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EL ACTO DEL GRAFITERO COMO UN RENOVADO SINTOMA DE ANGUSTIA. ¿A QUIEN SE LA RAYA EL NACO?


Enviado por   •  9 de Marzo de 2014  •  831 Palabras (4 Páginas)  •  229 Visitas

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“Lo están gritando, siempre que pueden, lo andan pintando, por las paredes”

Joan Manuel Serrat

Continuando con el Análisis de lo Cotidiano, un tema de reciente importancia son las pintas realizadas hace unos días en nuestra ciudad por los llamados “vándalos, delincuentes, cholos y nacos sin que hacer”. Hay diversas críticas y comentarios al respecto, desde gente que critica que eso no es ningún movimiento, ya que no representa ni expresa nada porque carece de “arte”, hasta la gente que se muestra harta y exige que los metan a la cárcel, indignándose y mostrándose sorprendidos por la organización mostrada, “ojala así fueran para trabajar” dicen. Aquí lo interesante es como ambas partes o ambas opiniones demandan un silencio, como si debiera callarse algo que ni siquiera se ha dicho con palabras. Ante una situación angustiante uno de nuestros recursos es la palabra “no aguanto esta situación”, “tengo muchísimo estrés”, o “ya estoy hasta la madre” parecen atrapar de alguna manera esa angustia, deteniéndola y a la vez dándole forma, haciéndonos funcionales, sin embargo el síntoma rebasa la palabra cuando toma otra expresión, como en este caso las pintas.

Haciendo un pequeño paréntesis histórico, nos daremos cuenta que la expresión grafica es parte de la humanidad desde hace millones de años, y ha estado presente en nuestro desarrollo, recordemos diversas culturas en diferentes partes del mundo donde se han encontrado pictografías, las cuales mediante el dibujo de formas, seres u objetos, nos explican una historia, un hecho, dejándonos de herencia el reflejo de una sociedad, de un tiempo que ya no está presente, pero sobre todo, una expresión mas allá de la palabra. En tiempos del imperio romano también se tenía la costumbre de la escritura sobre muros y columnas, se han encontrado inscripciones en latín vulgar con consignas políticas, insultos, declaraciones de amor, etc. En años más recientes, la expresión grafica retoma fuerza por los años 60s, cuando en el famoso barrio del Bronx, en la ciudad de New York nace el género musical del Hip Hop, en el que se combinaban principalmente música (funk, rap, blues, DJing), el baile (hustle, uprocking, lindy hop, popping, locking), y la pintura (aerosol, bombing, murals, political graffiti), todo esto como parte de una expresión de un grupo en particular, años después toma mayor importancia en la ciudad de Filadelfia y se desarrolla tanto el termino como el movimiento del Graffiti, que situándonos en sus bases etimológicas proviene del italiano; se llama Grafiti (ya castellanizado solo lleva una “f”) o Pintada a varias formas de inscripción o pintura, generalmente sobre un mobiliario urbano. La Real Academia de la Lengua Española designa como "grafito" una pintada particular. Por lo tanto, toda pinta, incluyendo las de nuestros nacos locales, llevan implícito una expresión muy particular, dirigida a una instancia también en particular, que normalmente representa un reclamo ante el mal gobierno, la injusticia social y todo aquello que implique ir contra una figura de autoridad y su mal desempeño.

La pregunta es ahora, ¿A quién se la rayan estos grafiteros, a quien van dirigidas estas pintas? Pero sobre todo, ¿Por qué nos causa tanto coraje, repudio, o incluso tanta indiferencia esta situación? Desde Inhibición, síntoma y angustia, de Freud, el papel de la angustia es la pieza fundamental en la estructura de la neurosis; esta angustia de encontrarse frente a frente con el deseo, busca de alguna manera una expresión, un escape por medio de un síntoma. En este caso se reescribe el síntoma con algo que ya formaba parte de nuestra cultura local desde años atrás, se retoma en el momento que se le añade ese elemento del grito silencioso dirigido con mayor fuerza, ocasionando que volteemos la mirada y le pongamos la palabra que ellos no pueden, ese grito abierto dirigido a una autoridad inoperante, a un padre ausente, incluso la forma en que se organizan pareciera que es todo un ritual-reto en el que el niño se pone de acuerdo con otros para hacer la travesura, buscando la atención del padre; la expresión de “ah que cabrones”, “pinches nacos jodidos” o cualquiera que encierre asombro, reclamo, incluso aplauso, aparece justo en el momento en el que la palabra se vuelve muda, o dicho de otra manera, donde la angustia enmudece a la palabra y se reescribe el síntoma. La función de nuestro enojo, repudio o indiferencia aparece justamente para darle forma a nuestra propia angustia ante lo inaceptable del deseo, ese deseo compartido que al no tener voz, sino solo forma (que por sí sola a veces no es entendible a los demás, a los que “no somos nacos”) se vuelve más angustiante para nosotros.

Como lo he dicho en ocasiones anteriores, plasmar un fenómeno no es con la intención de criticarlo en el sentido de decir si es correcto o no, sino de hacer un análisis más a detalle, en este caso creo que justo cabe en el sentido de “ponerlo en palabra”.

Lic. Alejandro Gonzalez Palomo

Psicólogo Clinico

agzzpalomo@hotmail.com

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