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ELYO EN LA EVOLUCION


Enviado por   •  26 de Abril de 2015  •  1.526 Palabras (7 Páginas)  •  129 Visitas

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LA ACTIVIDAD TERAPEÚTICA EN EL PANORAMA EVOLUTIVO

Así como el macrocosmos del sistema solar se refleja en el microcosmos del átomo, así los más amplios contornos de la evolución psicosocial se reflejan en el encuentro psicoterapéutico de dos individuos.

Situándonos en el ángulo terapéutico tenemos la única oportunidad para observar el cambio en la vida psicológica de un individuo. Reflejado en la personalidad de un individuo común, en sus motivaciones, en la imagen que tiene de sí mismo, en sus códigos morales y éticos, en sus esfuerzos hacía la auto-realización y en la naturaleza de su interacción con los demás, se agregan a esto los cambios que su propia individualidad, es decir, sus predisposiciones constitutivas y la historia de su vida individual, han grabado en su personalidad particular, haciendo contraste con los demás individuos de su tiempo, y también en el medio social en el cual funciona.

Ciertamente, no todo cambio es avance. La situación psicoterapéutica nos proporcionó un panorama evolutivo sobre el yo; semejante panorama ha cambiado inevitablemente ciertos aspectos de nuestro concepto de personalidad y de nuestra labor terapéutica. Los descubrimientos de Freud ampliaron la zona de observación en profundidad y demostraron la existencia de los factores inconscientes, como fuerzas adicionales que motivan y que determinan el comportamiento humano.

La diferencia entre el sujeto normal y el neurótico, se pensaba que era tan sólo cuestión de grado, y los hallazgos derivados de la observación y el tratamiento de los neuróticos eran aplicados a la psicología de la estructura de una personalidad normal. La derivación de la psicología freudiana a partir de lo anormal, deja su huella sobre una teoría en forma de una concepción regresiva de la motivación humana, y verdaderamente de la vida misma. Freud consideró al hombre como impelido sobre todo por los impulsos instintivos inconscientes, cuya satisfacción constituía su principal motivación. El esfuerzo del hombre no era progresivo, expansivo; sino instintivo, regresivo.

Comenzó a atraer nuestra atención el deseo expansivo de la auto-realización por parte de los pacientes y advertimos que el descubrimiento de los impulsos inconscientes, la recuperación de las amnesias infantiles y el revivir las primeras experiencias afectivas de la vida, no conducían en sí mismas de una manera inevitable hacía esta autorrealización. En dos zonas específicas, la teoría freudiana parecía inadecuada, no biológica y poco sólida desde el punto de vista sociológico. Uno era el estudio de la repetición compulsiva y del masoquismo moral y de manera similar, y el concepto freudiano del desarrollo de la estructura de la personalidad femenina era igualmente no biológico y también dejó sin calificar sus hallazgos respecto a la estructura social.

En los recientes ensayos psicoanalíticos, de acuerdo con los cuales la motivación y la organización psíquica se consideran primordialmente como resultado del conflicto y de luchas defensivas. La motivación humana hacia el pensamiento y a la acción se deriva enteramente de la necesidad de reducir las tensiones internas creadas por la presión de los impulsos instintivos.

En la teoría freudiana, la estructura de referencia es la secuencia de desarrollo de las fases, cualitativamente cambiantes, de la vida instintiva conocida como “Teoría de la libido”. Contra este trasfondo de fuerzas instintivas que tienden a llevar al organismo en retroceso, hacia un estado anterior de existencia, el yo en orden de batalla busca mediar la adaptación del medio ambiente interno y externo. El yo como representante psicológico de la función integradora del sistema nervioso, es el centro de la personalidad.

Cuando un individuo decide soportar un procedimiento psicoterapéutico, lo mueven no solamente el conocimiento de la “enfermedad”, de la infelicidad, y el deseo de ser ayudado en la solución del conflicto neurótico, sino que también lo motiva en diversos grados un deseo activo de alterar la concepción de sí mismo en cuanto esta refleja su funcionamiento total, su autoexpresión, y su introspección.

La apreciación del terapeuta de este aspecto positivo del esfuerzo de un yo individual, por alcanzar niveles más elevados de integración a despecho de la ansiedad y de la culpa que le acompañan, es una gran contribución a un punto de vista evolutivo.

Confirmando el dicho de Ferenczi, “El amor del médico alivia al paciente”, que el proceso esencial en la psicoterapia es ofrecer al paciente los medios para restablecer relaciones libres de interés-sentimental en su medio ambiente social en la persona del analista, para comenzar”. La ética, a diferencia de la moral, no es fabricada por el hombre, sino resulta de una relación recíproca inescapable que comienza en el vínculo biológico de la madre.

La

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