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Educacion


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2013  •  3.291 Palabras (14 Páginas)  •  190 Visitas

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Introducción

La comunicación educativa en el proceso de enseñanza aprendizaje permite acrecentar en el estudiante su participación y creatividad, constituye una variante de comunicación interpersonal que posee grandes potencialidades formativas y desarrolladoras de la personalidad, produciendo cambios internos y conductuales a corto, mediano y largo plazo por ser un proceso continuo y sistémico, implicando la unidad de lo afectivo, lo cognitivo y lo conductual.

La educación y la comunicación en el trabajo como una de las formas que adopta la misma, se convierta en un ejercicio de comunicación por excelencia, donde docentes y estudiantes establezcan una relación empática para que se produzca un clima afectivo que le permita al estudiante bajo la acertada orientación del mismo convertirse en el principal protagonista de su aprendizaje.

La actividad docente-educativa constituye un indiscutible acto comunicativo, por tal razón se deben respetar las leyes que la misma precisa, en tal sentido cada sujeto que participa debe estar consciente del papel que juega en el mismo una vez como emisor, otras como receptor pero siempre en un proceso de retroalimentación en la que alumnos y docentes se alternen las funciones, sin desestimar los criterios de los otros y sin obviar el encargo de orientador que el tutor debe cumplir , pero no siempre ha sido asumida desde este punto de vista.

En tal sentido el objetivo de este trabajo se formula en razón de ofrecer una propuesta periodización de la comunicación educativa como elemento indispensable en la formación de profesionales.

Desarrollo

El hombre es un ser social, con el surgimiento del trabajo, de la sociedad y de la conciencia humana se operan grandes cambios que marcan diferencias sustanciales respecto al mundo animal.

Es precisamente el trabajo quien desarrolla el pensamiento del hombre y genera nuevas formas de relaciones las cuales, con el de cursar del tiempo llega de manera más eficaz al lenguaje hablado, al uso de las palabras como el medio más importante de la comunicación. El lenguaje sentó las bases para el desarrollo de la conciencia moral y el arte así como la aparición, ya en la sociedad dividida en clases, de la ciencia.

En los inicios es la Filosofía quien se ocupa de estudiar los asuntos de las relaciones entre los hombres o sea de la comunicación; sin embargo en aquel entonces los filósofos llegaban a la concepción idealista de la vida social hasta que Carlos Marx y Federico Engels superan las opiniones dominantes de la época, para ofrecer una explicación materialista de la humanidad con la creación de la Filosofía Marxista que afianzó el Materialismo dialéctico, superando el carácter contemplativo del mundo, al demostrar el inmenso significado de la práctica.

Para Engels (1975: 170) “…el lenguaje es tan antiguo como la conciencia y su surgimiento se debe a partir de la necesidad, de la imperiosidad de la comunicación entre los hombres…”.

El estudio de la comunicación es tan antiguo como la actividad humana en que se manifiesta. El análisis marxista de la esencia del hombre como conjunto de relaciones sociales que tienen lugar en la actividad práctica sienta las bases para la comprensión científica de la comunicación en su dimensión social.

En tanto la comprensión de la educación como agente condicionante del desarrollo de la humanidad se hace evidente desde el pensamiento pedagógico pre-científico, tan es así que en el devenir de la Pedagogía como ciencia se observan distintas tendencias que afrontan de manera divergente la educación del ser humano y con ella las concepciones en torno a los procesos de enseñanza y aprendizaje, del rol del profesor y del estudiante en la dirección de dichos procesos y consecuencia de la comunicación que se establece en dicho proceso.

Por tal motivo podrá situarse una primera etapa de la evolución de la comunicación relacionada a la pedagogía que data de la Antigüedad con los criterios de la pedagogía helénica: los sofistas, Sócrates Y Platón, y pueden ser rastreados en la pedagogía cristiana: Clemente de Alejandría, San Agustín y Santo Tomás reconociendo estos como elementos esenciales el diálogo entre el maestro y el alumno.

E. Ortiz (2000: 29) hace referencia a la consistencia de este método pedagógico empleado por los autores anteriormente mencionados porque presupone estar abierto al otro y la verdad, a escuchar y buscar juntos.

Constituye ese un pensamiento bien avanzado para la época que sienta las bases para la evolución de la idea acerca de la formación de un profesional que orienta su actuación en el ejercicio de la profesión con iniciativa, fruto de una adecuada orientación y la posibilidad de activar el rol del educando mediante un proceso participativo y dialógico.

Más avanzada en el tiempo la Pedagogía Tradicional como tendencia del pensamiento pedagógico comienza a germinar en el siglo XVIII a partir del surgimiento de la escuela como institución, y del advenimiento de la Pedagogía como ciencia en el siglo XIX, así los contenidos de enseñanza se erigen no solo en conocimientos sino también en valores atesorados por la humanidad y transferidos por el docente con el inconveniente de resultar una transmisión mecánica de verdades absolutas desligadas del contexto social e histórico donde se desarrolla el proceso.

Esta etapa se caracteriza por el empleo de un método de enseñanza eminentemente expositivo, donde el papel decisivo lo juega el educador y la evaluación se produce de manera reproductiva, centrada en la calificación del resultado.

Por otra parte atenta contra la formación adecuada el hecho de que la relación profesor-alumno es autoritaria fundamentada en el concepto de que el alumno es un receptor de información, resultando un proceso eminentemente unidireccional, donde el profesor es el transmisor y el estudiante un receptor pasivo de información, estando omitidas la participación y el dialogo entre profesores y estudiantes.

Desde la Pedagogía Tradicional no es posible potenciar la formación integral del estudiante, en este sentido M. Ojalvo y otros (1999: 53) expresan: “Esta pedagogía puede ser autoritaria o paternalista, no forma al educando y solo lo informa, en el mejor de los casos. Este modelo educativo asume una forma de comunicación monologada, ‘bancaria’ que funciona con el esquema clásico de transmisión de información del emisor (profesor) al receptor (alumno)”.

Sin embargo en el pensamiento pedagógico cubano del siglo XIX, a pesar de las limitantes evidentes en la época, es factible descubrir criterios relacionados con el valor práctico de la comunicación en la escuela muy vinculada con las posiciones filosóficas

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