Dimenciones De La Psicopedagogia
maryaure28 de Abril de 2014
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Introducción
Dice Edgar Morín, que uno de los problemas esenciales de la pertinencia del
conocimiento es la especialización, especialización que al encerrarse en sí misma y abstaer el
conocimiento del contexto, impide la integración del conocimiento en una problemática global,
imposibilitando así ver el conjunto, además de obstaculizar la percepción objetiva de los
problemas particulares, ya que estos únicamente se plantean y se perciben en un contexto. Al
mismo tiempo, la parcelaria división disciplinar no permite captar lo próximo, ni lo lejano, ni lo
fronterizo, ni tampoco permite percibir lo que está tejido en conjunto, ni puede hacer frente al
planteamiento de lo complejo, dada su visión unidimensional de los problemas (MORÍN, E.;
1999: 18-19).
De este modo el principio de reducción de lo complejo a lo simple, de la unidad a sus
partes, de la educación a sus disciplinas, se convierte en el rechazo de todo proyecto de
maduración personal, en la marginación de los aspectos éticos y humanizadores de los
fenómenos educativos, en la ausencia de oferta de posibilidades de desarrollo, quedando a
expensas de lógicas puramente burocráticas y mercantiles. Por tanto, y como diría nuestro
querido profesor y amigo José García Calvo, «el rechazo de la complejidad es el principio de
toda tiranía»
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, y es precisamente esto lo que está sucediendo con la Psicopedagogía y la función
de apoyo, asesoramiento y orientación educativa que debe ejercer y promover en las
instituciones escolares.
Si negamos la complejidad de la orientación educativa y la intervención psicopedagógica
estaremos convirtiendo a los profesionales de este servicio educativo en meros apéndices
burocráticos, legitimadores, reproductores y patologizadores de un sistema educativo caduco,
rutinario y burocrático, contribuyendo así a la desresponsabilización y a la
desprofesionalización del profesorado. Si todo se patologiza y se somete a procesos de
especialización (psicologización y pedagogización), de simplificación, olvidando el
componente ético y social del curriculum, la responsabilidad se difumina: a mayor
especialización menor responsabilidad profesional, personal y social, así como menor
posibilidad de participación, cooperación e intercambio.
Se hace necesario pues, una nueva visión de la Psicopedagogía a partir del pensamiento
ecosistémico y transdisciplinar, que más allá de su misión específica de mejorar los procesos de
enseñanza-aprendizaje, mediante el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos, dificultades y
necesidades educativas especiales, se centre más en los procesos de orientación-desarrollo, en la
responsabilidad social y en las relaciones e interacciones que ocurren entre ellos. Todo ello
dentro de un nuevo marco paradigmático de carácter ecosistémico y transdisciplinar nutrido por
la complejidad como característica presente en todas dimensiones de la vida. Una nueva visión
que puede y debe traducirse en nuevos principios, nuevas funciones, nuevas dimensiones y
nuevas acciones más congruentes con las necesidades educativas de nuestro tiempo.
GARCÍA CALVO, José (1935‐2001). Trascripción de conversaciones y tertulias mantenidas con el autor, meses
antes de su fallecimiento. Grupo de Pesquisa Ecologia dos Saberes,
Aproximación conceptual
La orientación educativa y la intervención psicopedagógica pueden ser conceptualizadas
como un proceso continuo y sistemático dirigido a atender el desarrollo de las personas
mediante la intervención de variados agentes y recursos educativos y la realización de
numerosas actividades específicas y transversales. Se trata de un proceso en cuanto que las
actividades de orientar, asesorar y apoyar, implican multitud de acciones y operaciones
encadenadas y relacionadas entre sí, operaciones de naturaleza compleja, y también porque la
actividad de orientar no está circunscrita exclusivamente a agentes especializados, ni a
dimensiones unidireccionales.
En la práctica, esta visión de la orientación y el apoyo educativo como un proceso
transversal que no se reduce a la intervención de especialistas ni a actuaciones puntuales, entra
en contradicción con la propia estructura de la organización escolar y especialmente con la
consuetudinaria tradición disciplinar de la Enseñanza Secundaria que lamentablemente se ha
extendido también a la Educación Primaria. De aquí puede deducirse, que si bien la existencia
de unidades, gabinetes o departamentos psicopedagógicos y/o de orientación en las diversas
instituciones educativas y el ejercicio profesional de especialistas en psicopedagogía, son sin
duda un factor de calidad del sistema educativo y una condición necesaria para garantizar unos
servicios básicos de orientación, no son en ningún caso una condición suficiente. El apoyo y la
orientación educativa es una tarea de todos los profesionales de la educación, ya que su
naturaleza es inherente al acto de enseñar y al de educar, siendo además una tarea colectiva, de
relación, de intercambio, de diálogo, de ayuda mutua en la que todos estamos, aunque no lo
queramos, implicados.
La intervención psicopedagógica en un sentido amplio se configura como un proceso
permanente de ayuda, asesoramiento, acompañamiento y servicio a las personas para que
construyan autónomamente sus propios proyectos de maduración personal, de aprendizaje, de
inserción laboral, de realización vocacional y de mejoramiento profesional. La característica que
más la singulariza es que no puede ser reductible a intervenciones puntuales esporádicas
centradas exclusivamente en el déficit o carencia, por ello está necesitada de unos principios
generales y coherentes de carácter transversal que permitan clarificar, precisar y dar sentido, no
sólo a cualquier acción o programa psicopedagógico, sino también a cualquier acción educativa
u orientadora.
Estos principios generales de intervención orientadora y/o psicopedagógica, que en gran
medida son un anticipo de lo que posteriormente describiremos como dimensiones de la
Psicopedagogía entendemos que deberían ser los siguientes:
1.- Proceso permanente
Educarnos, educar, aprender, enseñar, orientar, asesorar, ayudar, animar, tutelar, informar
y/o toda acción dirigida a hacer emerger, a expresar y manifestar, a crear las condiciones para
poder operar con las capacidades, potencialidades, posibilidades o habilidades de una persona,
por su propia naturaleza compleja y ecosistémica, es siempre un proceso permanente. Utilizando
el conocido axioma de Watzlawick de «no podemos no comunicar», podemos establecer que no
podemos en ningún caso intervenir psicopedagógica o educativamente aislada o separadamente
del contexto. Sin un contexto nada tiene sentido. Toda intervención se inscribe así en un
proceso siempre inacabado y abierto a nuevas posibilidades, siendo al mismo tiempo un proceso
continuo, auto-eco-organizador, puesto que la actividad orientadora no puede ni debe consistir
en actos puntuales ni en aspectos parciales. La orientación no puede reducirse exclusivamente,
ni a charlas informativas, ni a actividades de tutela, ni a consejos individuales. El proceso
orientador va más allá de todo eso, interviniendo de continuo en los diferentes momentos del
desarrollo y en los variados aspectos del mismo. Es un proceso abierto que acompaña al sujeto
en su proceso de formación, transformación, auto-organización y de construcción de su
personalidad, de su subjetividad y de su autonomía relativa. Grupo de Pesquisa Ecologia dos Saberes,
2.- Proceso ecosistémico
El carácter sistémico de los procesos de orientación y de intervención psicopedagógica no
se funda exclusivamente en la jerarquización, ordenación, clasificación y estructuración de sus
actividades, ni tampoco en el diseño de meticulosos programas y planes, sino más bien en la
interconexión, interrelación, interdependencia, en la complejidad de las relaciones y en el
diálogo permanente de dichas actividades y planes con el contexto real y cotidiano en el que
viven, aprenden y se educan educadores y educandos, orientandos y orientadores. Sobre todo
porque un sistema no es solamente un conjunto de objetos estructural y dinámicamente
relacionados, sino que puede ser también «…un grupo social con historia, que después de
haber evolucionado y compartido ciertas metas durante un lapso lo bastante prologado, se
constituyeron como unidades funcionales regidas por normas propias e irrepetibles y son
definibles como sistemas abiertos en relación continua con otros sistemas mediante
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