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Diferencias Del DSM IV Y El CIE10

fanny_pobe20 de Agosto de 2014

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Introducción

En el presente ensayo se hablara sobre las diferencias que existen entre el DSM IV y el CIE 10. Los trastornos mentales que hoy en día conocemos, se encuentran recogidos en los manuales DSM-IV-TR y CIE-10, apareciendo clasificados de modo descriptivo y categorial, para facilitar el diagnóstico, estudio e investigación de los diferentes profesionales de la salud mental. El Código Internacional de Enfermedades (CIE 10), elaborado por la Organización Mundial de la Salud, tiene como propósito permitir el registro sistemático, análisis, interpretación, y comparación de los datos de mortalidad y morbilidad recolectados en diferentes países o áreas, y en diferentes épocas. Se utiliza para convertir los términos diagnósticos y otros problemas de salud, de palabras a códigos alfanuméricos que permiten su fácil almacenamiento y posterior recuperación para el análisis de la información.

El DSM se traduce al castellano: el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (con sus siglas en inglés). Ha sido creado por la Asociación Americana de Psiquiatría y en su totalidad versa sobre estos trastornos. La numeración que le sigue se debe a que cada ciertos años se ha ido actualizando, ampliando y retirando trastornos según ha ido avanzando el conocimiento médico y científico. En breve, se pondrá vigente la nueva versión, el DSM-V, el cual ha sido protagonista de controversias desde el comienzo de su creación, de las que creo que merece dedicar otro artículo por separado.

Desarrollo

DSM-IV El DSM, en su primera versión, al igual que la CIE, surge de la necesidad de confeccionar una clasificación de trastornos mentales consensuada, debido al escaso acuerdo tanto en los con- tenidos que debería incluir como en el método de conformación por parte de los psiquiatras y psicólogos. Entre las causas que influyeron en la creación del DSM están la necesidad de recoger datos de tipo estadístico en relación a los trastornos mentales y la necesidad de una nomenclatura aceptable para los pacientes con enfermedades psiquiátricas graves y neurológicas, en todo el país.

La CIE, en su 6ª edición, por primera vez incluyó un apartado sobre trastornos mentales. Fue así como en 1952 surge la primera edición, DSM-I, como una variante del CIE-6. Un aspecto importante en la realización de esta versión fue el establecimiento de contactos con los equipos que elaboraron la CIE-6, con el objeto de hacer que ambos instrumentos tuviesen la mayor compatibilidad posible. El DSM-IV es un instrumento realizado a partir de datos empíricos y con una metodología descriptiva, con el objetivo de mejorar la comunicación entre clínicos de diferentes orientaciones, y entre clínicos en general e investigadores. Todo esto no tiene la pretensión de explicar las diversas patologías, ni de proponer líneas de tratamiento farmacológico o psicoterapéutico, como tampoco de adscribirse a una teoría o corriente específica dentro de la psicología o psiquiatría. Una diferencia paradigmática reside en el requisito del DSM-IV de que el paciente afectado debe estar limitado por los síntomas, criterio éste que no aparece en la CIE-10. El sistema DSM-IV se centra, en general, en principios más psicopatológicos, mientras que los capítulos de la CIE-10 están estructurados a partir de la patogenia2.

El DSM-IV propone una descripción del funcionamiento actual del paciente a través de 5 ejes con el objeto de contar con un panorama general de diferentes ámbitos de funcionamiento:

- Eje I: se describen los trastornos psiquiátricos principales o sintomatología presente, si no configura ningún trastorno, y que pueden ser objeto de atención clínica (por ejemplo: trastorno depresivo, demencia, dependencia de sustancias, esquizofrenia, etc.).

- Eje II: se especifica si hay algún trastorno de personalidad de base, algún trastorno del desarrollo, o retraso mental (por ejemplo: trastorno de personalidad límite, trastorno autista, retraso mental moderado, etc.).

- Eje III: se especifican afecciones médicas que presente el paciente. La enfermedad física puede ser causa, consecuencia o no estar relacionada con el trastorno mental. - Eje IV: se describen tensiones psicosociales y ambientales en la vida del paciente que contribuyen, de manera significativa, al desarrollo o exacerbación del problema actual (desempleo, problemas conyugales, duelo, etc.).

- Eje V: se evalúa el funcionamiento global del paciente (psicológico, social y ocupacional), facilita el diseño del plan terapéutico y ayuda a evaluar los resultados.

CIE-10 La CIE-10 define a la enfermedad excluyendo todo aquello que, aun- que conlleva un riesgo o vulnerabilidad para padecer un trastorno, no es en sí mismo un trastorno. Por otro lado, excluye de la definición de enfermedad la discapacidad que produce ya que considera que ésta depende del soporte social y las características ambienta- les que varían de un país a otro3. De los 21 capítulos de la CIE-10, el capítulo V sobre trastornos mentales y del comportamiento salió a la luz en 1992 en su versión definitiva. Este instrumento fue el fruto de un amplio consenso de los profesionales de la psiquiatría de todo el mundo realizado bajo los auspicios de la OMS1. Características de los 3 ejes de la CIE-103:

- Eje I: Diagnósticos clínicos. Engloba toda la patología, psiquiátrica, médica en general y de la personalidad. No hace distinción entre psiquiatría con el resto de la medicina y la asistencia psiquiátrica con el resto de la asistencia sanitaria.

- Eje II: Discapacitación social. Valora cuatro áreas de funciona- miento social (personal, familiar, laboral, social amplia). Hay una relación inversa entre la discapacitación y la calidad de vida.

- Eje III: Factores ambientales y relativos al estilo de vida que hacen referencia a la enfermedad. Abarca tanto circunstancias del pasado como del momento actual. A diferencia del DSM-IV no codifica el grado de estrés. Es un eje de mucha importancia para la salud pública que permite identificar circunstancias que son susceptibles de programas de prevención primaria, secundaria o terciaria.

Principales diferencias entre capítulo V de la CIE-10 y el capítulo V de la CIE-92: La CIE-10 y DSM-IV parecen ser dialectos diferentes del mismo lenguaje. La búsqueda de la correspondencia entre ambos sistemas no debe ocultar el hecho de que, en ocasiones, los dialectos diferentes no se entienden entre sí2. Así, existen diferencias entre los criterios diagnósticos de investigación de algunas categorías, ya que, entre otras particularidades, el sistema CIE10 permite codificar más subtipos y definir un mayor número de especificaciones que la DSM-IV. [El capítulo que trata de los trastornos mentales en la CIE-9 sólo tiene treinta categorías de tres caracteres (299-319) mientras que en el capítulo V (F) de la CIE-10 hay cien categorías]. Las principales diferencias entre CIE-10 y CIE-9 se centran en:

- La distinción tradicional entre neurosis y psicosis que se mantenía en la CIE-9 no se mantiene en la CIE-10. El término “neurótico” persiste para un uso ocasional. Los trastornos se agrupan según el tema principal común o la semejanza diagnóstica, más que siguiendo la dicotomía neurótico psicótico. –

El término “trastorno” se usa a lo largo de la clasificación para evitar los problemas que plantea el utilizar otros conceptos tales como “enfermedad” o “padecimiento”. Se usa para señalar la presencia de un comportamiento o de un grupo de síntomas identificables en la práctica clínica, que en la mayoría de los casos se acompañan de malestar o interfieren con la actividad del individuo. - El término “psicógeno” debe ser interpretado en el sentido de que el clínico considera que acontecimientos vitales o dificultades ambientales desempeñan un papel importante en la génesis del trastorno. El término “psicosomático” no se usa en la CIE-10 y señalaría la asociación de trastornos orgánicos con una etiología emocional. A esta falta de sistema clasificatorio único se suma otra dificultad añadida ya que aunque la CIE-10 ya está disponible no ha entrado en vigor su uso a nivel internacional y se sigue utilizando oficial- mente la CIE-9. En general esto no ha supuesto ningún problema en las distintas especialidades médicas, excepto en el ámbito psiquiátrico, en el cual se viene usando, extraoficialmente, la CIE-10.

Los sistemas clasificatorios son de gran utilidad para los clínicos. Los criterios de clasificación específicos de cada trastorno mental son directrices para establecer el diagnóstico, y su uso puede aumentar el entendimiento entre clínicos e investigadores. Además, aunque reflejan un consenso a partir de los conocimientos actuales en este campo, no incluyen todas las situaciones que pueden ser objeto de tratamiento o investigación.

El propósito, sobre todo del DSM-IV, es proporcionar descripciones claras de las categorías diagnósticas, con el fin de que los clínicos y los investigadores puedan diagnosticar, estudiar e intercambiar información y tratar los distintos trastornos mentales. La clasificación contiene, además, un manual de uso para el profesional que detalla los criterios que ha de considerar para las especificaciones sobre: la gravedad y el curso de la enfermedad, la recidiva, la consideración de diagnóstico principal frente al motivo de consulta, el diagnóstico provisional, la utilización de categorías no especificadas, etc., que no deja de ser una guía para la expresión diagnóstica. Por otra parte, la clasificación contempla que no todos los individuos que padecen el mismo trastorno

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