 2. En el primer caso, con los vasos iguales, contestó que la cantidad de agua era la misma. Al pasar el agua de uno de los vasos a uno más delgado, señaló que el vaso más delgado tenía una cantidad mayor.

Ejercicio 3. Cuando se le presentaron ambas bolas de plastilina el niño afirmó que tenían la misma cantidad, al ser alargada una de ellas respondió que ésta tenía una mayor cantidad.

Ejercicio 4. El niño agrupó todos los botones señalando que todos presentan la misma forma, no mostró interés por el color ni por otras características. La actividad no logró captar toda su atención.

Participante B:

Niño. Edad cinco (5) años.

Ejercicio 1. El niño consideró que sí hay el mismo número de fichas en cada fila y tras el cambio de distancia entre las fichas de una fila notó que había la misma cantidad de fichas en ambas filas.
Para poder responder a la pregunta el niño contó el número de fichas de cada fila; tras el cambio en la distancia volvió a contar y afirmó que ambas tenían el mismo número de fichas.

Ejercicio 2. Al llenar dos vasos del mismo tamaño y forma el niño afirmó que ambos contenían la misma cantidad de agua. Al verter el agua de uno de los vasos en un vaso con una forma más estrecha el niño contestó que el vaso más delgado tenía mayor cantidad de agua porque esta tenía una mayor altura.

Ejercicio 3. Para el niño ambas bolas contenían la misma cantidad de plastilina pero tras modificar la forma de una de las bolas hasta que pareciera una culebra el niño dudó por un momento y contestó que la plastilina en forma de culebra tenía una mayor cantidad que la plastilina en forma de bola ya que la primera era más larga.

Ejercicio 4. El niño organizó los objetos en base a su color dejando de lado cualquier otra propiedad como forma, tamaño, material. Algunos objetos a pesar de compartir características quedaron apartados debido a no poseer el mismo color con otro objeto.

Participante C:

Niña. Edad siete (7) años.

Ejercicio 1: La niña respondió, en ambos casos, que la cantidad de fichas es la misma en ambas filas. Le pareció obvio que al cambiar la distancia no variará la cantidad de fichas.

Ejercicio 2: La niña contestó que en ambos vasos hay la misma cantidad de agua. Al cambiar el vaso “B” por uno más ancho, pensando por un tiempo, asumió que el vaso “A” tiene más agua que el “B”.

Ejercicio 3: La niña desde un principio asumió que la cantidad de plastilina de ambas bolas tenían la misma cantidad. Tras cambiar la forma de una de las bolas a cilindro, la niña manifestó que el cilindro tiene más plastilina por ser más largo.

Ejercicio 4: Se le dan diferentes botones a la niña y los agrupó, prefiriendo tamaño y color. Los nombres que les asignó a los botones fueron simples: Círculos rojos, círculos grandes, círculos negros, etc. También para asignar nombres, en algunos casos, realizó pequeñas figuras con los círculos como una flor o un círculo compuesto por varios botones.

Observaciones:

Para realizar las actividades de conteo la niña siempre señalaba, tocaba o apartaba los objetos que ya había contado y en pocas ocasiones le tocó repetir la cuenta porque se le olvidaba.

Participante D:

Niña. Edad nueve (9) años.

Ejercicio 1: la niña respondió, en ambos casos, que cada fila tiene el mismo número de fichas, luego de contarlas. Aunque al final cambie el largo de una de las filas.

Ejercicio 2: primero, concordó con que en los vasos del mismo tamaño y forma contenían la misma cantidad de agua; sin embargo, cuando se vertió el contenido de un vaso en uno distinto, planteó que éste poseía más agua que el otro.

Ejercicio 3: estuvo de acuerdo en cuanto a la cantidad de plastilina en cada bola; luego, se le pidió que tomara una y la moldeara hasta conseguir un cilindro delgado, así, se le preguntó de nuevo llegando a la conclusión de que el cilindro poseía más plastilina, dado que éste era más alto que la bola.

Ejercicio 4: se le entregaron 30 botones, todos con características diferentes. Los repartió en 9 grupos diferentes, los cuales les dio los nombres de: flores, círculos planos, círculos grandes, círculos parados, círculos pequeños, formas, místicos y unitario. Explicó que la división fue según las formas y/o imágenes que tenían en común o similares.
Observaciones: En varias de las preguntas, la niña utilizó sus dedos para comparar tamaños, tanteó los objetos con las manos y usó mecanismos de conteo para llegar a las conclusiones.

Discusión: 

Los resultados obtenidos en el experimento los niños mostraron la relación entre la edad y el desarrollo respecto a las características medidas con cada una de las tareas impuestas. La literatura mostró que la aparición de características como la conservación y la centración indican un desarrollo cognitivo en los niños (Richmond, 1993).

La práctica con el niño de 3 años efectivamente mostró lo que indicaba la teoría ya que reveló que para esta edad el niño aún no ha desarrollado la conservación del número al no poder identificar que el aumentar la distancia entre las monedas no aumenta la cantidad de estas, ni la conservación de la cantidad ya sea para líquido o para sólido. Para este último caso donde se evidenció la no adquisición de la conservación de la cantidad podemos comprobar como a la edad de 3 años el infante no fue capaz de notar el cambio que se realizó y que se fijó tan sólo en el nuevo tamaño de los objetos utilizados al responder en base a la altura del líquido de un vaso con respecto al otro y el largo de la culebra de plastilina frente a la bola, revelando así una de las características típicas para la edad según la teoría piagetiana, la centración, dirigiendo su atención tan solo a una característica sobresaliente en los objetos (Gerric, et al, 2005).

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