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Inhibicion Sintoma Y Angustia


Enviado por   •  26 de Julio de 2013  •  2.585 Palabras (11 Páginas)  •  350 Visitas

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INHIBICION, SINTOMA Y ANGUSTIA

No debemos confundir inhibición con síntoma. Inhibición significa restricción de una función, y no necesariamente es algo patológico. El síntoma es en cambio indicador de un proceso patológico. Una inhibición puede pasar a ser síntoma cuando la restricción funcional es grande, o bien cuando aparece una función nueva.

Ya que la inhibición es una perturbación funcional del yo que aparece en afecciones neuróticas, estudiemos cómo ocurre este proceso en cuatro funciones: la función sexual, la nutrición, la locomoción y el trabajo profesional.

• La función sexual aparece inhibida en la impotencia psíquica (falta de placer, no erección, no eyaculación, etc), hay una desviación de la libido.

• En la nutrición, la perturbación más frecuente es la repugnancia al comer por desviación de la libido. También puede haber aumento del apetito derivada del miedo a morir de hambre.

• La locomoción también puede aparecer inhibida, como por ejemplo en la histeria o en la fobia (fobia a caminar).

• En el trabajo también se inhibe la función laboral, como por ejemplo en la histeria (ataques que impiden trabajar normalmente) y en la neurosis obsesiva (la puntillosidad hace imposible el trabajo normal).

Las inhibiciones son consecuencia de un empobrecimiento energético, en cambio el síntoma no puede ser ya descripto como un proceso en el yo.

El síntoma sería un sustituto de una no lograda satisfacción instintiva, un resultado de la represión. Por la represión, el yo logra que la representación sustentadora del superyo rehúse hacerse consciente, la liberación del instinto aparece como displacentera en lugar de placentera, el afecto reprimido es transformado en angustia, y así el yo resulta ser la sede de la angustia. Casi todas las represiones que conocemos por la clínica son secundarias, pues suponen represiones primitivas que ejercen una influencia sobre las nuevas situaciones.

El síntoma surge del impulso instintivo obstruido por la represión. El impulso instintivo encuentra un sustituto de su satisfacción en el síntoma, el cual no es placentero y sí es obsesivo, esta sustitución impide la descarga por medio de la motilidad: el síntoma no se transforma en acción.

Freud termina citando el contraste entre esta última opinión suya, según la cual el yo es muy poderoso, y su anterior opinión de "El yo y el ello", donde esa instancia aparecía más débil, y a merced del ello y del superyo.

La represión nos revela a la vez la fuerza y la debilidad del yo.

La lucha no termina con la formación del síntoma, y suele seguir con una lucha contra el síntoma mismo. En efecto, el yo busca suprimir el síntoma por ser algo extraño y aislado en la vida anímica, y busca además integrarlo a ella. Esto se ve especialmente en los síntomas histéricos, donde es posible discriminar por un lado el impulso y por el otro el castigo. Así, el yo busca integrar el síntoma extraño. Incluso se ha exagerado esta situación diciendo que el yo crea los síntomas para sacar de ellos alguna ventaja. Síntomas obsesivos y paranoicos aportan al yo una satisfacción narcisista, de otro modo inaccesible. Por ejemplo los obsesivos se creen los mejores. La ventaja secundaria de la enfermedad apoya la tendencia del yo a incorporar el síntoma y fortalecer su fijación. Por esto es tan difícil atacar el síntoma en la terapia. Para poder comprender la lucha secundaria contra el síntoma debemos abordar el tema de la angustia, y en la particular la de las neurosis histéricas.

Su fobia debe ser una tentativa de resolución de dicho conflicto, el cual en este caso no se resuelve al triunfar una de las dos tendencias.

. Lo que hace de esta reacción una neurosis es simplemente la sustitución del un objeto por otro. Este desplazamiento es lo que constituye el síntoma, que permite resolver la ambivalencia. El yo no utiliza sólo la represión: también recurre a una regresión y, una vez instalada ésta, puede luego seguir una represión.

La angustia causa aquí entonces la represión y no, como antes habíamos dicho (Freud alude aquí a su primera teoría sobre la angustia) que la represión cause la angustia, o sea que la represión transforme el impulso instintivo en angustia.

La angustia, concluimos, no nace nunca de la libido reprimida. Sin embargo en casos como el coitus interruptus o la abstinencia forzada se produce angustia a expensas de la energía del impulso instintivo desviado. Podemos explicar esto pensando que el yo sospecha peligros cuando hay un coitus interruptus, ante los cuales reacciona con angustia, pero esta hipótesis no conduce a nada.

La existencia de neurosis sin angustia (por ejemplo la histeria de conversión), nos obliga a rever nuevamente las relaciones que habíamos establecido antes entre síntoma y angustia. Lo que hemos estudiado hasta ahora fueron las fobias, las cuales al ser tan afines a las histerias de conversión, las podemos llamar 'histerias de angustia'.

Los síntomas de la histeria de conversión (parálisis motoras, contracturas, dolores, etc) sustituyen a una descarga normal de la excitación: implican una descarga perturbada. El camino para dicha descarga sustitutiva guarda relación con la situación primitiva donde ocurrió la represión, por ejemplo, existió realmente el dolor que ahora aparece como síntoma, hubo percepciones reales donde ahora aparecen alucinaciones, etc. Los síntomas pueden ser indiferentes (por ejemplo en la parálisis) o displacenteros (alucinaciones), pero nada de esto nos ayuda a ver la formación del síntoma, por lo cual veremos que sucede en la neurosis obsesiva.

En ella encontramos síntomas primitivos que son prohibitivos, punitivos, defensivos, pero poco a poco el yo va produciendo síntomas donde se integran la prohibición y la satisfacción. En los casos más simples el síntoma tiene dos momentos: ejecutar cierto mandamiento y luego suprimir lo hecho en el momento anterior. Analizando todo esto notamos dos cosas: en la neurosis obsesiva hay una lucha constante contra lo reprimido que luego poco a poco va cediendo, y segundo, el yo y el superyo son importantes para la formación del síntoma.

Metapsicológicamente, la regresión podemos explicarla como una 'disociación de los instintos', como una separación de los componentes eróticos que, al comienzo de la fase genital, se habían agregado a la carga psíquica destructora de la fase sádica. La regresión es el primer triunfo del yo en su lucha defensiva. En la neurosis obsesiva se ve con claridad que se trata de una defensa

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