Educacion Especial

Desde la segunda mitad del siglo XXI, la Educación Especial ha ido vivenciando una serie de cambios que la condujeron hasta el nuevo paradigma de Atención a la Diversidad. En el año 1978 se publicó el Informe Warnock, en el mismo se incorpora el concepto de normalización, que hace referencia a que todas las personas tienen el derecho de que se les brinden las formas y condiciones de vida tan cercanas como fuera posible a las circunstancias de vida de la sociedad a la que pertenecen. Desde este concepto, es la sociedad la que debe ofrecer las posibilidades de acceso y participación comunitaria, modificando el ambiente para lograr la integración. No se trata de igualar a las personas a lo normal, alcanzando una gran homogeneidad, sino de educar para respetar y aceptar lo complejo y heterogéneo. A su vez, el Informe menciona el término “alumno con necesidades educativas especiales”, siendo este, aquel que presenta alguna dificultad de aprendizaje a lo largo de su escolarización, que requiere atención y recursos educativos específicos, distintos de los que necesitan los demás compañeros.

Luego, cabe destacar la Declaración de Salamanca (1994), el tema central de la Declaración es la Educación para Todos, y la necesidad de brindar enseñanza a todas las personas con necesidades educativas especiales dentro del sistema común de educación. La Declaración de Salamanca plantea que, la educación es un derecho que tiene cada niño, y las escuelas tienen que acoger a todos los niños y educarlos con éxito. Surge entonces el concepto de escuela integradora, que brinde educación de calidad a todos y que desarrolle una pedagogía centrada en el niño. Esta última es positiva para todos los alumnos, ya que sostiene que las diferencias humanas son normales y que el aprendizaje debe adaptarse a las necesidades de cada niño.

Estos documentos, junto a otros, dan cuenta del cambio de paradigma que se ha suscitado, pasando del Paradigma del Déficit al Paradigma de Atención a la Diversidad. Desde el Paradigma del Déficit, la Educación Especial se posicionaba en un Modelo Médico donde, se etiquetaba a los individuos en términos de sus carencias específicas y se diagnosticaba dicha carencia específica usando técnicas estandarizadas, que se centraban en los errores y las debilidades. Desde el Modelo Médico, se consideraba que las dificultades se debían a causas exclusivamente del sujeto, por ello se lo separaba al individuo de los demás, para un tratamiento especializado, en una clase, programa o grupo segregado. La Educación Especial, desde éste Modelo, defendía el uso de un currículum especial, favoreciendo el trabajo aislado y paralelo de docentes y profesionales. El docente poseía un rol activo, donde el objetivo que perseguía consistía en la rehabilitación, compensación de las funciones deficientes.

En la actualidad, cabe destacar el Documento Orientaciones 1 del 2009, en él se menciona el Modelo Social de la Discapacidad, el cual considera a la persona con discapacidad en su totalidad y evalúa sus necesidades y potencialidades utilizando enfoques de evaluación auténtica en su contexto natural. Este Modelo admite como origen de la discapacidad causas preponderantemente sociales. El Modelo Social de la Discapacidad, resalta la importancia de mantener las relaciones de la persona con sus pares y su entorno, brindando un conjunto de interacciones y actividades que persigan el máximo desarrollo integral del sujeto. Desde éste Modelo, la Educación Especial supone un mismo currículum ordinario para todos. Desde el Modelo Social se promueve el trabajo interdisciplinario.

El Paradigma de Atención a la Diversidad que actualmente se encuentra atravesando la Educación Especial, implica la participación activa y comprometida de toda la sociedad, requiere la introducción de cambios sociales, lo que en el ámbito de la política constituye una cuestión de derechos humanos.

La diversidad es una característica intrínseca de los grupos humanos, ya que cada persona tiene un modo especial de pensar, de sentir y de actuar, independientemente de que, desde el punto de vista evolutivo, existan unos patrones cognitivos, afectivos y conductuales con ciertas semejanzas. Dicha variabilidad, ligada a diferencias en las capacidades, necesidades, intereses, ritmo de maduración, condiciones socioculturales, etc., abarca un amplio

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