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axjhye20 de Agosto de 2013
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PAUTAS DE CRIANZA
Los padres son los primeros y los mejores puericultores de sus hijos; son ellos quienes poseen las herramientas que les permiten orientar y establecer las pautas de crianza para sus propios hijos. La tarea de los profesionales puericultores es la de orientar y acompañar a los padres, para que ellos realicen en forma efectiva su labor, pero es el niño el propio gestor del desarrollo de sus potencialidades.
La crianza es un proceso secuencial que los padres inician desde su formación como hijos en sus propias familias. Es un proceso aparentemente natural, por lo que se cree que por el hecho de hacerse padres desde lo biológico se está preparado para afrontar con éxito el ejercicio de la paternidad. Pero, los avances tecnológicos y los rápidos cambios sociales dificultan el desarrollo de este proceso en forma armónica y natural, por lo que es necesario que los padres se preparen para desarrollar eficazmente su tarea.
Las pautas de crianza no son recetas que están proporcionalmente establecidas; son acuerdos que conciertan los padres que preparan y planean la llegada de sus hijos, con quienes se comprometen con responsabilidad a acompañar y a generar espacios que potencien el desarrollo humano de sus hijos.
Las pautas de crianza son aprendidas por los padres de sus propios padres y son transmitidas de generación en generación, algunas veces sin modificaciones. Este proceso que se inicia durante la socialización del niño en el núcleo familiar, social y cultural, lo asimilan por medio del juego de roles, con el que se apropian de las pautas con las que sus padres los orientan, las asumen e incorporan, para más tarde, al ser padres, complementarlas con sus hijos.
Es así como se pueden transferir comportamientos que se creen adecuados, porque a los padres les fueron efectivos; pero es necesario tener en cuenta que cada hijo es único y como tal va a responder a la crianza que se le ofrece. Además, las influencias externas y las demandas del contexto son diferentes para cada tipo familiar.
Entendidas así las pautas de crianza, se discutirán algunos aspectos específicos de este proceso.
DIFERENCIAS EN LAS PAUTAS DE CRIANZA
Si se tiene en cuenta que la pareja de padres está conformada por dos personas que vienen de grupos familiares distintos, se puede entender la necesidad de llegar a acuerdos, que partan de la negociación y que faciliten a los padres el establecimiento de los lineamientos con los que acompañarán a sus hijos durante su desarrollo. De hecho, desde sus hogares han recibido orientaciones diversas, con vivencias y modelos de padres también diferentes, a pesar de que compartan ambientes socioculturales similares.
En la crianza de los hijos contribuyen elementos que como hijos los padres recogieron de sus propias familias; es de esperar que padres que posean una autoestima adecuada ofrezcan el ambiente que igualmente la propicie en sus hijos, y los que carecen de ella les restarán posibilidades, sin con esto querer decir que no lo puedan lograr, pues con esfuerzo y compromiso se puede conseguir lo que con ellos no se logró.
IMPORTANCIA DEL TRABAJO EN EQUIPO
El proceso de crianza justifica un trabajo en equipo, en el que los padres, como una unidad, elaboren los guiones de crianza y éstos sean un fruto de la reflexión y del crecimiento de ellos como padres, para que con responsabilidad, firmeza, efectividad e inteligencia acompañen a sus hijos durante su desarrollo.
APOYO MUTUO
En el proceso de crianza es necesario el apoyo, que no sólo es tarea de los padres entre sí, sino que también es significativo el que reciben de otros sistemas del entorno en el que se desarrollan. Las familias que cuentan con redes de apoyo fuertes generan más posibilidades en el proceso de crianza de sus hijos.
El apoyo de los padres debe ser incondicional y si entre ellos hay diferencias, éstas se deben discutir en espacios en los que los hijos no participen. Es importante el respeto del uno por el otro ante los hijos. El desautorizar o criticar al otro ante el hijo no le quita valor a la relación padre-hijo, pero, sí debilita el necesario trabajo en equipo de los padres.
EJERCICIO DE LA AUTORIDAD
Como afirma el filósofo español Fernando Savater, la autoridad que los padres ejercen sobre sus hijos debe ser firme y afectiva para que genere espacios de confianza y autonomía; estos dos elementos son los ejes que contribuyen al desarrollo de la personalidad sana, lo que a su vez, facilita el desarrollo de seres humanos autónomos e independientes.
El ejercicio de la autoridad por parte de los padres exige unidad de criterios al respecto. En este ejercicio es significativa la concordancia entre el ejemplo y la palabra. Son los padres los que con sus comportamientos refrendan las orientaciones que ofrecen a sus hijos en lo que se refiere a valores, creencias, pautas relacionales y en general a todos los elementos que favorecen una convivencia social que parte del respeto y la tolerancia con los otros ciudadanos.
La autoridad de los padres es una relación diferenciada, en la que ellos no son simplemente amigos de sus hijos, sino que desde una posición jerárquica superior los dirigen y los acompañan con afectividad, firmeza y seguridad.
LA TOMA DE DECISIONES
El proceso de toma de decisiones es una actividad conjunta en la que se debe deliberar, escuchar las diferencias y concertar los acuerdos, para que luego ante los hijos no se de la posibilidad del desencuentro, pues esto los confundiría y les daría la posibilidad de aprovecharse negativamente del momento.
EL EJERCICIO DE SER PADRES Y MADRES
Las tareas de ser padres hoy son complejas y no sólo está centrada en el interés por los hijos, sino que exige un compromiso de los padres para que con responsabilidad creen los espacios que propicien el desarrollo de éstos, para que sean capaces de aceptarse dentro de sus posibilidades, con seguridad y autonomía.
Sobre la crianza de los hijos hay conceptos predeterminados por los enfoques de las disciplinas humanas y sociales. También desde el entorno, se cuenta con una cantidad de información en revistas, programas radiales y televisivos, y libros y enciclopedias, que presentan opciones que los padres pueden asumir para la crianza adecuada de sus hijos. Pero, realmente son los padres, desde su intimidad familiar los que construyen y dirigen los guiones de crianza para sus hijos.
El que se ofrezcan estos distintos puntos de vista, en algunas oportunidades confunde a los padres, en otras aclara, pero finalmente, son ellos los privilegiados para establecer las pautas de crianza que creen que facilitarán el desarrollo armónico de sus hijos con autonomía e independencia.
En suma, la tarea de los padres hoy, es compleja y si se asume con firmeza, afectividad, responsabilidad, flexibilidad y reflexión, la respuesta de los hijos será la esperada tanto por la familia como por la sociedad. Es en el grupo familiar y a partir del ejemplo que reciben de sus padres, en el que los hijos incorporan los valores, las normas y las pautas relacionales que más tarde les facilitarán entablar relaciones como adultos maduros.
¿Qué es un Límite?
• Es sinónimo de amor y contención.
• Es el primer acto de amor que los papás le ofrecemos en la vida.
• Es el primer organizador de su vida.
No es algo mas agregado, que puede ponerse o no. SIEMPRE están, aun sin estarlo
• Dar y poner limites, es enseñarle a nuestro hijo a, que aprenda a esperar y a saber que todo no es aquí y ahora. Que hay cosas que puede y hay otras que no puede hacer o tener.
Cinco consejos básicos para aplicar límites educativos
1. Objetividad. Es frecuente escuchar en nosotros mismos y en otros padres expresiones como "Pórtate bien", "sé bueno", o "no hagas eso". Estas expresiones significan diferentes cosas para diferentes personas. Nuestros hijos nos entenderán mejor si marcamos nuestras normas de una forma más concreta. Un límite bien especificado con frases cortas y órdenes precisas suele ser claro para un niño. "Habla bajito en una biblioteca"; "da de comer al perro ahora"; "agarra mi mano para cruzar la calle" son algunos ejemplos de formas que pueden aumentar sustancialmente la relación de complicidad con tu hijo.
2. Opciones. En muchos casos, podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada para decidir como cumplir sus "órdenes". La libertad de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de poder y control, reduciendo las resistencias. Por ejemplo: "Es la hora del baño. ¿Te quieres duchar o prefieres bañarte?". "Es la hora de vestirse. ¿Quieres elegir un traje o lo hago yo? Esta es una forma más fácil y rápida de dar dos opciones a un niño para que haga exactamente lo que queremos.
3. Firmeza. En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la obediencia, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza. Por ejemplo: "Vete a tu habitación ahora" o "¡Para!, los juguetes no son para tirar" son una muestra de ello. Los límites firmes se aplican mejor con un tono de voz seguro, sin gritos, y un gesto serio en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. Ejemplos de ligeros límites: "¿Por qué no te llevas los juguetes fuera de aquí?"; "Debes hacer las tareas de la escuela ahora"; " Vente a casa ahora, ¿vale?" o "Yo realmente deseo que te limpies". Esos límites son apropiados para cuando se desea que el
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