Dx Y Tx Psicológico En Una Institución Penitenciaria
121elsa17 de Julio de 2013
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ÉTICA CRISTIANA Y ESCOLÁSTICA
Antes del cristianismo la cultura de Occidente era esencialmente greco-latina, es decir, politeísta, desconcentrada de una única voz u orden divino; así que los seres humanos la sentían de una forma más experimental, más “epicureísta”, más reveladora personalmente, más hacia una satisfacción o goce directo concedido por unos dioses que representaban la naturaleza o que trabajaban en un conjunto armónico para perfeccionarla.
Sin embargo, el precristianismo o el idealismo de Platón ya se dirigía hacia un bien único, hacia un ideal que conllevaba una atención especial humana, hacia una estética que les suponía a todos una depuración de sus comportamientos, un camino, una dilección necesaria.
Aristóteles se alimentó asimismo de eso y, con su espíritu universalista, con su consideración de que sólo un modo o modelo del saber conduce a los seres humanos a la felicidad, estableció la “Gran Ética”, un justo equilibro que… se ha de buscar, de proyectar ordenadamente hacia la sociedad.
La causa cristiana, en efecto, significó una verdadera unificación de los pueblos y, además, un auténtico “status” social e ideológico que los liberaba ante una misma condición igualitaria: todos eran susceptibles ante una determinación divina con respecto a su “ya” cercanía, con respecto a su “ya” acción directa o fielmente protectora,
El Renacimiento es uno de los grandes momentos de la historia universal que marcó el paso de mundo Medieval al mundo Moderno. Es un fenómeno muy complejo que impregnó todos los ámbitos yendo por tanto, más allá de lo puramente artístico como ha querido verse.
Será a partir de este momento cuando ya cobrará fuerza el redescubrimiento del hombre como individuo, el redescubrimiento del mundo como armonía y realidad que rodea al hombre liberado de todas las preocupaciones religiosas.
El Renacimiento es ante todo, un espíritu que trnasforma no sólo las artes, sino también las ciencias, las letras y formas de pensamiento. En su conjunto se ha visto una clara reacción al espíritu teológico de la Edad Media, sin embargo la ruptura no se produce de manera violenta porque no pocas de las concepciones que se van a desarrollar tuvieron su origen durante el medievo, y esto es claramente apreciable en el terreno artístico.
Durante buena parte del siglo XV perviven las formas del arte medieval, iniciándose una convivencia entre los clasicismos, que poco a poco van a ir imponiéndose a los elementos góticos en autores como Brunelleschi o Fra Angélico que ensayan movimientos que posteriormente se van a desarrollar. Esta serie de fenómenos nos dan a entender que hablar de ruptura no es del todo correcto, es quizá más una evolución que nos permite comprender mejor ciertas manifestaciones del siglo XV.
Este movimiento surge en Italia a fines del siglo XIV y principios del XV, expandiéndose con fuerza a Europa a mediados del siglo XV, y desde mediados del siglo XVI al mundo hispanoamericano. Es un movimiento universal pero que adopta las características y modos propios del pasado de las naciones a través de un proceso de asimilación. El que su origen sea italiano es porque Italia es fundamental por su pasado histórico que ahora se quiere recuperar e impulsar. Además hay otro factor relevante y es que en Italia nunca hubo un arraigo total y fuerte de lo medieval como ocurrió en Europa, precisamente porque aún estaba latente el espíritu clásico.
Políticamente Italia se organizó en torno a ciudades-estado que obtuvieron un gran auge artístico y político encabezadas por Florencia. Tras la muerte de Juan Galeazzo Visconti en 1402 los intentos por hacer de Italia un reino unido bajo el mando de un solo gobernante, excedieron sus posibilidades reales. En el Renacimiento la historia de Italia es la de sus cinco estados principales: Florencia, Milán, Nápoles, Venecia y el Papado. Las constantes luchas por ampliar las fronteras hicieron posible la creación de un nuevo grupo social: los Condottierieran personajes especializados en la guerra, grandes estrategas que estaban generalmente al mando de una compañía, aunque, en última instancia, su suerte la decidían el poder, ls necesidades, los objetivos y los recursos del príncipe o Estado al que servía. Las guerras entre los estados italianos se hacían mediante contratos, por tanto a través de los condottiero, durante casi dos siglos. Esta tradición pseudo-mercenaria se hizo presente en Europa desde el siglo XIII, gracias en parte al desarrollo económico de las ciudades, el crecimiento demográfico y la tradición de las Cruzadas, haciendo posible que parte de la clase de terratenientes se aúnen para producir un gran excedente de grupos armados fuertemente cualificados.
Desde finales de l siglo XV los condottieri fueron personajes para los que la guerra era una empresa esporádica más que una actividad permanente; la clave de este sistema se basaba en la condotta, contrato en el que se especificaban las condiciones de los servicios prestados por el capitán y sus soldados y su retribución por ellos. Este tipo de contrato se utilizó en otros ámbitos, gracias al nacimiento de una fuerte burguesía prospera que buscaba su propio beneficio. Nace ahora la clientela, debido a que la economía se va liberando y van tomando autonomía los pequeños comerciantes y banqueros que, con su mecenazgo, van a impulsar relaciones comerciales a nivel nacional e internacional. Pero este movimiento de capital no estaba controlado por un Estado fuerte que promoviera dichas iniciativas, sino que generalmente funcionaban como empresas privadas, gestionadas a menudo sobre una base familiar, subordinándose a la iniciativa de un linaje o clase social acomodada. Generalmente se trataba de aristócratas que no eran miembros de la nobleza ni pretendían serlo, y, sin embargo, eran reconocidos como personajes de alto prestigio en la sociedad renacentista. Se mantenían al margen de la corte, valiéndose de la situación de que el príncipe o monarca no conocían los mecanismos financieros, abriéndose para ellos un campo extraordinario de oportunidades como operadores económicos o intermediarios entre ellos financiando algunos de los gastos extraordinarios de la corte. Pero aun sin pertenecer a la clase nobiliaria y eclesiástica, gracias a su capital rivalizaron con ellos.
El nacimiento del mecenazgo impulsó también planteamientos gremiales, siendo la propia ciudad la que generosamente propició con los fondos de sus arcas el engrandecimiento de las ciudades. Así, por ejemplo, el Hospital de los Inocentes de Florencia fue costeado por el gremio del arte de la seda.
Ya hemos dicho antes que el Renacimiento surgió en Italia, pero además, el Renacimiento del siglo XV se da solo en este país. Se puede decir que en Francia, España y Alemania hacia 1450/1500 ya se conoce este movimiento, pero no se desarrolla plenmente hasta el siglo XVI. El renacer de Italia estuvo ligado a la idea de la recuperación de la grandeza de Roma, que tras la caída del Imperio Romano, y un periodo de anarquía y confusionismo, desde el quattrocento se trata de romper con esa etapa bárbara para volver a esa idea de grandeza latina. La pérdida de poder de la iglesia hizo que se propagaran las herejías, que finalmente darán a fines del siglo XVI la Reforma Protestante.
En esta época el Imperio Bizantino se tambaleaba por los turcos; la economía Europea estaba en crisis y las revueltas se propagaban. Esta etapa de crisis afectó al pensamiento: el escolasticismo de la Edad Media cae en un escepticismo radical. Los primeros pensadores cristianos concedían una primacía al espiritualismo sobre lo material, existía una visión providencialista, el poder de los Papas sobrepasaba al de los Príncipes y esto dio lugar a inicios del Renacimiento a enfrentamientos entre ambos poderes.
FILOSOFÍA DE LA MODERNIDAD
CRONOLOGÍA
La Filosofía Moderna comienza en el segundo tercio del siglo XVII, en el que se publican las obras de Descartes, y termina al final del primer tercio del siglo XIX, con la muerte de Hegel (1831).
La autonomía de la razón. Esta característica proclamada por la Filosofía Moderna implica, negativamente, que su ejercicio no sea controlado ni regulado por ninguna estancia exterior o ajena a la razón misma, sea ésta la tradición, la autoridad o la fe religiosa.
Positivamente, la autonomía de la razón implica que ésta es el principio y tribunal supremo a quien corresponde juzgar de lo verdadero y conveniente, tanto en el ámbito del conocimiento teórico como en el ámbito de la actividad moral y política.
.La experiencia e influencia de la ciencia moderna. Ya desde el Renacimiento la Filosofía Moderna está en íntima conexión con la Nueva Ciencia. Más concretamente, la exactitud y precisión de las Matemáticas ejemplifica el ideal de saber que se pretende instaurar.
Las exigencias de las ciencias se trasladan al campo de la Filosofía. Así, la especulación racionalista va a ser una reflexión filosófica escrita con lenguaje matemático. Mientras que el empirismo se guiará más por la experimentación. El papel de Kant será realizar una síntesis de ambos sistemas.
Todos los filósofos acuden a una ciencia para explicar la Filosofía:
.Descartes: método matemático.
.Humé: el método experimental de la física.
.Kant: Partiendo de la física (experimentación) llega a las matemáticas (razón).
.El conocimiento. Es el problema básico que se plantea en la Filosofía Moderna. El modelo a seguir por todos es el que utiliza la ciencia experimental y la matemática.
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