ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Desarrollo Psicosocial En La Adultez


Enviado por   •  15 de Mayo de 2013  •  3.003 Palabras (13 Páginas)  •  1.264 Visitas

Página 1 de 13

Desarrollo Psicosocial en la adultez media

En términos psicosociales, la adultez media alguna vez se considero un periodo relativamente estable. Freud consideraba que la psicoterapia no funcionaba en personas mayores de 50 años.

Maslow y Rogers veían en la adultez media una oportunidad de cambio positivo, y de acuerdo con Maslow la plena realización del potencial humano, a la que llamo autorrealización. Costa y McCrae dijeron que después de los 30 años la personalidad muestra continuidad y consistencia en agrupamientos de los “cinco grandes” rasgos, los cuales son neuroticismo, extroversión, apertura a la experiencia, escrupulosidad y agradabilidad en donde existe un cambio más lento durante los años medios y la vejez. Carl Jung nombro individuación al surgimiento del verdadero yo a través del equilibrio o integración de las partes contradictorias de la personalidad, decía que alrededor de los cuarenta años, los adultos se concentran en las obligaciones con la familia y la sociedad.

Erickson hablo sobre la genaratividad frente a estancamiento y lo describió como un giro al exterior. Afirma que los años alrededor de los 40 constituían el momento en que la gente ingresa a su séptima etapa normativa y la virtud de este periodo es el interés en los demás. “un compromiso cada vez mayor por hacerse cargo de las personas, los objetos y las ideas por las que se ha aprendido a interesarse. La genaratividad puede expresarse no solo como padre y abuelo, sino también a través de la enseñanza o la mentoria, la productividad o la creatividad, y la autogeneración o autodesarrollo, y cabe mencionar que la generatividad puede derivarse de la participación en múltiples roles, y aun así no es posible asegurar que la generatividad sea la causa del bienestar.

Bernice Neugarten advirtió una tendencia introspectiva similar en la mitad de la vida, a la que llamo “interioridad”. El desarrollo de la personalidad adulta depende menos de la edad que de acontecimientos importantes en la vida, es común que la edad media traiga consigo una reestructuración de los roles sociales: despedir a tus hijos, ser abuelos, etc. En la actualidad los estilos de vida son más diversos y los límites de la adultez media se han tornado difusos, “borrando las antiguas definiciones del reloj social”.

Muchas personas sientes y observan cambios de personalidad que ocurren en la mitad de la vida. Ya sea que observemos a las personas de mediana edad de forma objetiva en términos de su conducta externa, o de manera subjetiva en términos de cómo se describen a si mismas, surgen ciertas cuestiones y temas. Es común atribuir los cambios de la personalidad y estilo de vida que se producen entre los 40 y 45 años de la crisis de la mitad de la vida, un periodo supuestamente muy estresante que es desencadenado por la revisión y revaloración de la vida personal, la cual se conoce como una segunda adolescencia. Sin embargo, el termino crisis de la mitad de la vida ahora se considera poco representativo de lo que la mayor parte de la gente experimentan en la mitad de la vida. Al parecer la mitad de la vida es solo uno de los puntos decisivos de la vida, conformado por las transiciones psicológicas que implican cambios o transformaciones importantes en el significado, propósito o dirección que se percibe en la vida de una persona.

La revisión en la mitad de la vida puede ser un momento de inventario, que arroja nuevos conocimientos sobre el yo y estimula correcciones a mitad del recorrido sobre el diseño y trayectoria de nuestra vida. Las personas que poseen resiliencia del yo y las que poseen un sentido de dominio y control son más proclives a navegar con éxito por la mitad de la vida, algunos científicos del desarrollo consideran al proceso de formación de la identidad como el problema principal de la adultez. La mayoría de los adultos de la mediana edad tienen un sentido del yo bien desarrollado y puede afrontar el cambio.

De acuerdo con la teoría de los procesos de identidad de Susan Krauss, la identidad está compuesta por la acumulación de percepciones del yo. Las características físicas, las capacidades cognoscitivas y los rasgos de personalidad percibidos se incorporan en los esquemas de identidad. Las personas interpretan sus interacciones con el ambiente por medio de dos procesos, similares a los que Piaget describió para el desarrollo cognoscitivo de los niños: la asimilación de la identidad y la acomodación de la identidad. La asimilación es un intento por mantener un sentido coherente del yo ante las nuevas experiencias que no concuerdan con un esquema existente y la acomodación es el ajuste del esquema para dar cabida a nuevas experiencias. Lo más saludable es el equilibrio de la identidad, que permite que una persona mantenga un sentido estable del yo y a la vez que ajusta los esquemas del yo para incorporar nueva información, como los efectos del envejecimiento.

El campo de la psicología narrativa considera el desarrollo del yo como un proceso continuo de construcción de la historia de la vida propia: una narrativa dramática, o mito personal, que ayuda a dar sentido a nuestra vida y a conectar el pasado y el presente con el futuro. Esta historia en evolución proporciona a la persona una “identidad narrativa”. Los adultos con una elevada generatividad suelen construir guiones generativos que muestran un tema de redención, o liberación del sufrimiento, y se asocian con el bienestar psicológico.

De acuerdo con Gutmann, los roles de género tradicionales evolucionaron para asegurar el bienestar de los niños del desarrollo, una vez que termina la crianza activa, no solo se logra un equilibrio sino cambio de roles, es decir, una inversión de género. Los hombres que ahora son libres para explorar su lado femenino antes reprimido, se vuelven más pasivos; las mujeres libres para explorar su lado masculino se convierten en seres más dominantes e independientes. La salud mental positiva involucra una sensación de bienestar que va de la mano con un sentido saludable del yo, las tendencias generales en la emocionalidad positiva y negativa parecen sugerir que a medida que la gente envejece por lo general ha aprendido a aceptar lo que viene y a regular sus emociones de manera eficaz. En particular las personas que son emocionalmente estables, que muestran actividad física y social y que son muy escrupulosas suelen sentirse más felices.

La mayoría de las personas tienen buenas habilidades de afrontamiento. Después de los sucesos muy felices o angustiantes, como el matrimonio o el divorcio, por lo general se adaptan y el bienestar subjetivo regresa o se acerca al nivel previo. El apoyo social y la religiosidad contribuyen de manera importante

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (17.4 Kb)  
Leer 12 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com