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EVIDENCIA DE LA INTERVENCION PSICOLOGICA EN ADULTOS MAYORES EN LA CLINICA DE GERIATRÍA DE LA CDMX

Carlos BecerrilDocumentos de Investigación26 de Julio de 2022

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SERVICIOS DE SALUD PUBLICA DE LA CDMX

JURISDICCION SANITARIA IZTACALCO

CLINICA DE GERIATRIA CDMX

EVIDENCIA DE LA INTERVENCION PSICOLOGICA EN ADULTOS MAYORES EN LA CLINICA DE GERIATRÍA DE LA CDMX

AUTOR

Lic.Psic. JUAN CARLOS BECERRIL MENESES

PSICÓLOGO CLÍNICO DEL TURNO VESPERTINO DE LA CLÍNICA DE GERIATRÍA DE LA CDMX

FEBRERO DEL 2020

ASESOR

DRA. CAROLINA SALINAS OVIEDO

UNIDAD DE INVESTIGACION DEL

 HOSPITAL RUBEN LEÑERO

Contenido

MARCO TEÓRICO        3

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA        16

JUSTIFICACIÓN        16

HIPOTESIS        19

OBJETIVO        19

ASPECTOS METODOLOGICOS        19

RESULTADOS        23

CONCLUCIONES        30

BIBLIOGRAFÍA        33

RESUMEN

Esta investigación se encuentra concentrada en la utilización de herramientas terapéuticas de la teoría cognitivo conductual y cómo  disminuye significativamente los niveles de ansiedad y depresión reportados con  las escalas Beck para ansiedad y Yesavage 15 para depresión en población mayor de 60 años atendida en la clínica de geriatría de los servicios de salud pública de la ciudad de México, en un tipo de estudio cuantitativo, clínico, cuasiexperimental, con un análisis estadístico descriptivo analítico, congruente con los antecedentes teóricos revisados y brindando información sobre la población atendida.

Palabras clave: geriatría, depresión, cognitivo conductual.

INTRODUCCION

En presente texto se podrá encontrar una recopilación teórica de la terapia cognitivo conductual, tomando como eje la restructuración cognitiva en la intervención psicológica individual que se ha utilizado con éxito en diferentes problemáticas de la salud mental, la cual es sustentada por diversos artículos. A la vez conocer importancia que ésta misma tiene para atención de los trastornos psicogeriatricos en la valoración geriátrica integral y psicogerontologica para los cambios que se presentan en la población, y como hacen frente en una forma adaptativa a los cambios culturales, de salud y sociales que disminuyen en la funcionalidad e independencia del adulto mayor. Se documentan los resultados obtenidos estadísticamente significativos de la disminución en la sintomatología ansiosa depresiva mediante la atención psicológica individual y la evaluación de las escalas de ansiedad de Beck y Yesavage 15.

MARCO TEÓRICO

El tema a desarrollar de manera inicial es conocer cómo la vejez con frecuencia conlleva cambios importantes, como lo son: los roles, las posiciones sociales, y la necesidad de hacer frente a la pérdida de relaciones estrechas. Los adultos mayores suelen concentrase en un conjunto menor pero más importante de metas y actividades, además de optimizar sus capacidades presentes, así como de compensar la pérdida de algunas habilidades con otras maneras de realizar las tareas a lo cual comento Erikson en los caracteres psicosociales, cambios y evolución de la persona a lo largo de la vida. (Villamar 2001)

 Estos cambios psicosociales explican en buena medida por qué, en muchos entornos, la vejez puede ser un período de bienestar mental subjetivo elevado al concebirlo como una situación que está integrada por la memoria, las representaciones sociales, los significados; y que éstos se expresan a través de los discursos en la comunicación con su entorno. (Ramos, Meza.2009). Estas metas, prioridades, motivacionales y preferencias también parecen cambiar y plantear que la vejez incluso puede estimular el cambio de perspectivas materialistas por perspectivas más útiles en la situación y necesidades integrales como individuos. Aunque quizá algunos de estos cambios sean el resultado de la adaptación a la pérdida, o reflejar el desarrollo psicológico sostenido en la edad avanzada que puede estar asociado con la adquisición de nuevos roles, puntos de vista y varios contextos sociales interrelacionados;  a lo cual la Organización Mundial de la Salud (OMS.2015) dio a conocer en su documento Envejecimiento activo: “Como el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen”.

En ese contexto, la seguridad económica en la vejez la ha definido Huenchuan, S. y J. Guzmán en el 2006 como “la capacidad de disponer y usar de forma independiente una cierta cantidad de recursos económicos y en montos suficientes para asegurar una buena calidad de vida”. Lo cual se ha visto que en la vejez se disminuyen las posibilidades de generar estos ingresos económicos, por lo que se encuentra en una mayor vulnerabilidad y condiciones de inseguridad económica. Los adultos mayores ante esta falta dentro del sistema laboral se les suma los bajos montos por las jubilaciones y pensiones que obligan a los adultos mayores a mantenerse económicamente activos en mercados informales. (Garay 2011).

Estas condicionantes que transforman diversos aspectos de la vida familiar en México, de las personas con más de 60 años, han observado. Saad, P; Pérez-Amador, J. y G. Brenes, (2006) que, como parte del apoyo a la población envejecida, la familia latinoamericana ha agrupado a más generaciones en los hogares, y que mucha de la población adulta mayor en esos hogares depende del apoyo que le otorga la familia, sobre todo en países donde los sistemas de seguridad social están fragmentados y no cubren a toda la población. Siendo evidencia una asincronía real, entre la esfera sanitaria, la política, jurídica y social. Lo anterior, afectando los ámbitos de autonomía del adulto mayor en su desarrollo socioeconómico y psicoafectivo en sentido cuantitativo y cualitativo. (Abusleme 2016).

SALUD MENTAL Y VEJEZ

Como se ha descrito los cambio que se viven en la vejez son de relativa importancia en atención de los padecimientos geriátricos así que, partiendo de la definición de Héctor Cabildo del concepto salud mental, al hablar, de cómo el sentimiento de bienestar emocional producto de la relación equilibrada y armónica entre la realidad interna y externa del individuo, manifestada por medio de un ajuste flexible y constructivo a la vida, con relaciones empáticas, productividad, objetividad, libertad y ponderación de juicio, así como la estabilidad, positividad de la conducta y congruencia con su cuadro de valores humanos que ante estos cambios realiza un esfuerzo adaptativo de mayor relevancia. (Hernández 2005)

Como se ha estado postulando anteriormente a lo referente por Erikson (1985) se va conociendo a la vejez, como la integridad del ego, donde la aceptación de la propia vida, para poder hacer frente a la próxima muerte.  El viejo al alcanzar la integridad del ego le incorpora a la vida un significado. Este sentido da importancia personal, la cual permite aceptar las deficiencias en la vida. En contrapuesto con aquel anciano que se lamenta de los errores cometidos y de los sueños no cumplidos, estando en frustración y condenado al no aprovechar y enmendar la pobreza de los años pasados.

Así que la vejez, según Reyes (1996 citado en Hernández 2005), implica cambios psicológicos que no son fáciles: suele presentarse una deplorable soledad, sentimientos de inutilidad, falta de afecto, aislamiento social, inactividad, temor a la muerte y depresión. Mismos que provocan daños profundos en la salud mental y emocional del anciano con repercusiones negativas al interior del ambiente familiar o entorno donde vive.

Lo anterior permite contemplar uno de los problemas que con más frecuencia se presentan en la población envejecida. La depresión, este trastorno que guarda una estrecha relación con la pérdida de autoestima.   Durante este periodo se presenta por la sensación de inutilidad y vacío que experimenta el sujeto añoso, ante las múltiples perdidas con visión negativa del envejecimiento, que lo hacen mucho más vulnerables. Sin ser diagnosticados con depresión (Herrera 2008).

Estos cambios en el componente psicológico del envejecimiento: como los trastornos de la memoria, de la atención y las modificaciones del sueño, así como las dificultades en relación con el entorno característico y las quejas somáticas, sumando la presencia de cierto sentimiento de minusvalía y dependencia que frecuentemente se presenta por pérdida de sus ingresos, el cierre de las perspectivas de vida, se esperaría la aparición de una enfermedad depresiva, Papalia y Wendkos, 1997. Hacen mención de la importancia en el funcionamiento físico y psicológico de las personas en la transición a la edad adulta tardía como un elemento clave, que sirven de soporte para una autoestima alta. (Hernández 2005)

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